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Lo que mal empieza...

  • El Sevilla de Marcelino pasó de presumir de media inglesa a la crisis de resultados con la permanente sensación de que el técnico nunca le cogió el aire a la plantilla.

Finiquitada la etapa de Marcelino, el análisis del periplo del asturiano en el banquillo sevillista deja bien a las claras que juego y resultados nunca fueron de la mano en estos 21 partidos. Partiendo de la base de que el asturiano nunca fue la primera opción para el banquillo, las sensaciones y el juego de pretemporada nunca se vieron en el césped cuando el balón echó a rodar oficialmente, lo que unido a la obstinación del técnico por jugar con un esquema de dos delanteros para el que no estaba confeccionada la plantilla hizo el resto.

un adiós prematuro

Nadie contaba con la eliminación en agosto en la Liga Europa, como tampoco nadie contaba con que el bombo depararía un rival como el Hannover 96. Marcelino achacó a la mala suerte la eliminación ante el conjunto alemán, ya que el Sevilla estrelló dos balones en los palos en la eliminatoria, pero en pleno mes de agosto ya se observaban dos males, uno derivado del otro.

La plantilla no estaba confeccionada para jugar con dos nueves puros y, mucho menos, con dos delanteros que no presionan en absoluto la salida del balón, por lo que la idea del técnico de presionar en zonas adelantadas para recuperar pronto la pelota y realizar ataques veloces se iba al traste. El segundo gol del Hannover en el partido de ida en el que el portero alemán sacó en corto al centro del campo ante la pasiva mirada de Kanoute y Negredo fue definitorio.

la media inglesa

El inicio de Liga del Sevilla fue, sin embargo, prometedor. Independientemente del mejor o peor juego, la clasificación dictaba que el Sevilla no perdió un partido hasta el 31 de octubre, cuando el Granada pasó de poder salir goleado de Nervión a llevarse los tres puntos.

Pero, incomprensiblemente, el castillo de naipes se desmorona y el Sevilla enlaza, unido a los resultados cosechados antes del partido del Granada, tres empates y dos derrotas.

el ansiado 4-3-3

Tras la mala racha, Marcelino pareció hacer caso al entorno y cambiar el sistema en beneficio del reclamado 4-3-3 para el que parece estar planificada la plantilla. Y el resultado no pudo ser más positivo, ya que enlazó un triunfo en Zaragoza con otro en casa ante el Getafe, en el que probablemente haya sido el mejor partido de los de Marcelino en lo que va de campeonato.

Sin embargo, en cuanto el viento volvió a soplar en contra todo se vino abajo de nuevo, ya que a la inmerecida derrota en el Ciudad de Valencia se unió la no por esperada sonrojante goleada del Real Madrid en el Sánchez-Pizjuán. Los nubarrones se cernían ya sobre el técnico de Careñes.

reyes y la gaseosa

La llegada de José Antonio Reyes en el mercado invernal no sólo supuso una alegría para la afición, sino también para Marcelino. Con el utrerano, la plantilla por fin contaba con el deseado delantero móvil que permitiera al equipo presionar y recuperar el balón en zonas adelantadas. Pero la suerte es un factor esquivo y caprichoso, y pese a que la llegada de Reyes supuso una mejora evidente en todos los aspectos del juego del Sevilla, los resultados brillaron por su ausencia, sufriendo una dolorosa derrota en Vallecas, no pudiendo pasar del empate ante Espanyol y Betis, y cayendo derrotado en Málaga y el domingo ante el Villarreal.

Vaivenes, obstinación y falta de fortuna. Tres factores que resumen el fracasado paso de Marcelino por el Sevilla.

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