Sevilla-barcelona · la previa

En pie, juegan campeones

  • Sevilla y Barcelona, los dos equipos que ganaron un título en el fútbol español en el curso 2009-10, pelean por la Supercopa · Más allá de polémicas y otras distracciones, es un honor para ambos

Noche de gala en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. Sábado 14 de agosto de 2010, vísperas del día de la Virgen, y comparecen en el estadio radicado en Nervión los dos campeones oficiales del fútbol español. Ejerce de anfitrión el ganador de la última Copa del Rey, el Sevilla por si alguien no llegó a enterarse aún, para medirse con el dominador de la Liga, con ese Barcelona que sigue siendo considerado por muchos como el mejor equipo del mundo pese a que la temporada pasada no reeditara todos los éxitos de la anterior. Se abre el telón del balompié patrio cuando no se han apagado aún los rescoldos del maravilloso Mundial que se litigó en Sudáfrica y tal vez como consecuencia de aquello hay muchas ganas de fútbol entre todos los aficionados.

El primer plato, por tanto, responde por la Supercopa de España, un torneo que por mucho que se haya querido devaluar desde diferentes sectores sólo tienen el privilegio de disputarlo los dos equipos que festejaron la conquista de un título oficial en el curso anterior. Y, oh casualidad, el Sevilla Fútbol Club fue uno de esos dos equipos, lo que sitúa a la entidad presidida por José María del Nido Benavente, una vez más, entre lo más selecto de este deporte en el territorio nacional.

Está claro que los sevillistas tienen motivos más que sobrados para sentirse felices desde todos los puntos de vista. Más allá del posible traspaso de una de sus estrellas, de esas negociaciones en torno al futuro de Luis Fabiano; por mucho que el partido del miércoles ante el Sporting de Braga portugués pueda ser considerado más trascendente con vistas al prestigio y a la economía de la entidad; por encima incluso de que Pep Guardiola, en su derecho por supuesto, estimara oportuno ampliar las vacaciones de los siete campeones del mundo que figuran en su plantilla, lo verdaderamente importante es que esta noche comienza a dilucidarse en el coliseo nervionense la posibilidad de sumar un nuevo título oficial, sí oficial, al palmarés del club que consiga proclamarse finalmente como campeón.

Porque la Supercopa es como todas las cosas. Todos quieren ganarla cuando van a disputarla y dependiendo del resultado final de la eliminatoria cada cual vende la conquista o la derrota como mejor le interesa. El campeón festeja el título como lo que es, como un torneo oficial, para proclamar a los cuatro vientos que ha ganado equis número de copas y el vencido parece que ha caído en un Carranza cualquiera. Pero no, siempre se busca el éxito por mucho que se quiera aparentar lo contrario. O ya se han olvidado quienes devalúan esta finalísima cómo el propio Barcelona presumía de sus seis éxitos, uno de ellos esta Supercopa de España, en un solo curso hace menos de un año incluso; o cómo el Real Madrid se dejó la misma vida para tratar de remontar en el Santiago Bernabéu a aquel Sevilla que lo avasalló por un 3-5 para conquistar la única Supercopa de España que luce en sus vitrinas el club blanquirrojo. Se disputa, por tanto, una final, una gran final, y todos parten con la sana intención de ganarla.

El Sevilla, lógicamente, no iba a ser una excepción y ni siquiera el trascendental compromiso que tendrá cuatro días después en Braga puede servir de distracción ante la posibilidad de disfrutar de un nuevo título oficial. Antonio Álvarez también lo ha entendido así y no hay más que ver la lista de dieciocho convocados que ayer confeccionaba para extraer de la misma un mensaje de seriedad. Nada de meter en la misma a los canteranos que están trabajando durante la pretemporada, hay mucho en juego y el escalafón indica que le corresponde a los profesionales tratar de conquistarlo.

Como era presumible y salvo las bajas por lesión de Guarente y Fernando Navarro, no existe ninguna ausencia de fuste, ni siquiera Jesús Navas, el hombre con menos trabajo acumulado por haberse incorporado después tras conquistar el Mundial. Guardiola no hizo lo mismo en el bando contrario, pues el máximo responsable azulgrana sí prescindió de esos ocho campeones de los que seguramente le gustaría disponer a él, como a cualquier entrenador del mundo, para todo el año.

El Barcelona sí llegará más mermado, por tanto, en su equipo, pero que nadie olvide que estarán a disposición de Guardiola hombres como Lionel Messi, el mejor jugador del mundo para la mayoría de los aficionados, Ibrahimovic, tasado en no se sabe cuántos millones de euros, o incluso esos Daniel, Keita y Adriano que, sobre todo el primero, en el rival de hoy eran pilares de un valor incalculable. Los condimentos para el guiso son de primer nivel y los sevillistas tienen que ponerse de pie para aplaudir, el curso balompédico 2010-11 se abre con dos campeones y uno de ellos es el Sevilla Fútbol Club. A partir de ahí, a luchar por un nuevo título, el undécimo si lo lograra en la centenaria historia del Sevilla.

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