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Al más puro estilo Lopera

  • La vergüenza se apoderó de una Junta que requirió intervención policial · El notario recogió insultos y amenazó con irse · El máximo accionista vio cómo se vaciaba la sala cuando puso su vídeo del 92

Vergonzoso. Manuel Ruiz de Lopera volvió a pisotear el nombre del Betis, Real Betis Balompié Sociedad Anónima Deportiva, desde que él rige de forma tan vulgar sus destinos. Lo vivido en la Junta General de Accionistas de ayer, en pleno barrio de Heliópolis, se pareció más a una pelea barriobajera que a una reunión donde hermanos por un sentimiento se ven las caras para buscar soluciones en pos de una mejor vida en un club que anda renqueante.

Pero el máximo accionista de la entidad, que fue abucheado ya a la entrada a la sala por un pequeño grupo, fue fiel a sus principios y ni la presencia de una pareja de la Policía Nacional ni la de un notario en la sala pudieron evitar que un grupo de invitados alterara el orden y la sala fuese convirtiéndose poco a poco en un galimatías -"Supporters y radicales", según dijo un accionista en Canal Sur Radio-. La confusión, con las armas ya esgrimidas en anteriores citas decembrinas, se convirtió en reina de una noche en la que el cada vez mayor número de opositores a Lopera sólo esperaba que éste les dejase ejercer democráticamente sus derechos: poder expresarse y ser escuchados, que sus propuestas fueran atendidas, que las turbias relaciones entre Encadesa, Tegasa y el Betis fueran aclaradas, etc.

Todo fue convirtiéndose en misión imposible conforme avanzaba la noche, y eso que los presagios aventuraban otros augurios aunque sólo fuese por el escaso retraso acumulado en la hora de comienzo, apenas unos diez minutos. "Sólo queremos un Junta tranquila", comentaban Hugo Galera y Adolfo Cuéllar a la entrada a la sala del hotel Al Ándalus, pese a que ya había surgido a las puertas algún rifirrafe entre aficionados proclives a Lopera y algunos portadores de banderas con el ya famoso lema de "¡Viva el Betis libre!".

La prueba de que las malas artes en la sala no eran flor de un día surgía de boca de gentes humildes, no afines a ningún grupo, que la abandonaban con celeridad, apenas a hora y media del comienzo. "Esto es lo mismo de siempre. Aquí no se puede hablar, es imposible, sólo hay insultos y descalificaciones. Me voy para mi casa", decía un accionista con el asentimiento de tres o cuatro que lo acompañaban.

Acto seguido, el jaleo era tal que sobrepasaba las paredes de la sala y propició que una pareja de la Policía accediese al interior. "Hay muchas discusiones, pero no como para intervenir. Si tuviésemos que hacerlo, os daréis cuenta", espetó uno de los agentes a los periodistas. El notario acababa de amenazar a la concurrencia: "Como la cosa siga así, me voy". Minutos después, hasta llegaron refuerzos policiales y accedieron al interior de la sala cinco números más, quienes, tras poner orden, dejaron en el hotel solos a los dos de guardia.

Así transcurrió la noche hasta que cerca de la una de la madrugada llegó el turno de ruegos y preguntas, para la que había 28 accionistas acreditados, que se alargó en el tiempo y que supuso un nuevo ejercicio de zafiedad.

En el apartado numérico, nada que no se supiese. El consejo de administración anunció un superávit ficticio de 33 millones de euros, ya que fue conseguido merced a la despatrimonialización deportiva que supuso la venta de Oliveira y Joaquín por 40 millones, y un presupuesto igualmente de 33 para la temporada en curso. También se anunciaron 47 millones en fondos propios.

Lopera, que siempre se escudó en sus consejeros para explicar tibiamente los puntos del orden del día incluidos por la oposición, justificó así la relación de sus empresas con el Betis: "Encadesa y Tegasa están ahí y tienen derechos sobre los jugadores para que no nos pase como con Conte y Carvajal, que nos los quitaron".

El porcentaje de votos a favor fue del 67 por ciento, con un 7 por ciento en contra y una abstención, y el broche final se produjo cuando antes del turno de ruegos y preguntas, Lopera ordenó poner el vídeo que grabó en 1992 sobre sus actuaciones para hacerse con el control del Betis, que desde hace años circula y es objeto de mofa en los diversos foros de internet. Fue ése el momento, sobre las doce y media de la noche, elegido por más de la mitad de la concurrencia para abandonar la sala, al grito de "Lopera, vete ya", en la que sólo se quedaron el consejo, los accionistas seguidores de Lopera y los invitados, que casi doblaban a éstos. Ya en bien avenida comandita, la vergüenza pudo descansar tras cuatro horas en las que se vistió de verdiblanco por obra y gracia de Lopera.

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