El Betis Baloncesto regresa a su lugar, la ACB (92-97)
El conjunto verdiblanco ganó al Fuenlabrada en una igualadísima Final Four por 92-97 en la prórroga
Dominó casi todo el encuentro, se le complicó al final y aparecieron sus estrellas para decidir

El Betis Baloncesto es ACB. El Betis Baloncesto vuelve a la Liga Endesa, su hábitat natural, de la que nunca tuvo que irse. Con Gonzalo García de Vitoria cobrándose la que le debía el baloncesto cuando ascendió con el Ourense hace 10 años y los requisitos económicos le impidieron cumplir el sueño de dirigir en la máxima categoría. Con un Benite que mostró carácter, siendo decisivo con sus triples en la recta final pese a no tener una buena semifinal. Con Hughes haciendo un trabajo más oscuro en un mal día, pese a salirse en la semifinal, pero demostrando que es un ganador metiendo un triple clave, el único suyo del encuentro a segundos del final del tiempo reglamentario. Con Tunde haciéndose grande en la pintura en la prórroga y con Renfroe manejando el tempo del encuentro cuando los nervios se llevaban a otros; con Kasibabu poniendo toda la energía para taponar a Nzosa o pelear cada rebote; con De Bisschop frenando a Nwogbo y Jelinek apareciendo en el momento decisivo; con Álex Suárez y Rubén López dejándose la piel en la pista; y con Cvetkovic y Radoncic anotando en los momentos clave. Hasta con Dallo animando desde el banquillo. Los 13 héroes del ascenso. Los 13 protagonistas, pero hay más. Este ascenso también es del delegado, Curro Ramos, que apaga mil fuegos y es el corazón del club; de todo el cuerpo técnico y, es justo de decirlo, de Pedro Fernández, presidente y dueño, que se lanzó a por un ambicioso objetivo cuando la liquidación planeaba por San Pablo.
El cuadro bético cogió el tren a la ACB ganando al Fuenlabrada por 92-97 en un choque igualadísimo, que dominó por completo con rentas entorno a los diez puntos, aunque sin romper nunca el duelo. Mandó casi 36 minutos en el marcador hasta que el cuadro madrileño se puso por delante. Llegó el momento de comerse las uñas. De muñecas encogidas desde la personal, pero de eso no entienden jugadores como Benite, Renfroe y Hughes. Líderes toda la temporada que no se escondieron. No se arrugaron. El base metió un triple decisivo para empatar (75-75) cuando el rival se había puesto cuatro puntos arriba (75-71) y el escolta estadounidense, discreto hasta el final, mantuvo el duelo con Jorgensen. Canasta de uno, respuesta del otro. El del Fuenlabrada puso el 79-78, el bético, que llevaba 0/4 en triples, anotó el primero para colocar el 79-81 y su némesis anotó una canasta imposible para empatar a 19 segundos de la conclusión. Hughes se jugó el último ataque y cuando penetraba a canasta recibió una clara falta que los colegiados no se atrevieron a pitar. ¡A la prórroga!
El tiempo extra arrancó con un tiro libre de Westermann por técnica por la airada protesta de un Gonzalo García de Vitoria que veía cómo el baloncesto quería jugársela otra vez. Pero no estaba dispuesto el vasco. Esta vez no. Mantuvo su quinteto titular en pista: Renfroe, Hughes, Benite, Radoncic y Tunde. Los buenos decidirían. Y apareció un invitado sorpresa como Tunde para hacerse grande en la pintura sacando, primero, una clara antideportiva a Mc Grew. Anotó los dos tiros libres y en la posesión Benite clavó un triple ganador. Después, robo y canasta de palomero del interior para poner un 81-88 casi definitivo.

