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El décimo menos deseado

  • Tras cuatro temporadas jugando con fuego, el Betis se achicharraba ayer ante su gente y se iba a Segunda División por décima vez en sus 103 años de vida y segunda desde que Lopera lo maneja.

Al sufrido bético le tocó ayer el décimo de la lotería menos deseada, la que da lugar a perder la categoría de primerdivisionario. El descenso de ayer ha sido el décimo que el Betis ha sufrido a Segunda División y segundo bajo la órbita de Manuel Ruiz de Lopera. Diez descensos que se inician dos Ligas después de que el Betis lograse el título de campeón de Primera División. Dos Ligas y cinco años, pues si el equipo bético logra el primer título nacional para Andalucía en la 34-35, contando el tiempo que la Liga estuvo interrumpida a causa de la Guerra Civil, iba a ser a la finalización de la Liga 39-40 cuando el Real Betis Balompié fuese a dar con sus huesos en Segunda División.

Esa era una Liga de sólo doce equipos y el Betis terminaría penúltimo con sólo dieciséis puntos y con únicamente el Racing santanderino peor situado que él. Aquella Liga la ganó el Atlético Aviación, que así se denominaba el Atlético de Madrid durante la posguerra. Se fue el Betis a Segunda y tardó dos cursos en volver, pero su estancia en Primera sería fugaz, de sólo una temporada. Quedó como colista en una Liga de catorce equipos y fue el Zaragoza su compañero de viaje.

Ahí, al final de esa 42-43, iniciaría el Betis su particular travesía del desierto, ya que tardaría en volver a la elite la friolera de quince años. El triunvirato que formaban Benito Villamarín en el palco, Antonio Barrios en el banquillo y Luis del Sol como capitán dio unos frutos extraordinarios y el Betis volvía a Primera División a final de la temporada 57-58.

Y en Primera estaría hasta el Domingo de Ramos de 1966, último partido de la Liga 65-66. Jugaba el Betis en La Rosaleda ante un Málaga que también se jugaba el ser o no ser. Adelantó Ansola al equipo que entrenaba Ernesto Pons y con ese 0-1 se libraba el Betis incluso de jugar la promoción. Pero llegó el fatídico minuto noventaitantos para que el malaguista Otiñano restableciese unas tablas que condenaban al Betis al descenso automático y al Málaga a asirse al clavo de la promoción que no le sirvió para permanecer entre los mejores.

Aquello fue un escándalo, ya que el gol de Otiñano vino precedido de varias irregularidades. Una es que la hora se había cumplido con creces, otra que Pepillo cargó a Vega, portero del Betis, en su área, y la última fue que Otiñano, el autor del gol, se encontraba en flagrante fuera de juego. José Plaza, posteriormente eterno presidente de los árbitros, validó el gol y pitó el final del partido. A empellones llevó Eusebio Ríos, capitán del Betis, al colegiado madrileño y éste ni siquiera se atrevió a reseñarlo en el acta.

El siguiente descenso del Betis fue muy pronto, ya que si poco duró la estancia en Segunda, lo mismo duró la que estuvo en Primera. Se confirmaba dicho descenso el domingo de preferia de 1968 en un partido matinal con el Atlético de Bilbao que acabó con derrota por 0-3. Ese descenso fue el primero que compartió con el Sevilla, que acabó colista, y se materializó con Sabino Barinaga como entrenador.

El quinto descenso bético a Segunda División va a producirse en Castellón, en el último partido de la Liga 72-73. Adiestra al equipo Ferenc Szusza y es la del retorno de Luis del Sol, que se ha llevado diez años en el Calcio. Bajan tres y el Betis lo hace como tercero por la cola y por encima de Deportivo y Burgos. Sólo un año estará el Betis en Segunda y vuelve por la puerta grande y con un equipo en el que ya figuran Esnaola, Bizcocho, Biosca, Sabaté, López, Alabanda, Cardeñosa, Benítez y un Rogelio convertido ya en leyenda verde, blanca y verde.

El siguiente batacazo es el más doloroso de cuantos ha sufrido el Betis, ya que once meses antes de que se produjese se había proclamado campeón de la primera Copa del Rey. El equipo estaba haciendo una buena Liga y un buen papel en Copa de la UEFA, pero a la vuelta de ser eliminado en Tbilisi por el Dinamo de Moscú, el equipo se desfondó. Tuvo un canto de cisne al golear al Real Madrid, pero en la última jornada pactaron unas tablas Hércules y Burgos que despeñaron a un equipo que se conocía como Eurobetis.

Volvió por la vía rápida para estar diez años seguidos en Primera División. Pero en junio del 89 se vio abocado a jugarse la permanencia en una promoción con el Tenerife que iba a resultar dramática. El equipo insular iba de víctima propiciatoria, los jugadores se declararon en huelga el día antes de la ida en el Heliodoro Rodríguez y nada hacía prever que ese primer asalto iba a resolverse con un clamoroso 4-0 a favor de los isleños. En aquel partido se dieron dos figuras destacadas, para bien el panameño Rommel Fernández con dos goles y en sentido negativo Nery Alberto Pumpido, portero del Betis. La vuelta, a pesar del asesoramiento en la sombra de Luis Aragonés acabó con un insuficiente gol de Chano que dio con el equipo bético nuevamente en Segunda División.

El octavo descenso no tiene historia alguna, ya que puede afirmarse que es esa 90-91 la peor temporada en la historia del Betis. Se empezó con Cardeñosa en el banquillo, siguió José Luis Romero y la remató José Ramón Esnaola, acabando como colista destacado con sólo 25 puntos y con el Castellón como compañero del furgón de cola. Fue, sin embargo, un año en el que debutaron futbolistas como Merino, Cuéllar o Loreto, a la par que extranjeros como Ivanov, Perdomo y Bilek.

Como penúltimo antes de la tragedia de ayer, el descenso de la temporada 99-2000, quizá el más ominoso, con un plantel de alto nivel en el que figuraban futbolistas como Alfonso, Finidi, Denilson, Oli, Prats, Filipescu... Comenzó el curso bajo las órdenes del argentino Carlos Timoteo Griguol, prosiguió con Guus Hiddink y remató la faena con Faruk Hadzibegic en campo propio.

El descenso se consumaba en la penúltima jornada por derrota ante el Real Madrid con goles de Roberto Carlos y Anelka. Este descenso sería el segundo que compartiría con el Sevilla y siendo el Atlético de Madrid el tercero de los condenados. En el día de hoy, ambos se encuentran situados en Territorio Champions, mientras que el Betis está donde está, nuevamente en Segunda División a pesar del empuje que recibe a diario de una afición que no se merece este trato.

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