La Crónica

Este punto tiene valor (1-1)

  • El Sevilla rescata un empate en el segundo periodo tras verse superado por el Atlético en el tramo inicial · Los blancos volvieron a partirse en dos, aunque después sí fueron mejores.

Punto valioso para el Sevilla a la vista de lo acontecido durante el primer tiempo y un pelín insatisfactorio después de desmenuzar el juego de los hombres de Míchel durante la segunda mitad. El cuadro nervionense no pudo sumar su tercer triunfo consecutivo, es cierto, pero debe otorgarle su justa valía al rédito obtenido frente al Atlético de Madrid por mucho que éste arribase al Sánchez-Pizjuán sin algunos de sus mejores hombres.

Como tampoco podían estar a disposición de Míchel ni Negredo ni Perotti, anótese con prontitud y no ha salido ni un solo lamento de las huestes blanquirrojas. Pero el fútbol es de los presentes, no de los ausentes, y el Sevilla y el Atlético firmaron unas tablas que pueden tener trascendencia a la hora de los balances finales. De momento, ninguno de los dos equipos cobra ventaja sobre el otro opositor, aunque sí se puede precisar también que en la misma pelea hay un montón de opositores más a las plazas europeas, ya sean las que conducen a la Liga de Campeones como las que otorgan la Liga Europa.

El resultado de ayer no fue injusto, ni muchísimo menos. Ambos contendientes se repartieron el dominio en uno de las dos mitades del litigio y cuando esto ocurre, salvo que uno de ellos tire de una mayor efectividad, lo normal es que el árbitro anote un empate en el acta que lo consigna todo al final. Claro que los sevillistas seguro que se quedarán con la última jugada, como no podía ser de otra manera, y verán demasiado justo el fuera de juego decretado en el pase de Jesús Navas a Manu del Moral que pudo suponer el 2-1. Pero el asistente afinó mucho y el tanto no llegó a subir al marcador tal vez por impericia del propio delantero jiennense, que no supo aguantarse una milésima de segundo más hasta que llegara el momento justo del centro.

Son las cuestiones que adoban a este maravilloso deporte, que son capaces de provocar las sonrisas o las lágrimas. Ayer todos tuvieron motivos para lo uno y para lo otro, aunque aquí lo verdaderamente trascendente sea el análisis del Sevilla. Y el equipo de Míchel tuvo motivos más que sobrados para echarse a llorar con su manera de plantear el encuentro. El técnico madrileño disipaba la duda de la semana con la presencia del senegalés Babá en el once inicial en el lugar de Negredo.

Craso error, los sevillistas volvieron a los errores del arranque del curso, a los motivos que condujeron a que Marcelino ya no esté sentado en su banquillo, y se vieron partidos por el eje, por un centro del campo que mostraba una inferioridad innegable frente a la masiva presencia de piezas por esa zona del adversario. No poca importancia tendría para ello el hecho de que Rakitic y Medel también se hayan pasado toda la semana de viaje con sus respectivas selecciones, con el consiguiente cansancio que ello supone. Aunque tampoco ésta fuera la causa principal de que los blancos tuvieran mucho menos presencia ahí que el adversario. Era una simple cuestión numérica. Si ya Tiago, Gabi y Mario Suárez eran uno más que Medel y Rakitic, además los visitantes contaban con muchas más ayudas procedentes de las líneas más avanzadas. El resultado fue un Sevilla desbordado en el comienzo del choque y encima con un gol en contra demasiado pronto.

Eso iba a conducir a un primer periodo de quiero y no puedo por parte de los once futbolistas que había escogido Míchel. Porque, además, Babá, el elegido por Negredo, era una isla arriba que no tiraba un desmarque, que remataba todo francamente mal y apenas apoyaba tampoco en la presión al adversario. No sería exagerado afirmar, pues, que el Sevilla había jugado casi diez contra once en ese primer acto del encuentro y, lógicamente, se iba a marchar a la caseta por debajo en el marcador, y lo que es peor con unas sensaciones muy negativas.

Pero el fútbol, a veces, cambia en una acción puntual, tal vez en el momento más inesperado. Míchel ni siquiera había alterado el planteamiento en el intermedio, pero sus hombres sí se pusieron sobre el campo con más brío y fruto de ello sí iban a comenzar a acercarse hasta Courtois. Aunque la acción que lo cambiaría todo iba a comenzar muy lejos del meta belga, concretamente en un robo providencial, y racial, de Spahic con el Atlético saliendo en una contra. El resto del método era muy conocido salvo por quien finalizaría todo. Kanoute rápido hacia Jesús Navas, excepcional pase de éste y remate, muy bueno, de Babá para desmentir a quienes pensábamos que su equipo jugaba con uno menos.

El Sevilla necesitó muy poco, por tanto, para equilibrar el marcador y a partir de ese momento ya sí iba a ser superior al Atlético. Las piezas siguieron igualmente desajustadas, pero los blancos aprovecharon el brío del tanto para dar un paso adelante, sobre todo por el costado de un gran Jesús Navas. Pero el marcador no se volvería a mover, entre otras cosas porque Simeone no corre ni el más mínimo riesgo y los suyos se parapetaron atrás. Las oportunidades de gol, por tanto, escasearon y sólo esa duda en el remate de Manu del Moral deja algo de interrogantes. Empate a uno, pudo ser más y también menos, punto de valor si el Sevilla es capaz de ganar en Gijón al Sporting.

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