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Konoplyanka regala puntos

  • El ucraniano, que aún no ha sido titular, celebró su tercer gol con el Sevilla, el primero con trascendencia clasificatoria. Emery aún le pide mucho más.

El caso de Yevhen Olehovich Konoplyanka debe ser único en el mundo. Habrá futbolistas con intérpretes, con profesores de idiomas para acelerar su aclimatación cuando militan en un club de un país extranjero, pero lo que el Sevilla ha puesto a disposición del internacional ucraniano (o a Emery, que al final es quien lo ha pedido) pocas veces se da en el fútbol. El Sevilla tiene a un entrenador titulado que habla la lengua nativa del jugador, pues el técnico vasco entiende, no sin razón, que para explicar fútbol a un futbolista hay que saber fútbol y no sirve cualquier persona. Con la figura del mero traductor se pierden detalles y aspectos fundamentales que no se pueden permitir en un club de élite y, mucho menos, con lo que Konoplyanka le cuesta al Sevilla en términos económicos. Así, la figura de Dimitri Cheryshev, padre del ex futbolista del Sevilla ahora en el Real Madrid y ex jugador del Sporting en el final de los años 90, debe poco a poco dar su rédito.

Lo está haciendo a cuentagotas, la verdad, a tenor por lo que aporta la estrella ucraniana en el colectivo. Le falta mucho a Konoplyanka para meterse en la rueda, según revelan los técnicos que lo ven de cerca, pero, mientras, va sumando. Ayer dio un gran paso. Konoplyanka será un día un ídolo para el sevillismo, cuando se convierta en ese líder que tiraba del Dnipro, pero ante el Rayo se metió a una parte importante de la afición en el bolsillo con el primer gol que se traduce en puntos. Y en algo más que en puntos: son tranquilidad, un suspiro hondo, un peso menos de encima...

Aunque aún no ha sido titular en ningún encuentro oficial, el ucraniano ya ha firmado tres goles. Eso quiere decir que cuando tenga una aportación más notable podrá ser aún más determinante. Konoplyanka marcó en Tiflis ante el Barcelona en la Supercopa de Europa y también lo hizo frente al Borussia Mönchengladbach el tanto que cerraba la cuenta (3-0) ante los alemanes. El de ayer, ese derechazo ajustado al poste derecho de Toño, le da a su equipo su primera victoria liguera y, por fuerza, debe empezar a servir para que Emery lo mire de otra manera, aunque aún le quede bastante para ofrecer lo que el entrenador le pide en el campo. Lógicamente, la liga ucraniana no es la española y Konoplyanka, figura en su tierra, no está habituado al trabajo en un colectivo y a todo lo que no sea el lucimiento personal.

El sevillismo, a su llegada al estadio, comprobó cómo el club había retirado una de las múltiples leyendas que rotuló en la nueva imagen del Sánchez-Pizjuán. "Nervión no regala puntos", lució orgulloso en la tribuna de Fondo para que Atlético y Celta le metieran el pecho para dentro. Como si fuera un mal fario, la brillante idea fue a la basura. Lo mal hecho, si se enmienda, peor queda y si es por superstición, más. Emery decía el viernes que la superstición es "una muestra de debilidad". Nervión, que estuvo más de un año sin regalar puntos, recobra su ego. Konoplyanka sí, pero para los suyos.

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