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El femenino y el juvenil alcanzan la igualada global

  • La línea de los 500 metros fue decisiva en dos regatas que protagonizaron un desarrollo semejante

El bote del equipo sevillista femenino, antes de la partida.

El bote del equipo sevillista femenino, antes de la partida.

En la jornada en la que se celebraban las bodas de oro de la regata Sevilla-Betis, el honor de la familia de Nervión fue salvado gracias a la victoria en el absoluto femenino. Ayer, las remeras del Sevilla equilibraron el global de triunfos de una competición que data desde 1993. Desde aquella fecha, ambas escuadras, la sevillista y la bética, suman doce triunfos. Y las sevillistas rompieron ayer una racha de tres regatas consecutivas ganadas por las béticas. Una cuarta parte de la fuerza que lo impulsó pertenecía a dos remeras del Club Labradores, Carlota Álvarez y Carmen Machuca.

"Aunque el comienzo fue más bien equilibrado, el bote del Betis se vino abajo a mitad de la carrera", señala Machuca. "Ya nos iba tocando ganar", añade a su vez Álvarez, dos compañeras en los colores y, además, en el bote de dos sin que se logró la cuarta posición en el último Campeonato de Europa celebrado el pasado verano en Poznan (Polonia). Con apenas 17 años, las dos remeras comparten bote con un ocho que abarca un amplio rango de generaciones. "La fuerza no depende de la edad, tampoco el peso, lo que es importante de verdad es tirar bien del remo", explica una Álvarez que acaba de colgarse la medalla de ganadora de la 50ª edición de la Sevilla-Betis.

Casi con su edad, con 16 para 17, Javier Genebat pertenece al bote del juvenil bético que se proclamó campeón por cuarta vez consecutiva. Este triunfo le sirve al conjunto bético para igualar el registro general: 12 victorias del Betis frente a 12 del Sevilla.

El desarrollo de la regata, en su capítulo juvenil, fue semejante al femenino. "No nos empezamos a distanciar hasta los 500 metros", señala un Genebat que muestra su satisfacción de haber entrado en primer lugar en la línea de meta. El remo, como muchas prácticas en la vida, requiere de disciplina. El joven palista lo muestra con un anuncio a un amigo. "¿Te vienes?", le preguntan. "No, tengo que estudiar", responde Genebat en un sábado sevillano de noviembre, a mediodía, con 15 grados de temperatura.

El remero bético fue el proa del equipo, cuya función consiste en rectificar los pasos del bote, en el caso de que aparezca el desvío inesperado. Desde ese lado de la embarcación, teniendo en cuenta que reman de espalda, resulta fundamental su voz (y su vista) a la hora de enfilar la salida. Como en la competición sénior, el triunfo del Betis era esperado: "Fuimos 2,5 segundos mejores en el ergómetro", dice. En el Betis hay cantera, pero el tapón es aún sólido: "Son muy buenos", admite.

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