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Monólogo incoloro

  • Desmesura Los fallos defensivos del Betis se aliaron con un Madrid enardecido para un tanteo escandaloso en la primera parte Entrenamiento Tras el descanso, el Real Madrid reservó titulares y bajó el pistón de juego para que todo se pareciese a una sesión preparatoria de cara a lo del miércoles con el Liverpool

A los veintitrés minutos ya perdía el Betis por 3-0 y al descanso se iba con un 6-1 tan ominoso como amenazador de un tiempo todavía más vergonzoso para él. Los errores defensivos del equipo de Chaparro fueron tan clamorosos, tan poco acordes con la Primera División que convertirían el esperado diálogo en un monólogo incoloro para una derrota dolorosa e impropia de los tiempos que corren. El gol del Betis lo hizo Oliveira cuando ya habían marcado Higuaín y Huntelaar en dos ocasiones. Luego habría doblete de Raúl y testarazo de Sergio Ramos que celebró como si hubiese sido en un derbi.

Muchas eran las hipótesis sobre las rotaciones y las reservas que podían aparecer por la inminencia de ese Miércoles de Ceniza ante el Liverpool. Pero a la hora de autos, Juande apelaba a lo mejor de que disponía a excepción de Robben. Eran los que habían goleado el domingo anterior en El Molinón, mientras que Chaparro dejaba entre algodones a Sergio García para más adelante... si hubiera sido menester.

No había rotaciones, pero muy pronto se llegaba a la conclusión de que el Betis no se agarraba al piso y que detrás se andaba con menos presteza de lo deseable, que ya a los cuatro minutos puede inaugurar el marcador Huntelaar. El Betis se quita de encima al Real como buenamente puede, como Dios le da a entender y llega dos minutos después el primer gol. Raúl le gana la batalla aérea a Arzu y el argentino Higuaín hace el resto. Se comprueba que tanto el espacio aéreo como el terrestre es manifiestamente violable y llegan los goles como cuando se tira de una cereza y salen varias encadenadas.

No tiene nada que ver este Betis con el que con tan buen pie había afrontado el Tourmalet. Ese sólido Betis de Nervión y de más de medio partido ante el Barça no ha acudido al Bernabéu y el peligro horada una y otra vez sus últimas líneas para entrar como entra el agua por las rendijas de un cesto. Es un sistema defensivo que se hunde por el centro. Melli acude a donde puede, pero lo llaman desde tantas partes que el pobre termina sin saber dónde acudir.

A los 23 minutos llega el tercer gol y en el 28 tira el Betis por vez primera a puerta, pero el tiro de Emana es tan lejano como desviado. Ya parece que el Betis anda más entonado, Oliveira se inventa un gol y cinco minutos más tarde ve cómo su remate franco tras error de Casillas se estrella en un palo. Aunque puede parecer una exageración desde ese minuto 34 en que Oliveira puede poner el 3-2 al 36 en que Raúl pone en pie al Bernabéu con un auténtico golazo, esa pequeña fracción de lo que era un monólogo sería determinante para que la noche se le arruinase inapelablemente al equipo bético, a un equipo absolutamente desarbolado y humillado.

No hubo nunca la relación que debe emanar de un partido de fútbol, pues falló el diálogo y surgió el monólogo más absoluto. Si el cuarto gol ha sido un golazo de Raúl, el quinto es una obra de arte del mismo intérprete para que el sexto llegase en el alargue del primer tiempo en un testarazo rabioso de Sergio Ramos sobrevolando el espacio de Arzu que el camero celebraría como si le fuese la vida en ello o fuese el de la victoria en un derbi.

Seis a uno al descanso, ¿para qué jugar la segunda parte? se preguntarían en el camerino bético. Eso sería en el bético, que en el madridista zanjó Juande la cosa haciendo los tres cambios. Blindaba a Raúl, Higuaín y Cannavaro, metiendo en cancha a Robben, Sneijder y Guti. El mensaje estaba claro, el Betis había pasado y ya era hora de pensar en el Liverpool. Pero los que salen no entiende de esas cuestiones y si no es por que se resbala ante Ricardo, Robben hace el séptimo a los tres minutos de que el monólogo se reanudase.

Hubo en esta parte con aspecto de sesión de entrenamiento más paradas de Ricardo y hasta un tiro al poste de Huntelaar. Juande había recompuesto las líneas llevando a ese portento físico que es Lassana Diarra al costado diestro de la defensa, trasladaba a Sergio Ramos al centro de la zaga, metía a Guti y Sneijder en la sala de proyectos y se encargaba Robben de desarbolar aún más el desajustado entramado defensivo bético, algo recompuesto cuando Arzu se adelanta y entra Monzón a defender e intentar que la catástrofe no vaya a más.

Alguien dijo que era mejor perder una vez por seis goles que seis veces por uno, pero es que tampoco garantiza lo que pasó anoche a que no vaya ocurrir lo otro, lo de perder mucho por un solo gol. Un seis a uno duele mucho, pero me da que este Real Madrid que Juande ha puesto como una moto va a repetir la faena de anoche. No que vaya con frecuencia a la media docena, pero sí que convierta los diálogos en monólogos como pasó anoche.

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