Desde mi córner
  • El caso de Negreira y el Barça más cómo hoy se manipula el VAR lo dejan en pésimo lugar

En almoneda el estamento arbitral

CRISPACIÓN in crescendo con el estamento arbitral. Lo que le faltaba al guiso es el caso que emparienta al Barça con un colegiado catalán que ve cómo el honor se le ha ido por las alcantarillas de la vida. La credibilidad de los árbitros por los suelos y ya hasta se llegan a cuestionar las decisiones que adopta el VAR, sobre todo por el trazado alguna que otra vez de esas líneas que determinan si es cierto que el delantero estaba inhabilitado.

Necesita el arbitraje de una catarsis que lave su imagen, mayormente para que cobre un prestigio que rara vez tuvo. Siempre fue el árbitro el malo de la película, el único pilar del juguete que no tiene partidarios y cuando parecía que con el VAR podrían corregirse errores, esos mismos errores pasaron de considerarse humanos a convertirse en fraudulentas manipulaciones. Y en éstas estábamos cuando surge el caso de Enríquez Negreira para complicarlo todo.

Pasamos de los penaltis dudosos a esos penaltitos que han convertido el fútbol en otro juego diferente. Como pasamos del antañón piscinazo a la continua simulación de pisotones, codazos, demás parientes y afectos. Y en este apartado tienen más culpa que nadie los futbolistas. Convertidos en actores de primer nivel simulan acciones que antaño eran lances de uso común en un juego tan de contacto como es el fútbol, convertido hoy por esta picaresca en una continua simulación.

Pero a lo que íbamos, a cómo el maridaje entre un árbitro y un club ha hecho que sea complicado creer en la limpieza del espectáculo. Surgen a diario manifestaciones de coetáneos de Enríquez Negreira que lo dejan en muy mal lugar y, como cerezas que salen unidas del cesto, se van conociendo andanzas que nunca se intentaron demostrar. Por todo esto, creer en la honradez de los que juzgan los partidos en España es algo de obligada y urgente demostración.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios