Gran Canaria-Coosur Betis | La crónica

Sin puntos en las manos ni sangre en las venas

  • El equipo de Plaza se cae por completo en una paupérrima segunda parte ante un Gran Canaria en el que Slaughter fue el ejecutor

  • El 48-22 del segundo tiempo resume el encuentro, después de llegar convida al descanso

Pablo Almazán y Ouattara tratan de frenar a Albicy.

Pablo Almazán y Ouattara tratan de frenar a Albicy. / Ángel Medina G. (Efe)

Otro partido, otra derrota, otro desastre. En Las Palmas naufragó el Coosur Betis por 78-54, olvidándose incluso del average, que nunca se sabe, bajando los brazos en una segunda parte indigna de un equipo ACB, una más. Si no lo había hecho ya, puede que Joan Plaza empiece a preguntarse qué hace en Sevilla. Aquí no llegan los fichajes como en cualquier otro club que se resiste a dejarlo todo a la suerte. Cualquiera se refuerza para evitar como sea el batacazo, pero en el conjunto verdiblanco las urgencias parecen no existir y los dos nuevos, Jerome Jordan y Jerome Randle, se quedaron en tierra. Incomprensible. Tras una digna primera mitad, después de un buen primer cuarto, el cuadro bético se olvidó de competir con un ataque digno de un conjunto, desde el máximo respeto, de Liga EBA.

Si ante el Andorra el acierto en el triple fue del 11% (3/27), esta vez los béticos se superaron: 2/20 para un 10% de eficacia. Una vez es un mal día. Dos veces... Y es que como en el principado, el Betis no se acercó ni a los 60 puntos anotados: 54, uno menos que ante los andorranos. La mejora en defensa no sirve de nada si con Campbell, Feldeine, Ouattara, Kay y Ndoye la media anotadora no se acerca a los 60 puntos.

Las caras en el banquillo en el último cuarto eran un poema. Nadie hablaba. Nadie animaba. Miradas al infinito, incluso del técnico, mientras los del parqué perdían balones, uno tras otro, y mandaban lanzamientos al hierro, uno tras otro también. El choque se le escapó al cuadro sevillano en el tercer cuarto, después de llegar al descanso incluso por delante incluso con una mínima renta (30-32). Plaza probó a jugar unos minutos sin base ni pívot viendo que el ataque no carburaba. Y el invento saló rana. Feldeine, pese a sus puntos, resta más de lo que suma y si se conceden segundas opciones y en ataque ni desde la personal se anota, apaga y vámonos.

Dos triples anotó el Betis en todo el encuentro del total de 20 lanzamientos que intentó (10%)

El problema en ataque es grave. Gravísimo. El problema del conjunto verdiblanco, la raíz del mismo, al menos, no estaba en el banquillo. La calidad de la plantilla es limitada y está por ver lo que pueden aportar de inicio dos jugadores que prácticamente llevan ocho meses parados como Randle y Jordan. Que nadie espere el efecto Green de la pasada campaña. Ese efecto que un ex bético como Slaughter le ha dado al Gran Canaria, que sigue fichando jugadores para cambiar su dinámica y ahora espera la llegada de Earl Clark. Unos tanto y otros tan poco.

Feldeine trata de superar a Stevic Feldeine trata de superar a Stevic

Feldeine trata de superar a Stevic / Ángel Medina G. (Efe)

Fue el base el que levantó a un Gran Canaria atascado de inicio en ataque ante la buena defensa bética. Del triple inicial de Okoye se pasó a un parcial de 0-14 (3-14) hasta que los locales volvieron a anotar, casi ocho minutos después. Movía bien la pelota el Betis con un activo Campbell en busca de la ventaja de Ndoye por dentro, muy superior a Stevic. Pero con la entrada del ex bético se activó el plantel de Porfi Fisac, aprovechando las rotaciones de un rival que bajaba enteros con Mike Torres, Spires, Niang, Obi...

Pero seguía en el partido el Betis, agarrado a la intensidad de Borg y los rebotes de Spires y Kay, para llegar al descanso al mando por 30-32 y con la extraña sensación de tener el encuentro más o menos controlado a poco que redujera las pérdidas y cerrara mejor el rebote.

La mejora defensiva no sirvió de nada al anotar en la segunda parte sólo 22 puntos

Pero nada. Igual que en Andorra, el equipo pareció dejarse el alma y las ganas de jugar en el vestuario. La defensa desapareció (48 puntos en contra en el segundo tiempo) y en ataque el Betis parecía estar de pretemporada. De entrenamiento. Un pasotismo preocupante y una anarquía ofensiva en la que cada uno trataba de mejorar sus estadísticas. Ni eso consiguieron.

Estará preguntándose Plaza, ahora sí, dónde se ha metido. El Betis queda a expensas de que Randle y Jordan tiren del carro... o de ser al menos mejor que un equipo de ACB y que la próxima temporada no puedan ascender dos equipos.

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