Que el Barcelona logre un 4-0 no es noticia, lo haga ante el Rayo Vallecano en el Camp Nou (el partido de la última jornada, que jugó unos días antes) o lo haga ante el mejor equipo de Sudamérica, el Santos de Neymar. Y cada vez es menos noticia que el Real Madrid le haga seis goles a uno de los postulantes a la Champions, como es el Sevilla. Los dos colosos de nuestro fútbol juegan a otra cosa, en su mundo sólo moran ellos, ni siquiera otros ilustres del Viejo Continente. Así que mejor dejarlos a su aire, dejando víctimas en las cunetas.

¿Y qué ocurre un estrato más abajo? Que el Valencia, casi sin quererlo, se ha adueñado de la tercera plaza, la que evita sustos estivales para la próxima edición de la Liga de Campeones. Vale que el Levante está a cuatro puntos, una distancia no muy lejana, pero poniendo sobre la mesa las dudas que puede deparar el rendimiento de una plantilla tan veterana como es la granota en la segunda vuelta, llegamos a la conclusión de que muy mal tiene que hacerlo el equipo de Emery en la segunda vuelta para que no renueve su pasaporte directo a la máxima competición europea.

Con su triunfo ante el Málaga en Mestalla (2-0), son ya ocho puntos los que saca de ventaja al infiltrado Osasuna, quinto hoy, y nada menos que nueve sobre enemigos más directos, como son el Sevilla y los malaguistas. El Athletic de Bielsa figura a 11 puntos. Y no digamos nada de los dos conjuntos que hoy llevan la palabra crisis grabada en sus frentes, el Villarreal y el Atlético de Madrid. Los colchoneros tienen 19 puntos, están más cerca del descenso (Sporting, 15) que de la Liga Europa (Sevilla, 24) y los amarillos sí que están enfangados: preceden precisamente a los sportinguistas con los mismos puntos que ellos.

El conjunto castellonense echa de menos a Rossi (quién no lo haría), pero lo peor es que muchos de los elementos de su plantilla empiezan a acusar esa presión, desconocida para ellos, que aparece cuando uno va descendiendo a los sótanos de la tabla. Esa presión que se asemeja a los fondos abisales... El Villarreal venció por última vez lejos de su estadio el 20 de marzo, cuando se impuso al Athletic de Bilbao en San Mamés por 0-1 con gol del argentino Marco Ruben.

Desde entonces el conjunto castellonense suma catorce salidas sin ganar, con un balance de cuatro empates y once derrotas, con seis goles a favor y veintiséis en contra. El Villarreal releva al Getafe en este registro, ya que el equipo madrileño se impuso el sábado en Palma ante el Mallorca por 1-2, con lo que venció como visitante un año después.

En una situación parecida a la del Villarreal se encuentran el Atlético de Madrid, Racing de Santander y Zaragoza, que no conocen la victoria a domicilio en el actual campeonato, pero que ganaron lejos de su estadio al final de la pasada campaña, después de la victoria del Villarreal en Bilbao.

Por lo que respecta al conjunto dirigido por Juan Carlos Garrido, su actual racha se inició con una goleada en Mestalla ante el Valencia (5-0) y ha continuado hasta el partido del domingo en Pamplona (2-1).

Por parte del Atlético, nada sorprende ya en un club habituado a desinflar las ilusiones de sus aficionados antes de Navidad. Las sustituciones de Arda y Diego, éste por Reyes además, terminaron de encender el Calderón. Cualquiera diría que Manzano se inmoló con sus polémicas decisiones. ¿Es que nadie quiere ser cuarto en esta Liga?