Hoy tenemos nueva cita con la Historia, la historia con mayúscula, que así parece mucho más trascendental. Hoy este córner se convierte en la T de una pista de tenis porque por medio está el mayor deportista que parió este país aún llamado España. Si el sábado logró el Madrid su Decimocuarta, hoy ha de lograr Rafael Nadal el billete para, también en París, validar el que le dé la oportunidad de lograr su particular Decimocuarta.

Decimocuarta Copa de los Mosqueteros en lontananza tras el recital de competitividad, casta y calidad que dejó a Djokovic con cara de no saber qué estaba pasando. Nada más y nada menos que el decimocuarto Roland Garros espera que el manacorí muerda sus asas así que sea este domingo. Pero antes de que eso sea posible le queda una prueba complicada esta tarde ante un alemán que ejerce de alemán y que atiende por Alexander Zverev.

Atrás quedó una declaración que sonó a críptica y fue la de que no sabía si esa cita con su eterno rival, el serbio Nole Djokovic, iba a ser su última cita en París. El sensacional derroche de tenis de antier noche en la Philippe Chatrier ha debido obrar el efecto de reconsiderar aquella declaración avant match que tanto preocupó a su legión de partidarios. Y es que sólo pensar en que Rafa baje definitivamente el telón hace que ese batallón de adeptos entre en clara depresión.

Será de día, a la hora que más le gusta, en esa fase horaria en que la bola bota más y se muestra con más viveza, cuando Rafael Nadal Parera afronte el reto de acercarse a la final del domingo. Si ya el pasado sábado disfrutó viendo cómo su equipo ganaba la Decimocuarta, en este primer viernes de junio, día en que cumple 36 años, afronta dar otro paso hacia el salvoconducto que le permita optar por su decimocuarto Roland Garros. Allez Rafa...