Betis Baloncesto

Las derrotas honrosas no existen

  • El Betis de Quintana encaja su sexto tropiezo seguido tras un último cuarto para olvidar y sin capacidad de reacción 

  • Con el parón liguero en el horizonte, el club tomará ciertas medidas en la plantilla y puede que en el banquillo en el último intento de buscar la permanencia

Los béticos Nelson y Franch luchan el balón.

Los béticos Nelson y Franch luchan el balón. / Efe

Otra más. Otra derrota (la sexta consecutiva) camino de la LEB Oro (en el mejor de los casos) y una jornada menos para el final. O alguien menea el árbol, o los dos últimos meses los jugadores saltarán al parqué sin nada que hacer ya. Contra Estudiantes tuvo sus opciones el Betis Energía Plus, pero otro último cuarto para olvidar, como en Burgos o ante el Gipuzkoa.
No sabe Óscar Quintana manejarse en esas distancias cortas últimamente y el sexto tropiezo seguido debe ser ya un antes y después. Un punto de inflexión en el que tomar medidas para intentar hacer algo que remedie lo que parece irremediable con esta tendencia. Hay tiempo para preparar el decisivo choque ante el Joventut por el parón y las decisiones se tendrán que tomar ya.
La campaña pasada debe servir al menos para haber aprendido de los errores. Cuando el conjunto de Zan Tabak resbaló estrepitosamente ante la Penya (57-71) en un duelo que era una final. Después perdió tuteándole al Baskonia (79-75), pero perdió,  y en un duelo clave en el que se jugaba media salvación hizo otro ridículo contra el Bilbao (73-85). Se reaccionó tarde por ese "honroso" tropiezo en Vitoria, cuando no hay derrotas honrosas. Ahora, con más de dos semanas de parón, es el momento para decidir qué hacer y morir con esa idea, ya que los dos próximos partidos en San Pablo marcarán las opciones del conjunto sevillano.
Lo que está claro es que es imposible ganar encajando 32 puntos en el cuarto decisivo. Después de un inicio en el que el Betis fue el Betis indolente de este 2018, los errores del cuadro madrileño, empecinado en el triple (lanzó tantos triples como tiros de dos puntos), el equipo hispalense se metió en el encuentro de la mano de Franch y llegó a estar seis puntos arriba con un triple de McGrath al inicio del acto definitivo (57-63).
Pero entonces se olvidó de defender creyéndose más bueno de lo que en realidad es y en el intercambio de golpes, con Schilb y Kelly queriendo ganar solos el encuentro, el Estudiantes lo hundió más en el barro a golpe de triples. Del 59-63 al 71-69 los madrileños sólo sumaron de tres en tres. Aun así, con 80-78 atacaba el Betis con poco más de un minuto de tiempo para el final e Iván Cruz se jugó un triple. Quiso ser héroe en Madrid y acabó hundiendo y echando por tierra el trabajo de sus compañeros. No era el momento ni la figura para hacer eso.  Le pasa demasiado a la plantilla de Quintana y si cada uno no entiende su rol el problema es grave.
Tampoco Schilb y Kelly. Al descanso sumaban dos puntos y la primera canasta en juego de alguno de los dos llegó en el minuto 25. Son los jugadores que deben liderar en ataque al Betis y se toman demasiadas licencias por ello. Tirar por tirar es el lema y así fallan más que meten.
La bochornosa derrota en Valencia debió servir, al menos, para que algún jugador se envalentonara. Para sacar las migajas de orgullo que quedasen y salir a morder al rival. Pero ni así. El equipo no tiene alma. Se la dejó en Burgos y desde ese encuentro todo va de mal en peor. La actitud defensiva da pena. El problema no es lograr puntos, sino la cantidad de ellos que recibe el conjunto verdiblanco. 
Ventinueve logró el Estudiantes en el primer cuarto. De todos los colores. Desde el triple, aprovechando las pérdidas visitantes, desde la pintura, con penetraciones en la que los verdiblancos ponían sobre el parqué un pasillo de rosas... Empecinado en tirar desde el triple de cualquier forma, sin la paciencia necesaria para buscar la mejor opción, el Betis se fue hundiendo él solito y un triple de Landesberg puso el 24-10 en el minuto 8, con 14 puntos con la firma del escolta (más que todo el rival). La fábrica de MVP estaba en marcha.
Con Golubovic se abrió una pequeña vía nueva para el cuadro sevillano, que descubrió nuevas posibilidades más allá del tirar por tirar. El montenegrino, superior a Arteaga, aprovechó los balones que le llegaban, aunque atrás nada cambiaba. Ya sea por desgana o por falta de concentración, el Estudiantes encontraba el aro contrario sin problemas, pero la entrada al inicio del segundo cuarto de Franch cambió el panorama. El base pisó el parqué a 8.50 minutos del descanso con 31-17 en el marcador y lo primero que hizo fue asistir a Golubovic, después de que McGrath e Iván Cruz lanzasen dos triples al hierro sin sentido cada uno.
Más por los errores de los locales que por una mejora del Betis, los de Óscar Quintana aprovecharon las dudas en el Estudiantes para, poco a poco, irse metiendo en el encuentro. Redujo sus pérdidas (seis en el primer cuarto y dos en el segundo) y aprovechó la desconcentración en los locales, perdidos cuando Landesberg tomaba aire en el banquillo y con un Cook desconocido en pista. A cuatro llegó a ponerse el Betis con una canasta de Franch, el mejor bético en Madrid, pero Kelly llegó tarde a la esquina, siempre llega tarde, y Brown cerró con un triple el primer tiempo.
El Estudiantes no fue capaz de romper el encuentro y el cuadro hispalense, agazapado, apareció de pronto con siete puntos de Schilb para silenciar el frío Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid poniendo el 55-60 antes del final del tercer cuarto, aunque Suton aprovechó de nuevo el pasillo abierto de la defensa verdiblanca para dejar el marcador en 57-60 antes de los 10 minutos decisivos.
A partir de ahí sólo hubo un equipo en pista. Uno que quiso, aunque precipitado, sin recursos y carente de un base (Franch empezó el cuarto en el banquillo) que dirigiera las operaciones con sentido, y otro pasó por encima del rival aprovechando que enfrente había una  defensa feble a la que no le importa qué le pase al club en el futuro. A golpe de triple, algunos liberados como Cvetkovic, el Estudiantes le dio la vuelta al marcador. El balcánico ya sentenció el triunfo del Manresa el año pasado en San Pablo, pero claro, de aquel equipo sólo queda Alfonso Sánchez en la plantilla.
Y en los instantes finales, cuando el partido se ha de resolver, el Betis y su banquillo se diluyen. Quintana intentó frenar la movilidad de Suton y Brown con sus dos ala-pívot, Kelly e Iván Cruz. Como en Burgos, cuando puso una zona castigada con dos triples, intentó dar un golpe de timón al final con algo que antes ni siquiera había probado y la apuesta, como entonces, salió cruz. Más cruz que nunca.

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