La historia de Antonio Luque, aquel canterano rebelde que rechazó el contrato profesional que le ofrecieron en Nervión, se marchó al Inter de Milán y que tuvo que volver al negarse el Sevilla a mandar el tránsfer y denunciar el caso ante la Comisión de Transferencias de la UEFA, puede acabar en el Xerez después de su peregrinar por el Pilas, equipo de su pueblo en donde estuvo entrenando, y el Uniao Dezembro, un modesto club portugués que pretendía ser puente hacia el que parecía que iba a ser su destino final, el Levante.

Luque, prometedor lateral izquierdo formado en la cantera sevillista e internacional en categorías inferiores -precisamente donde levantó el interés de los técnicos del poderoso club italiano-, estuvo el pasado sábado en el palco del estadio de Chapín acompañado de su representante, Eloy Angulo, en el partido que jugaron Xerez y Málaga. El pileño parece que tiene un acuerdo para vestir esta temporada la camiseta azul del equipo jerezano en Segunda División.

La aventura de Luque en Italia no tuvo un final feliz pese a la jugosa oferta que le pusieron sobre la mesa. Y es que el Inter se echó atrás cuando supo que se enfrentaba a pagar cerca de medio millón de euros por derechos de formación tras la denuncia del Sevilla a la UEFA. Fue entonces cuando le ofreció una cantidad y el 50 por ciento de una venta posterior, pero el Sevilla lo rechazó y el jugador prefirió no volver y se entrenó durante unos meses con la UD Pilas.