Lo del Sevilla Atlético sí que podría ser protagonista de algún programa de estos actuales donde los actores se presentan para que cambien su aspecto de forma completa. Porque lo del filial blanquirrojo sí que se debería considerar como un auténtico cambio radical. En apenas unos meses, el equipo comandado por Diego Martínez ha sido capaz de salvar el descenso que acechó durante el pasado curso y plantarse a las puertas de un ascenso que cada fin de semana se ganan sobre el césped.

El paso adelante dado por algunos jugadores, sobre todo en el plano de madurez, ha sido fundamental para alcanzar este hito. Los cachorros sevillistas demuestran que están preparados para dar caza a un objetivo que no pasaba de quimera al inicio de la temporada y que ahora sólo resta de una final en dos tiempos para cumplirse: la hazaña está cerca. Pero antes, habrá que pasar una nueva eliminatoria. La última. Será ante el Lleida y, también, con el partido de vuelta al calor de los suyos.

La prueba de ayer en el Viejo Nervión, el campo central de la ciudad deportiva sevillista, bien sirve como piedra de toque. Porque los blanquirrojos se toparon con un equipo rocoso, que no le importaba ir al choque a buscar la pelota, quizá para amedrentar al rival. Y como hombres, pese a lo que dicten sus DNI, supieron responder para hacer bueno el gol del triunfo de Borja Lasso en la ida.

El Logroñés planteó un encuentro complicado, aunque trató de que, pese a ir por debajo en el marcador, apenas se notaran sus ansias por buscar la portería. De hecho, el Sevilla Atlético supo tapar bien todos los huecos para cortar todas las acciones peligrosas.

Mientras, el Sevilla Atlético, con más garra que puntería, trataba de cercar la meta visitante. Carlos Fernández y Carrillo intentaron batir a Miguel pero sus disparos se marcharon fuera. Sólo en los últimos minutos de la primera mitad, los locales tuvieron algo de presión. Los azulinos comenzaron a buscar con más ahínco a José Antonio y forzaron varios córners.

En la segunda mitad, el Sevilla Atlético encontró la pausa necesaria para jugar con el tiempo. El Logroñés tampoco parecía estar preocupado, por lo que todo cuadraba. Carrillo tuvo en sus botas dos acciones para adelantar a los suyos, aunque marró ambas.

En los últimos 15 minutos, el conjunto de Carlos Pouso pareció darse cuenta de que el tiempo corría en su contra y trató de buscar el gol que igualara la cosa. Titi, con un fuerte disparo, tentó primero y Chevi, ya en la prolongación, dieron el último susto antes de que el éxtasis llegara a las gradas y al césped de la ciudad deportiva.

Ahora, para completar la hazaña, falta subir el último escalón. El Lleida será el rival definitivo.