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Normalidad absoluta pese a la alerta en el Madrid-Barcelona

  • El presidente del Gobierno ha estado presente en el palco del estadio para aportar un gesto de tranquilidad.

El dispositivo de seguridad organizado alrededor y dentro del estadio Santiago Bernabéu funcionó en las horas previas al partido, en las que la policía nacional practicó cacheos a lo largo de los tres anillos de seguridad que aparentemente cumplieron con su misión: espantar cualquier peligro una semana después de los atentados terroristas de París. La presencia de Mariano Rajoy, presidente del Gobierno español, en el palco dio un gesto frente a las amenazas terroristas que se viven en las últimas semanas.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, está en permanente contacto con los mandos policiales para estar informado de cualquier incidencia en la seguridad del "clásico" que hace unos minutos ha comenzado en el estadio Santiago Bernabéu y que enfrentará al Real Madrid y al Fútbol Club Barcelona. Con puntualidad, tres horas antes del inicio del choque entre el Real Madrid y el Barcelona, comenzaron los primeros controles establecidos en los alrededores del estadio Santiago Bernabéu.

El campo madridista y sus aledaños fueron prácticamente inexpugnables. El dispositivo de seguridad, el más amplio jamás montado en España para un encuentro de fútbol, echó a andar al completo a las 15:30, cuando los primeros aficionados, obedientes ante recomendaciones de las fuerzas de seguridad, atravesaron el primer anillo. Los 1.100 policías (que incluyen Tedax, caballería, helicópteros, una unidad de subsuelo y perros rastreadores), registraron con meticulosidad a todas las personas que intentaban acercarse al estadio blanco. "Todo esto es necesario. Toda seguridad es poca, tal y como está la situación internacional. No me parece ninguna molestia. Ahora solo quiero disfrutar de un buen espectáculo, de un buen partido de fútbol. El dispositivo es enorme, pero está bien", aseguró Majd Ibrahim, un aficionado de Líbano que compró las entradas antes de los atentados de París. "Si hubiera tenido que comprarlas después, no sé si lo habría hecho, me lo habría pensado. Al final, con todo ya comprado, he venido. Pensé que el terrorismo no tenía que cambiar nuestra vida y aquí estoy. Llegué ayer vía Roma y espero que gane el Real Madrid". Ibrahim fue uno de los primeros en atravesar el primer anillo de protección, al final de la calle Concha Espina, donde un par de policías nacionales revisaron bultos y pasaron un detector de metales a cualquiera que se dirigiera hacia el estadio.

El segundo anillo, ya en la calle Padre Damián y alrededores, se abrió media hora después del paso del autobús del Real Madrid, cerca de las 16:30 horas, y provocó un tapón de aficionados que esperaban entre ambos controles. Mientras, en la iglesia situada en la plaza de los Sagrados Corazones, se produjo la anécdota de la jornada. Entre el gentío, los invitados a una boda esperaban en la puerta del templo la llegada de la novia, que a las 17:00 iba a pasar por el altar en medio de un montón de gente que jamás imaginó que iba a aparecer el día de su celebración. "La fecha y el lugar de la boda lo eligieron hace ya muchos meses. Todavía no estaba hecho el calendario de la Liga y cuando nos enteramos de que se iba a jugar un Real Madrid-Barcelona el mismo día prácticamente a la misma hora, a los novios casi les da un ataque. Y, con toda la seguridad por los atentados de París, el lío se ha triplicado", declaró uno de los invitados a la ceremonia.

Entre pajaritas, corbatas, chaqués y vestidos coloridos, los aficionados al partido, apelotonados junto al segundo control, esperaban ansiosos la apertura de las cintas que, prácticamente, se retiraron una hora y cuarto antes del inicio del choque. Entonces, cientos de hinchas se dirigieron hacia las puertas de acceso. La calle Padre Damián, repleta de policías nacionales, que incluso contaron con francotiradores de apoyo situados en el techo del estadio, se convirtió rápidamente en un hervidero de personas deseosas de llegar a sus correspondientes puertas de acceso, donde esperaba el último control. Allí también se generaron las últimas colas, que avanzaron lentamente hacia el interior del estadio. Los últimos registros, que incluyeron la apertura de los bocadillos que estaban en el interior de las mochilas, dieron pie a la meta final: llegar al asiento asignado para disfrutar del clásico.

Sin embargo, la idea óptima inicial, que el Bernabéu estuviera lleno una o dos horas antes, no se consiguió. A las 17:30, a falta de 45 minutos para el comienzo del partido, el estadio presentaba algo más de media entrada, es decir, cerca de 50.000 espectadores. Todos entraron sin problemas, pero algo tarde. Al final, el dispositivo policial fue eficiente. La presencia de 1.100 efectivos de la policía nacional, junto al refuerzo de los municipales y los guardias de seguridad privados, lograron que todos los instantes anteriores al partido no ocurriera nada destacable. El Bernabéu, como se esperaba, fue un búnker inexpugnable.

Rajoy, en el palco

Sentado entre los presidentes de ambos clubes -Florentino Pérez y Josep María Bartomeu-, Rajoy vio antes del descanso el 0-2 a favor del FC Barcelona, que en el primer tramo aventajó al su eterno rival con dos tantos de Luis Suárez y Neymar. Mariano Rajoy, reconoció en el descanso del encuentro entre el Real Madrid y el Barcelona, que el Barcelona ha jugado "francamente bien" y reconoció que "preferiría que el resultado fuera otro". "Preferiría que el resultado fuera otro pero el Barcelona lo está haciendo francamente bien", reconoció en Movistar Televisión el presidente del Gobierno, reconocido seguidor del Real Madrid.

Ante los pañuelos de protesta aparecidos en la grada cuando los jugadores abandonaban el terreno de juego al final de la primera parte, con ventaja del Barcelona, por 0-2, Rajoy se mostró esperanzado. "El Madrid ha tenido un partido bastante regular. Pero están bien en la Liga de Campeones y arriba en la Liga. En cualquier caso espero que en la segunda lo haga mejor. Queda mucho hasta el final", añadió.

Aunque no es habitual su presencia en partidos de Liga, Rajoy quiso estar en el Clásico y ser testigo del emotivo homenaje que brindó el público a las víctimas de los atentados ocurridos en París y viviendo el emocionante minuto de silencio y escuchar la Marsellesa, tocada al piano, mientras se desplegaba una enorme bandera de Francia en una de las tribunas.

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