Ya sólo era cuestión de manejar el encuentro, dejar correr el reloj, aunque quedaba un mundo. Más de tres minutos. Casi nada. Entre Jorgensen y Edu Durán intentaron el imposible, pero ahí estaban Tunde, Benite o Hughes, decisivo al final en la ruleta de los tiros libres, para devolver al Betis Baloncesto a su sitio. A la ACB. Contra todos y contra todos. A su espacio natural, con la esperanza de que de una vez se hagan las cosas bien para no caer más en una Primera FEB de la que cada temporada es más difícil volver.
Un buen inicio verdiblanco
Fue una primera parte con mucho ritmo y pocas faltas. Al menos pitadas, porque intensidad en defensa pusieron ambos conjuntos. Manos por todos lados, mucho cuerpo a cuerpo y pelea por cada rebote con todo. Lo lógico en una final.
Nwogbo, que destrozó al Palencia el día anterior en la pintura, empezó anotando, pero entre De Bisschop, Tunde y las ayudas el cuadro verdiblanco maniató al pívot nigeriano, al que la pelota no le llegaba en condiciones óptimas al principio. La situación la aprovechó el Betis para abrir una pequeña brecha en el marcador, aun con Hughes apagado. Por dentro hacían daño De Bisschop o el físico de Álex Suárez y Radoncic entrando con decisión, pero apareció Edu Durán para apagar el posible fuego.
Las pérdidas fuenlabreñas, fruto de la presión verdiblanca, permitían al conjunto sevillano correr y el 10-19 encendió las alarmas del equipo de Toni Ten, pero Jorgensen, héroe en la semifinal, apareció para demostrar que tiene nivel para estar en la ACB y redujo la diferencia a seis puntos, aunque Tunde puso el definitivo 17-25 al final del primer acto.
El juego más coral del Betis, sin su anotador todavía metido en dinámica de partido, era contrarrestado por las individualidades del Fuenlabrada. Aparecían jugadores por momentos. Si antes era Edu Duran después fue el ex bético Iván Cruz, que con cinco puntos seguidos obligó al técnico heliopolitano a pedir tiempo muerto (25-30). A dos llegó a colocarse el conjunto madrileño y los fallos desde la personal de Nzosa impidieron a los suyos empatar el marcador. Un regalo que aprovechó Hughes para sumar, antes de que Jorgensen, ya sin el vendaje en su brazo por un golpe del encuentro del sábado, anotase de todas las formas para mantener muy cerca a su equipo: triples, penetraciones y tiros a media distancia, aunque el triple final de Jelinek permitió al Betis marcharse al descanso con 41-47 con una jugada de pizarra de su entrenador. Al César lo que es del César. Seis arriba sin que aparecieran los Benite, Hughes, que con cuatro puntos ayudaba más en el rebote y asistiendo, o Renfroe.

En el segundo tiempo el partido se embarró un poco. Fuenlabrada dio el esperado paso adelante, pero surgió Benite para llevar el peso del equipo. Ocho puntos seguidos para evitar que sorpasso del conjunto madrileño, que se puso a un punto (50-51), para cerrar el tercer acto con otro triple del brasileño tras un espectacular tapón de Kasibabu, que no había jugado nada antes, cuando Nzosa entraba con todo por el carril central.
Toni Ten tiró de la fórmula que le permitió levantar un -9 mate el Palencia con un 11-0 de parcial: jugar con sus dos bases, Zurbriggen y Westermann. Y le salió bien la jugada. Nwogbo empezó a recibir más cerca del aro, donde hace daño, Jorgensen no paraba de sumar y el Betis no encontraba el camino a la canasta perdiéndose demasiadas veces en pases imposibles sin mirar al aro. A cuatro minutos y medio del final Nwogbo le dio la primera ventaja a su equipo y tras la enésima pérdida Matulionis puso el 75-71.
Alarmas encendidas. Llegó el miedo. Radoncic falló un tiro desde la personal y Tunde otro, pero Renfroe clavó un triple importantísimo y Hughes asumió galones para devolver la delantera a su equipo en ese final de infarto. Pudo acabar el choque antes, pero ninguno de los tres colegiados vio falta, aunque parecía clara, en la penetración del estadounidense. Pero en la prórroga el Betis evidenció lo que venía pregonando y demostrando en la pista. A arrestos no le gana nadie. Este Betis se levanta siempre, no se arruga y tiene una ambición enorme como demostró en el tiempo extra un equipo ganador que ya es de ACB.
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