Tiempo de vacaciones, pero sólo en el campo
Desde mi córner
Este parón antecede a una ventana que ha de aprovecharse para las debidas correcciones
SON estos días para el villancico y la reflexión, para el turrón y para el balance del curso, del semicurso diríamos. Es una línea que divide en dos la temporada y que gana en interés con la apertura de una ventana de fichajes. Es el momento de intentar acelerar o de corregir cuando la andadura no es la deseada. Tiempo vacacional en el campo, pero no en unos despachos que deben buscar desesperadamente mejorar el rumbo.
Inconveniente indiscutible en esta tarea es la de los dineros, que las arcas andan con telarañas en todos los casos, unos más que otros. El fútbol es caro y difícilmente sostenible por la sencilla razón de que las masas salariales se han ido por las nubes, especialmente en el apartado de los artistas. Léase lo de artista sin carga peyorativa, pues es el futbolista quien hace que el espectáculo sea bueno, malo o regular, mientras que los ejecutivos bastante hacen con no errar mucho.
A excepción del Girona ningún club está absolutamente satisfecho de cuanto ha venido ocurriendo desde que en agosto echó a andar este hermoso juguete. Ni siquiera el líder está plenamente satisfecho de cómo le van las cosas, preocupado sobre todo por el lleno de su enfermería. Y los dos nuestros tampoco quedan al margen, más justificada la preocupación en un Sevilla que no acaba de reencontrarse y en un Betis que echa en falta ese tesoro que en fútbol es el gol.
Urge que por Nervión se encuentre ese ADN perdido, para ello ahí está Quique y la aconsejable limpia que se prevé. En la acera bética, la falta de gol ha suplido en el capítulo de preocupaciones la vulnerabilidad de sus costados defensivos. Con algo de gol se habría pasado del empate al triunfo en un puñado de partidos para una mejora indiscutible en la cota clasificatoria. Todo tiene arreglo y el tiempo que vivimos no debe desaprovecharse por la buena marcha del negocio.
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