Sevilla fc-athletic de bilbao · la crónica

Romaric retrata a todos (0-0)

  • La absurda expulsión del marfileño deja al Sevilla más cerca de la derrota que del triunfo ante el Athletic Club. Los nervionenses tuvieron un buen arranque, pero se quedaron pronto sin gas

Anatemizar a un futbolista por una sola jugada es, probablemente, adentrarse en el terreno de la injusticia, pero la acción de Ndri Romaric en la jugada de su expulsión no sólo lo retrató a él, en negativo por supuesto, sino que puso en evidencia la ceguera de defender algunas actuaciones del marfileño, sobre todo de las últimas, y de mantenerlo casi como un fijo en las alineaciones. Está claro que aventurar qué hubiera pasado si este Sevilla-Athletic concluyera con once futbolistas en cada bando pertenece a la ficción, pero nadie podrá negar, ni el más acérrimo de sus protectores, que Romaric le puso un lastre de tanto peso como el suyo propio a la recuperación de las últimas semanas del equipo sevillista.

Ése fue el gran error del entrenador, por tanto, de un Jiménez que está en su derecho de pensar que el fútbol de Romaric en Moscú había sido cuando menos correcto y que lo volvió a alinear en el once inicial contra el Athletic Club. Pues ni ante el CSKA estuvo bien, sino todo lo contrario, ni ayer fue capaz de echarse al equipo encima. Cierto que su culpa debe ser compartida, casi ex aequo, con Renato y sería igualmente injusto olvidarse del brasileño en esta radiografía negativa, pero al menos su compañero de tarea no cometió el error infantil de regalarle al rival un balón controlado por la sencilla razón de que le perdió la cara al adversario.

A Renato no le mostraron una tarjeta roja y estuvo en el campo hasta que Jiménez consideró oportuno sacarlo de él, mientras que Romaric se dio la vuelta al ritmo de las carretas, como jugó durante el resto del litigio, le perdió la cara a Iturraspe y después lo derribó con alevosía. Afortunadamente para el Sevilla, Muñiz Fernández no tuvo dudas sobre que la acción había comenzado fuera del área, pero sí le mostró la tarjeta roja de manera fulminante a un Romaric que encima tenía tiempo para censurar a los aficionados que le pedían explicaciones por su acción junto al banquillo del estadio nervionense.

Pero sería incluso simplificar el análisis si se centra la actuación de Romaric en ese error concreto que acabó de retratarlo. Hubo más incluso. Porque los dos medios centro, particularmente él, jamás le echaron una mano a la pareja formada por Fazio y Dragutinovic en la constante pelea que éstos mantenían con Fernando Llorente a la hora de bajar el balón. El resultado era que el Athletic siempre se hacía con los rechaces ante la pasividad de Renato y del propio Romaric.

De esa manera se compensaba un arranque que había sido brioso por parte del Sevilla. Porque los dueños del Sánchez-Pizjuán habían salido con ganas a por el partido, con un fútbol bastante dinámico en el que Jesús Navas, Acosta y Perotti permutaban sus posiciones por detrás de Kanoute a la hora de buscar ventaja arriba. De esa manera, debió ponerse por delante el conjunto blanquirrojo en el arranque del encuentro, pero tampoco se puede desperdiciar una acción como la que se le presentó a Acosta a los 5 minutos de juego.  El argentino se encontró con todo el campo para él sin ningún obstáculo antes de llegar a Iraizoz, pero, en palabras de otro compatriota suyo de apellido Colusso, parece que le temblaron las piernas ante tamaña responsabilidad. El resultado fue que su velocidad fue contrarrestada por los zagueros visitantes y éstos se le echaron encima sin darle opción siquiera a disparar.

Era el primer aviso de un Sevilla que parecía con buena pinta en ese arranque, de un equipo con claro perfil ofensivo y que parecía decidido a buscar el triunfo por la vía más rápida posible. Hubo entonces algunas oportunidades, mayoritariamente a balón parado, para los locales, pero éstos no llegaron a batir a un acertado Iraizoz y posibilitaron que el juego comenzara a equilibrarse por mor de que el Athletic pegaba pelotazos orientados hacia la posición de Llorente y éste se encargaba de dejar el balón muerto para que llegaran los centrocampistas de unos y otros. Mejor, de unos, porque los otros, los del Sevilla, no entendieron que Fazio y Dragutinovic necesitaban ayuda. Otro ejemplo, cuando De Marcos entró en lucha con Stankevicius y puso un balón atrás para Iturraspe llegara solo sin ningún medio centro en tareas defensiva para estorbarlo. Suerte que Palop se lució.

El juego, lógicamente, se había ido equilibrando antes del intermedio  y a partir de ahí había que ver qué deparaba el segundo acto. Jiménez se guardó los cambios en esta ocasión y Romaric se encargó de apuntillar cualquier planteamiento ofensivo. Había avisado Renato con un cabezazo picado cuando llegó la jugada mencionada de Iturraspe antes de que el marfileño acudiera a sacar la pelota jugada en lugar de apostar por el tradicional pelotazo de Palop arriba. Craso error, expulsión y no fue penalti de puro milagro. El partido había cambiado de dueño por mucho que el Sevilla tuviera el coraje de no permitir que el Athletic lo arrinconara con diez. Claro que tal vez jugar con el Romaric de ayer sea igual que hacerlo con diez... 

- Ficha técnica:

0 - Sevilla FC: Palop; Stankevicius, Fazio, Dragutinovic, Adriano; Jesús Navas, Renato (Rodri, m.86), Romaric, Perotti (Diego Capel, m.60); Acosta (Lolo, m.56) y Kanouté.

0 - Athletic Club: Iraizoz; Iraola, San José, Amorebieta, Castillo; Gurpegui, Iturraspe (David López, m.64), Javi Martínez, Gabilondo (Íñigo Pérez, m.88); De Marcos (Susaeta, m.75) y Llorente.

Árbitro: César Muñiz Fernádez (Comité Asturiano). Expulsó con roja directa al sevillista Romaric (m.52) por hacer falta a un rival en una manifiesta ocasión de marcar. Además, amonestó a los visitantes Iraola (m.14), Castillo (m.22), Gabilondo (m.54), Iturraspe (m.62), Iraizoz (m.80) y Susaeta (m.89) y al local Kanouté (m.63).

Incidencias: Partido disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante unos 35.000 espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones, aunque algo blando y rápido por el agua de lluvia.

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