ESTÁ claro como el agua clara que el gol es la suerte suprema, el fin indudable de ese magnífico juguete llamado fútbol por lo que cuando se echa en falta más de lo debido las consecuencias no son buenas. Incluso podrían calificarse de funestas, algo que en el fútbol según Sevilla se está echando en falta, aunque no en las dos orillas sean idénticas esas consecuencias. ¿Y por qué el gol es tan veleidoso y falta a lista de esa manera?

Por supuesto que con una cuota normal, parecida en el Betis a la del curso pasado y como cuando Ben Yedder, Baca o Gameiro las enchufaban con tanta frecuencia en la otra orilla, la situación del fútbol según Sevilla sería mejor. Y no es que en el Betis, que anda por encima de presupuestos más altos, sea mala, pero a fuer de tantas expectativas creadas tras el reciente pasado que ahora hasta se ve la sexta plaza como una situación que no es la que se esperaba.

¿Y qué decir del Sevilla, tan en tenguerengue desde aquel primer acto de su penúltima eliminación copera? ¿Alguien duda de que de haber tenido más eficacia en el área rival ni habría olido las sentinas de la tabla? Es más, si el equipo hubiese contado con esa añorada capacidad goleadora, el lunes estaría en el bombo de Las Rozas, por supuesto que sí. Y esa añoranza de goles en Nervión y en Heliópolis deben tener alguna causa y hay que encontrarle explicación con urgencia, ¿verdad?

Planificación sevillista aparte, ausencia de Ocampos incluida, que ha sido deficiente y que si no fuese por los milagros de Bono todo estaría mucho peor, entra en liza un factor que coincide con el problema del Betis. Ahí están la lesión de Juanmi en la trampa del césped sintético en Helsinki, puede que al disgusto del Panda por quedar fuera de Qatar se una la depresión y falta de confianza de Willian José. ¿Tendrán arreglo tan variados problemas? Ojalá sea que sí y pronto.