En marcha, un recuerdo imborrable

VUELA el tiempo que se las pela y he ahí que caímos en la cuenta de que han pasado cuarenta años de un partido para el capítulo más épico de la historia del fútbol nuestro. Dentro de un mes se cumplirán los cuarenta años de aquel España-Malta que entró de lleno en el Guinness gracias a la desmesura de su marcador. Un 12-1 que en estos días henos conmemorado protagonistas y testigos a lo largo de una serie de actos ciertamente emotivos.

Con la figura de José Ángel de la Casa como percha, aquellos héroes del 21 de diciembre de 1983 en Villamarín se han reencontrado durante un par de días de mucho contenido. Partiendo de una gran foto de familia en la que hubo ausencias tan dolorosas como la del fallecido Marcos Alonso, el querido Pichón, pudimos disfrutar de la presencia de Buyo, Zubizarreta, Goikoetxea, Gordillo, Señor, Víctor, Carrasco, Sarabia, Güerri y Rincón, el hombre que ligó póquer de goles.

Ha sido un evento que nos llevó a pique de alguna traición cardiaca como sucedió cuando nos dimos de cara con José Ángel de la Casa, el hombre al que se le rompió la garganta al cantar aquel gol de Juan Señor que significaba coronar tan alta cima y que atraviesa por un trance muy doloroso en su definitiva fase vital. Impresionante el cariño dispensado al hombre que, como Matías Prats en Río con el gol de Zarra, fue como una especie de goleador ex aequo con Señor.

Y de los protagonistas se pasó al reencuentro con muchos compañeros que componían la primera línea de fuego del periodismo deportivo con Alfredo Relaño a la cabeza. Seguro que cuando Paco Grande le dé el remate definitivo, la obra será del gusto para los que la vivieron y un descubrimiento para las levas de periodistas y aficionados que llegaron después. Y en el corazón de todos, el recuerdo al enorme anecdotario que siempre acompañó a la memoria de Miguel Muñoz.