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Jornada de reflexión grupal

  • Jiménez dialogó durante una hora con la plantilla antes de entrenar para hacer examen de conciencia · La Copa, una peligrosa cita para aclarar o emborronar más todas las dudas

Cerca de una hora de charla para hacer reflexión tras el pésimo encuentro ante Osasuna. Así dio comienzo la vuelta al trabajo del Sevilla después del varapalo que supuso el empate ante el colista de la clasificación, que dejó un amargo sabor de boca en todo el club, con particular manifestación de enfado de la afición, que protestó enérgicamente al término del partido en una de las mayores broncas que se recuerdan en el Sánchez-Pizjuán.

Era día para hacer una necesaria reflexión, para realizar examen de conciencia ante la falta de juego y los diversos problemas que viene arrastrando el equipo desde la eliminación europea en Génova, que supuso un antes y un después como se ha demostrado tras la ausencia de juego en Mallorca y ante Osasuna, los dos últimos clasificados de la Liga. Y Manolo Jiménez intentó coger el toro por los cuernos en presencia incluso de Javi Navarro, que también estuvo presente en el largo diálogo producido en los vestuarios antes de salir a entrenar en la ciudad deportiva pese a que, prácticamente, está fuera de la plantilla. Con el primer capitán delante, Jiménez reflexionó con sus jugadores durante más de cincuenta minutos. Había mucho que decir ante la actual situación del equipo, que ha pasado de ser segundo a estar inmerso en un mar de dudas que pueden aclararse o emborronarse aún más en la difícil cita copera ante el equipo revelación de la Liga, el Deportivo de Miguel Ángel Lotina.

Esas dudas que existían en torno al juego del equipo se han acentuado precisamente ante los dos últimos clasificados de la Liga en partidos que dejaron en el aire las carencias del centro del campo, una vez más, y el problema del lateral derecho. Además, Jiménez habló de forma particular ya a pie de campo con Dragutinovic, cuyo bajón de rendimiento frente a Osasuna fue tal que hubo de sustituirlo ante el peligro que le estaba creando Masoud. No sólo eso era asunto de conversación, pues también fue evidente la actitud contestataria de algunos jugadores como Adriano, que abandonó el campo visiblemente contrariado al ser sustituido, o Fernando Navarro, que aceptó mal que bien tener que jugar en el lateral derecho e incluso hizo gestos recriminatorios a Jesús Calderón, ayudante de Jiménez, al embocar los vestuarios tras el partido.

Evidente quedó también el domingo, como en Mallorca, que el centro del campo sigue siendo el gran quebradero de cabeza de Manolo Jiménez. No hay una pareja determinada de medios centro y la formada por Duscher y Romaric demostró muchísimas carencias a la hora de dar el paso adelante, saltarse el corsé y ofrecer prestaciones creativas ante un equipo evidentemente inferior. El hecho de que Renato tuviera que bajar en numerosas ocasiones a recoger el balón desde la posición de mediapunta habla bien a las claras del desajuste en la medular, en la que Fazio, con problemas físicos, no está teniendo el sitio que se preveía tras el fulgurante final que tuvo en la campaña pasada. A ello se ha unido la falta de continuidad de Renato, también por problemas físicos, y la necesidad de ubicarlo en posiciones adelantadas ante la intermitencia de los dos delanteros sanos, Luis Fabiano y Kanoute.

Así se le presenta el panorama al Sevilla antes de afrontar una cita clave, la de la Copa del Rey, un torneo que, a priori, debería ser el bálsamo para restañar la herida europea. Pero otro fiasco ante el buen Deportivo de La Coruña podría incluso provocar aún más dudas en un proyecto que, y esto es patente, atraviesa su momento más bajo desde el inicio de curso.

En medio del mar de dudas en el que está metido ahora mismo el Sevilla, hay un problema particular con nombre propio: Aquivaldo Mosquera. Lo único evidente es que existe una gran incertidumbre sobre su futuro inmediato, incluso en el entorno del jugador, que además ha expresado su desacuerdo con ser presentado como cabeza de turco al verse obligado a jugar como lateral derecho, cuando llegó como central. Todo ello y el incidente de Mallorca han provocado que el Sevilla piense en una salida próxima como mejor solución, pero su precio puede ser un obstáculo para regresar a un mercado en el que aún cotiza alto, el americano.

El director deportivo, Monchi, tuvo la ocasión de dialogar con él tras su regreso de Colombia para conocer su estado anímico después del suceso de Mallorca, cuando amenazó a un periodista. Y la charla fue muy distendida. Sin embargo, su representante no las tiene todas consigo después de escuchar declaraciones de miembros del club, desde Monchi al propio Jiménez, sobre el incierto futuro de su representado. Es más, está esperando una llamada para saber cuál es la intención del Sevilla.

"Nuestra idea es seguir en el Sevilla, por lo menos hasta el final de esta temporada, aunque el club no sé qué pensamiento tendrá", dice su representante, Mariano Torres. El agente sevillano recuerda que, a sus 27 años, Mosquera no está en disposición de adaptarse a jugar en el lateral, "porque no es lo mismo que un chaval de 20 años que está empezando". Y en el club ya saben que el jugador no quiere seguir siendo objeto de las más acérrimas críticas cuando actúa ahí.

Detrás de su falta de adaptación al lateral está que Jiménez no cuenta con él como central, ya que tiene por delante a Squillaci, Escudé, David Prieto, Dragutinovic o Fazio. Y el problema se ha enquistado tras ser obligado por el club a pedir disculpas por lo de Mallorca. El equipo sí lo respaldó inmediatamente, pero el jugador echó en falta algo de más cariño por parte de la entidad, que lo obligó a rectificar.

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