Real madrid | sevilla · Frente a Frente0 faltas recibidas 210 tiros a puerta 04 asistencias 011 Balones perdidos 9

La obligada dependencia del colectivo

  • La movilidad de Navas fue un incordio hasta el descanso · Cristiano Ronaldo mejoró cuando decidió buscar aliados

Las miradas analizaban ayer a dos futbolistas que viven un momento dulce. Cristiano Ronaldo y Jesús Navas se medían en un duelo que unía espectacularidad, desborde y juventud, y no defraudaron a las expectativas.

El Bernabéu esperaba temeroso la presencia de Jesús Navas y pronto recibió las primeras noticias del palaciego, aunque antes avisó Cristiano Ronaldo con un disparo en el primer minuto que ponía de manifiesto la facilidad con la que el es capaz de adentrarse desde la banda hacia el medio y lanzar a puerta. Fue ésta una acción constante en las intenciones del portugués, hasta que asimiló que era preferible acercarse más al área y olvidar la opción del disparo imposible.

Navas recibió nada más empezar un aviso de Arbeloa para que frenase su valentía, y su respuesta apareció con una internada por la derecha que terminó con el balón en la portería de Casillas. Desde ese instante vivió sus mejores minutos ante un ausente Madrid. Trianguló a la perfección con sus compañeros de ataque y convirtió a Diego Capel y Perotti en sus mejores aliados. Con Negredo algo perdido, la velocidad de Navas era ya la principal preocupación de un Madrid más temeroso del contragolpe sevillista que de sus propias carencias ofensivas.

La reacción madridista fue liderada por Cristiano Ronaldo, que cambió su inicial búsqueda de gloria por el intento de encontrar un compañero de aventuras. Sus paredes con Kaká no encontraban buen término; ni siquiera su extraña pretensión de lanzar una falta de modo indirecto buscando también al brasileño.

Cuando el Sevilla cedió el balón, Navas no se escondió y encendió su intensidad defensiva para servir de despegue en los contragolpes. Su siguiente logro fue conseguir una amonestación para su vigilante vestido de blanco. En el segundo tiempo, Arbeloa dejó su misión a Marcelo y éste no tardó en recibir la misma cartulina por tapar al extremo sevillista. Pero ya no tenía las circunstancias a su favor. Ni su equipo tenía la pelota ni su empeño en la zona media encontraba la misma complicidad que en el primer tiempo. El Sevilla se apagó cuando Navas dejó de recibir en la banda, culpa también de los cambios de Pellegrini en su decisión de agotar sus cartas. La intensidad en el juego aumentó y favoreció a la estrella portuguesa del Madrid. En sus botas, en su insistencia, en su capacidad de desmarque, estuvo el tanto de la igualdad. Ni Palop pudo frenar el veloz remate de Cristiano. El resto del duelo lo ganó el portugués por la simple razón de que su oponente no tuvo la oportunidad de tomar protagonismo. Con el Madrid volcado, el palaciego debía vigilar a Marcelo al tiempo que Cristiano insistía con incursiones por la derecha, apariciones por la izquierda, lanzamientos de falta y una clara ocasión ante Palop. Se llevó los puntos, aunque la afición madridista ya había advertido que en el conjunto sevillista brillaba con luz propia el destello de Navas.

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