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¡Y quién frena ese correcalles!

  • Mel volvió a colocar dos extremos muy abiertos y al equipo le faltó juego combinativo para aprovechar la feble defensa rival Beñat comandó las operaciones con un gran despliegue.

No siempre apostar por la verticalidad que supone jugar con cuatro delanteros significa una mayor pegada y un buen ejemplo lo ofreció ayer el Betis. Si esa dosis de velocidad le sirvió para igualar un partido que se le puso pronto cuesta arriba con el gol de Riki, a los de Mel les faltó templanza para someter definitivamente al rival, sobre todo ante una zaga que poco necesitaba para meterse en apuros.

Con Vadillo y Campbell de inicio y con Pabón y Juan Carlos al final, Mel se la jugó a la habitual eficacia de sus delanteros, ayer más desacertados que de costumbre. Sólo la pujanza de un Beñat superlativo y que lideró tanto la defensa como el ataque bético permitió igualar las fuerzas en un centro del campo que siempre estuvo en inferioridad.

Al vasco quizá le faltó un socio como Salva Sevilla a su lado para haber dominado con mayor claridad el balón, lo que también hubiera permitido conectar con balones interiores con el tridente de delanteros. Y es que nadie fue capaz de frenar ese correcalles en que se convirtió el partido cuando el cansancio apareció en los protagonistas.

Defensa

Con dos novedades de inicio, Perquis y Nacho, al equipo le costó frenar las acometidas deportivistas cuando los espacios se acumularon a la espalda de los centrocampistas. Luego, cuando la zaga dio el paso adelante para achicar los huecos, el equipo sufrió con los balones a la espalda de la defensa, aunque tanto Amaya como Mario se multiplicaron para cerrar las líneas que llevaban hasta un Adrián que también cuajó un buen partido.

Por momentos, los de Mel trataron de presionar muy arriba, aunque no siempre de manera coordinada. Aun así, el trabajo de Beñat permitió recuperar numerosos balones en zonas adelantadas y romper así los intentos de elaborar del Deportivo.

Ataque

Con Vadillo por la izquierda y Campbell por la derecha, el Betis tardó en entrar en el partido, algo que se acentuó cuando ambos intercambiaron sus bandas. El puertorrealeño desborda mejor por su perfil natural, aunque ayer sólo lo realizase en dos ocasiones para quedarse en la caseta en el descanso.

La entrada de Pabón por Vadillo significó que Rubén Castro ocupase la banda derecha, pero salvo en dos acciones iniciales -un pase sobre Jorge Molina y un disparo cruzado- el colombiano se mostró más impreciso que en otros partidos.

Con el empuje y las aperturas de Beñat, Jorge Molina se movió con inteligencia para generar ocasiones como la del gol, donde definió con solvencia.

Virtudes

El enorme despliegue de Beñat, omnipresente tanto para recuperar el balón como para generar fútbol. Al vasco sólo lo acompañó Jorge Molina, el delantero que con más clarividencia leyó los espacios que dejaba la defensa deportivista.

Talón de aquiles

El gol encajado tras un saque de esquina a favor, con un mal ajuste defensivo. También faltó templanza para haber dominado el balón y el ritmo del partido.

Uno por uno

Adrián Realizó hasta tres paradas de gran mérito.

 

Chica Voluntarioso, le faltó acierto en el pase.

 

Amaya Empezó con dudas, pero se hizo con el partido. Salió a tapar los espacios que se generaban en el centro.

 

Perquis Algún error en el corte y en el despeje, pero sobre todo gafado. Otra lesión.

 

Nacho Superado al inicio fue a más con el partido. 

 

Campbell Desacertado en todo lo que intentó, hasta en dos remates a gol. 

 

Cañas Desaparecido en el primer tiempo, en el segundo tapó alguna línea de pase.

 

Beñat Omnipresente. Recuperó, mandó y hasta lanzó el balón del gol. Le faltó acierto en la estrategia y eso que dispuso de tres faltas directas.

 

Vadillo Sólo dos desbordes, aunque mejor por la derecha.

 

Jorge Molina Leyó el partido y sus movimientos generaron el gol y otras ocasiones.

 

Rubén Castro Con movilidad, erró en el remate.

 

Pabón Muy impreciso salvo en su primer balón.

 

Mario  Entró por el lesionado Perquis y ayudó a frenar los contragolpes visitantes.

 

Juan Carlos Eligió siempre la peor opción.

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