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Mensajes claros y directos

  • Míchel expone sus virtudes para seguir y deja entrever su recelo hacia Caparrós, que está cerca de renovar en el Mallorca.

La decisión sobre quién será el próximo entrenador del Sevilla copa toda la actualidad en Nervión. La cúpula ejecutiva mantiene un hermetismo absoluto y hasta la semana próxima, cuando está previsto un consejo de administración, no habrá luz sobre el asunto. Mientras, los protagonistas van dejando mensajes, unos más claros que otros. Por ejemplo, es una pista que José María del Nido dijese que querría once Achucarros en su equipo, loando la casta y el coraje que están descritas en el himno oficial, el del maestro Roncales. "Achucarro fue un héroe sin miedos que se tatuó en el pecho el escudo del Sevilla, algo que algunas veces en nuestros días echamos de menos". ¿Una andanada a la plantilla como el mal principal? Míchel también dejó varias pistas, y algún tirito en el que se intuye un enorme recelo hacia Joaquín Caparrós, que está muy cerca de renovar con el Mallorca.

El técnico madrileño, en ascuas sobre su futuro, no se anduvo ayer con chiquitas y apuntó al oportunismo de algunos. ¿Caparrós? "Me enfado con la gente oportunista y que intenta medrar con una situación perjudicial. No me gusta el oportunismo y hay gente que aprovecha las situaciones para hablar. Si el equipo hubiese estado en Champions no hubiera habido tantos candidatos a postularse para diferentes puestos. Nada más. Desde que estoy intento ser respetuoso y cordial, y esa comunicación no debe romperse porque la gente hable con falta de respeto. Puedo ser simpático y agradable, pero que no lo confundan con ser tonto", dijo Míchel, a quien era difícil parar. "Por la calle percibo el cariño de la gente y eso también es respetable. Lo fácil es que salgan los nombres de jugadores y de entrenadores, pero no me gusta la falta de respeto. Cuando he estado sin trabajo no he dicho en ningún caso 'me gustaría ir a ese equipo'. Mucho más cuando hay entrenadores que están trabajando. No es culpa de los periodistas, sino de los protagonistas que se ponen en el escaparate".

Evidentemente, el nombre del entrenador utrerano estaba en la mente de los periodistas, que le preguntaron si era el objeto de su crítica. "No estoy molesto con él, sino con los oportunistas. Él es un magnífico entrenador. Lo único que hago es defenderme cuando veo que hay una falta de respeto".

El técnico comenzó exponiendo las virtudes de su trabajo: "Lo que depende de mí es el trabajo del equipo, creo que con independencia de los resultados, que muchas veces marcan las carreras de los entrenadores, he recibido o tengo una sensación de respeto hacia mí y de lo que me muestra la gente. Pero no sé la decisión de la dirección deportiva, que en cualquier caso será acertada porque sabe más del futuro de este club y de sus necesidades".

Míchel, entre elogios a Monchi y su equipo, siguió postulándose como el hombre que puede zanjar los males del Sevilla. Se le preguntó si era positivo el mensaje de Del Nido sobre que no habrá una revolución: "Si no va a haber catarsis, ¿cómo me va a perjudicar? El entrenador que esté aquí el año que viene tiene que atreverse a trabajar aquí, porque el Sevilla, se refuerce o no, no sólo va a ser un candidato a estar otra vez en los puesto de arriba, hay que convivir también en la crisis económica, mucho más en un equipo que no va a estar en Europa". Y soltó más elogios a la forma de trabajar del club: "No es algo nuevo en el Sevilla, siempre ha sido un equipo que se ha reforzado con mucha imaginación y no tanto dinero, que le ha dado muy buen rendimiento económico y de crecimiento, y deportivo. No es lo que más debe preocupar. Lo que debe preocupar es hacer un equipo competitivo, un equipo disciplinado y un equipo que sienta realmente la importancia de lo que es este club, que es casi más que acertar con que los jugadores sean buenos o malos".

En ese sentido, hizo una previsión de lo que necesita la plantilla, sin tener que hacer una revolución en ella: "Dije que a partir del 1 de julio será distinto, porque habrá otro método, otra idea, otra disciplina, se normalizará la presión después de una temporada como ésta, y el jugador será capaz de dar mucho más de sí. Los jugadores son válidos, pero a veces las situaciones hace que sean peores".

Y tampoco vinculó su posible continuidad a la cláusula por la que renovaría si entraba en Champions. "No he leído mi contrato, fue un comentario que hizo el presidente, que por cierto tampoco puede parecer que sea una intención definitiva. El presidente es ambicioso y yo también y, de verdad, con todo lo que ha pasado tampoco hemos estado tan lejos".

Míchel hizo otra lectura positiva, la de algunas encuestas entre aficionados que prefieren su continuidad: "No sigo mucho las encuestas en las webs, pero yo no he votado ninguna vez y a lo mejor la gente no es tan tonta como lo que algunos quieren hacer ver. Simplemente cabe esperar acontecimientos. Con la que está cayendo, es reconfortante que la gente reconozca tu trabajo y ver que tienes posibilidades de seguir a pesar de todo".

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