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Un clásico y dos estilos

  • La versatilidad de Emery le gana la partida hasta ahora al juego combinativo de Marcelino. El asturiano sí logró ganar al vasco en un vibrante Sevilla-Valencia.

El Villarreal-Sevilla se ha convertido, en menos de 20 años, en todo un clásico de la Liga. Los dos equipos que se midieron en una angustiosa promoción en la temporada 98-99, con Monchi de portero del Sevilla y Palop del Villarreal, han crecido como la espuma hasta el punto de que los amarillos perdieron una semifinal de la Liga de Campeones ante el Arsenal dos días antes del recordado gol de Puerta al Schalke 04, y los blancos han hecho historia convirtiéndose en los primeros que ganan cuatro Copas de la UEFA. Esa ascensión ha tenido un especial enconamiento en los últimos años, con hasta seis duelos entre el Sevilla de Unai Emery y el Villarreal de Marcelino que gana claramente el técnico sevillista.

De aquella exhibición de Tsartas en la promoción de ascenso a la primera gran reivindicación de Daniel Alves en un partido de Copa en 2004, El Madrigal ha vivido grandes batallas. Y las últimas se las ha llevado el Sevilla. La versatilidad y el pragmatismo de Emery han podido hasta ahora con la apuesta fija por el juego combinativo y las líneas adelantadas de Marcelino. En un cómputo global, incluyendo sus partidos con Almería, Valencia y Sevilla por un lado y con Racing, Zaragoza y Sevilla por otro, el vasco vence al asturiano en los duelos ligueros por poco: cuatro victorias, un empate y tres derrotas. Pero Emery gana en los Sevilla-Villarreal de los dos últimos cursos. Seis veces se han medido, incluyendo los octavos de final de la pasada Liga Europa, con cinco victorias sevillistas más un empate a cero en Nervión.

Marcelino sí venció a Emery en el vibrante Sevilla-Valencia de la campaña 11-12. Las expulsiones de Trochowski y Escudé, el penalti fallado por Banega y la expulsión de Aduriz marcaron un encuentro en el que el Sevilla se aferró al 1-0 de Kanoute apoyado en una grada enfervorizada.

Los precedentes inmediatos son los dos partidos de Liga ganados por el Sevilla (2-1 en Nervión y 0-2 en El Madrigal). El pasado mes de marzo, amarillos y blanquirrojos se vieron las caras en los octavos de final del torneo europeo los días 12 y 19 de marzo, con sendas victorias sevillistas (1-3 y 2-1), y nuevo triunfo visitante de los de Emery en la cita liguera, en El Madrigal el 22 de marzo (0-2).

Aquel Sevilla, lanzado hacia su cuarto título europeo e inmerso en una gran racha liguera que lo catapultó hasta lograr el récord histórico de 76 puntos, dejó en la cuneta al que, por aquel entonces, era uno de los equipos más alabados por su fútbol alegre y ofensivo. El antecedente de este tour de force primaveral fue una sufridísima remontada en la primera vuelta liguera, en la que el Villarreal se adueñó del balón en Nervión y se puso 0-1 antes de que un gol de bravura de Denis Suárez y un penalti a Tremoulinas le dieran la vuelta al marcador. Marcelino tuvo la opción del desquite en la ida de los octavos de final de la Liga Europa... y se topó con una nueva versión del Sevilla. Fue una de las primeras ocasiones en las que Emery optó por situar a Iborra como referencia ofensiva para el juego directo con el que saltarse las líneas amarillas. Y el resultado se hizo esperar muy poco. Un balón colgado de Pareja nada más sacar de centro fue dirigido al gigante valenciano, le cayó a Gameiro y Vitolo marcó el gol más temprano de la historia de la Liga Europa, a los 13 segundos. Marcelino, impotente ante la solidez y la contundencia sevillista, terminó expulsado. Dos certeros contragolpes finiquitados por Mbia y Gameiro tumbaron al prometedor Villarreal.

La cita tiene muchos alicientes, tanto tácticos como emotivos. El asturiano quiere sacarse la espina de no haber ganado al Sevilla desde que se fuera de Nervión. Pese a su tremendo empeño y la ilusión que despertó cuando aterrizó en agosto de 2011, no pudo concretar la transición que exigía el Sevilla de las viejas glorias e incluso tuvo algún problema con las vacas sagradas de aquel mítico vestuario, Palop y Kanoute. El guipuzcoano, relevo del relevo de Marcelino, Míchel, en enero de 2013, sí completó la vuelta al ciclo glorioso a lo grande, dos títulos y varios récords incluidos.

En este nuevo cruce, Emery busca su primer triunfo a domicilio del curso, con la necesidad de recortar los cinco puntos que le lleva el Villarreal. Y Marcelino busca reactivar a su equipo después de sumar un punto de nueve, aprovechando la llegada de un Sevilla que mete más miedo por su trayectoria anterior que por la actual. El duelo de pizarras y emociones, una vez más, está servido.

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