Un debut sin lustre y sujeto al dogma
Eibar - sevilla · el otro partido
Sirigu firma una actuación de aprobado en Ipurúa y encaja un gol del que fue más víctima que responsable. El italiano echó en falta la ayuda de sus defensores en algunas jugadas.
El afán de Jorge Sampaoli por involucrar a toda la plantilla en su innegociable concepción del fútbol abrió las puertas de la titularidad a Salvatore Sirigu, cuyo debut en la portería sevillista se topó con un reciente listón difícil de superar: Sergio Rico.
A la soberbia actuación del canterano ante la Juventus el miércoles le siguió una suplencia en Ipurúa que acrecienta la rivalidad entre ambos porteros. Sampaoli no otorga la condición de imprescindible a ninguno de sus hombres, y éstos son conscientes de la importancia de rendir batalla sin cuartel en cada oportunidad de que dispongan.
Al estreno de Sirigu le faltó el lustre del Juventus Stadium, el escenario en el que esperaba ponerse los guantes. También la exigencia del contrario, pues el Eibar, aunque peleón y digno pese a su inferioridad numérica, está a años luz del cuadro que dirige Massimiliano Allegri. A priori, se auguraba un debut relativamente plácido.
En la práctica lo fue sólo a ratos, los que coincidieron con el bajón físico del Eibar y las treguas que éste se vio obligado a firmar cuando la pérdida de efectivos menguaba la acciones de ataque.
Apenas se vio a Sirigu en la segunda mitad, salvo en la jugada del gol de Pedro León, en la que, en su defensa, poco pudo hacer. Bien es sabido que la escasa aparición de un portero no puede ser síntoma más positivo para su equipo, ya sea por el buen hacer de su defensa, por la incapacidad en ataque del oponente, o por la suma de ambos factores.
No obstante, la actuación del meta italiano estuvo más ligada a la segunda de las anteriores variables, ya que en ocasiones fueron sus propios compañeros los que lo dejaron desprotegido. Sirvan como ejemplo un par de cesiones peligrosas e innecesarias de Kolodziejczak que el ex del PSG atajó como buenamente pudo.
Sirigu prometía un buen desempeño con el balón en los pies, asignatura obligatoria en la escuela de Sampaoli. Jugar, jugó, pero su evaluación no puede más que recibir la calificación de aprobado. A su favor, la dificultad de según qué pases recibidos y la presión adelantada de los atacantes armeros. En contra, que se trata de una estrategia irrenunciable para su técnico, con independencia de la entidad de los rivales y la inspiración de sus aliados en la retaguardia.
Con todo, su seguridad individual bajo los palos pasó el corte en casi todas las acciones en las que estuvo involucrado. Y de la de mayor riesgo, acontecida en el minuto 15 al tener que responder el potente disparo de un jugador del Eibar, salió airoso. El balón se le escurrió al intentar atraparlo, pero demostró reflejos suficientes para desviarlo con la mano derecha, evitando así quedar señalado demasiado pronto.
El pleno de extranjeros en el once inicial apenas duró 14 minutos
Jorge Sampaoli confeccionó un bloque titular con pleno de jugadores extranjeros. Hasta seis nacionalidades diferentes se dieron cita en el césped de Ipurúa: la italiana de Sirigu; la argentina de Mercado, Kranevitter, Correa y Vietto; la francesa de Rami, Kolodziejczak y Ben Yedder; la portuguesa de Carriço; la japonesa de Kiyotake; y la brasileña de Ganso. Una circunstancia inédita en el fútbol español. Sólo el Málaga, en la undécima jornada de la temporada 2015-16, y el Almería, en la vigésimo segunda fecha de la 2010-11, compitieron con once extranjeros en el campo, si bien la coincidencia de todos ellos se concretó tras los cambios. Eso sí, la anécdota sevillista apenas duró 14 minutos: los que tardó Escudero en sustituir al lesionado Rami.
También te puede interesar