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Nelson puso la pólvora

  • El Betis Energía Plus logra un crucial cuarto triunfo ante el Zaragoza, rival directo, tras un gran final de choque del escolta inglés

Draper avanza con el balón.

Draper avanza con el balón. / Juan Carlos Vázquez

El Betis Energía Plus logró ante el Zaragoza la cuarta victoria de la temporada –todas consecutivas– y lo hizo de un modo que ni fantaseado: frente a su afición, ante un rival directísimo en la pelea por mantener la categoría y en el último instante de un encuentro que llegó vivo a sus estertores. En esta ocasión, a diferencia de los triunfos precedentes, no brilló entre los verdiblancos su principal bombardero –Kelly–, un vacío que fue llenado, y de qué manera, por un crecido Nelson, quien inclinó con audacia y acierto el choque a favor de los cajistas en los momentos decisivos en un final no apto para enfermos del corazón.

El salto inicial dio rienda suelta a las hostilidades, que resultaron en este primer periodo más defensivas que ofensivas. El duelo comenzó, además, con protagonistas inesperados. Mientras la afición congregada en San Pablo aguardaba a ver en acción a sus astros, Kelly y Schilb, era el zaragocista Barreiro quien eclipsaba a las estrellas reunidas en el parqué con un ciento por ciento de acierto a canasta en el primer cuarto.

A los dos anotadores béticos parecía habérseles olvidado el mecanismo de la anotación en algún lugar recóndito de Murcia o Gran Canaria. No les entraba una. El inicio verdiblanco era pésimo y sólo las valientes acciones de sus pequeños mantenía al Betis con vida en el choque. Nelson, Úriz y, sobre todo, Draper aportaban los puntos y los movimientos. El resto, excepto un proteínico Anosike, semejaba una triste sala de esculturas de mármol.

Las perforaciones de Barreiro, inconmesurable durante casi todo el partido, elevaban al Zaragoza a disfrutar de una primera ventaja reseñable. El 5-17 que señalaba el marcador a falta de poco más de cuatro minutos obligó a Óscar Quintana a parar el duelo con un tiempo muerto. La receta funcionó. El equipo vediblanco se marcó un parcial de 6-0 al final del primer cuarto aupado por Anosike y Nelson y, naturalmente, una defensa más intensa por parte de los jugadores de banquillo.

La casi debacle del primer cuarto acabó con un benigno 13-17, una desventaja manejable de cuatro puntos que fue incrementándose a base de triples de los jugadores entrenados por Jota Cuspinera: Blums y Álex Suárez, en dos canastas consecutivas, ponían a los zaragocistas con un abultado 13-30 con apenas cinco minutos transcurridos en el segundo cuarto.

La sangría tomaba visos de alarma. Al parcial de 0-11 se unía la escasa respuesta de los béticos, que seguían sin encontrar a los héores de sus últimas victorias. Con una defensa ejerciendo de manoteadores y fajadores al límite, la inspiración del Betis no aparecía ni se la esperaba.

Al fin Franch movía el marcador local en un segundo parcial completamente aciago. Su canasta, después de más de cinco minutos en blanco, ponía el marcador 15-30. A los tres triples errados por parte visitante se unió un tímido despertar de Kelly para equilibrar el resultado antes de la conclusión de la primera mitad. La primera canasta en juego del ala-pívot estadounidense llegó en el minuto 19: un triple que, junto a cuatro puntos de Draper, colocaba el marcador ocho puntos abajo a falta de los últimos parciales (26-34).

Y al tercer cuarto Schilb resucitó. A falta de un desafortunado Kelly, el alero con pasaporte checo dio el paso adelante que los primeros errores del inicio habían cortocircuitado. Schilb, sin puntos en toda la primera parte, se encargó de anotar 15 de los 24 de su equipo en este tercer parcial, periodo en el que lo béticos se pusieron el mono de trabajo en el apartado de la contención. A tres puntos se situaba la desventaja verdiblanca a falta de dos minutos para el fin del cuarto (44-47), en unos compases en los que se repetían sin cesar los errores absurdos que habían estado marcando el signo del partido.

Atenazados a más no poder por el miedo a no perder ante un adversario tan directo, parecía que ambos contendientes preferían no ganar con tal de no jugar con cabeza. Entre paradas e interrupción, entre tropezones y faltas, el el partido llegó a un equilibrado (50-53) a falta del cuarto final.

Los jugadores iban notando el cansancio y la acumulación de personales era sólo la evidencia. Kelly, además, no dejaba de fallar, al tiempo que Schilb parecía perder la frescura del cuarto anterior. A falta de cuatro minutos y medio el apuro, con cinco puntos abajo (56-61), era máximo.

El Betis necesitaba a su hombre y allí fue Nelson a erigirse en el héroe cajista de la jornada. Un triple desde su casa precedió a otro y el partido se ponía 62-65 con sólo dos minutos de tiempo. El choque se decidió entonces en un duelo entre los dos hombres que más confiados se sentían. Entre Nelson y Barreiro fue el arma del bético el que funcionó, en tanto que al zaragocista se le había mojado la pólvora.

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