El Sevilla chocó ayer contra un muro que no supo derribar con argumentos insuficientes y que resultó escollo definitivo para nuevamente los puntos no se alcanzaran fuera de su feudo.

El Levante volvió a fabricar una trampa en la que el Sevilla cayó sin entender que el camino buscado no era el adecuado. Buscó los espacios interiores cuando nunca existieron y posibilitó que las pérdidas dieran vida a un rival que sólo respiraba con ellas. Los medios, además, nunca supieron avanzar con comodidad.

Defensa

La zaga sevillista tuvo muchas dificultades para lanzar jugadas desde atrás. Fazio y Fernando Navarro sufrían pérdidas en su afán por conectar con Kondogbia y Maduro, ambos poco acertados en la transición. En una de ellas el Levante se adelantó y varió todas las circunstancias del duelo a su antojo.

Alberto Moreno ganó metros con la presencia en su flanco del móvil Jesús Navas, pero también desprotegió un sistema defensivo que sufría con metros a su espalda. Coke hizo menos relevos de los habituales y la aparición de Cicinho sólo sirvió para crear espacios en una banda que nunca fue aprovechada y en la que Juanfran se erigió como amo.

Emery, sabedor de las virtudes de su oponente, pretendió hacer daño con movimientos interiores de Jesús Navas y Reyes, pero fueron los sevillistas los que sufrieron con los robos de Diop cuando los laterales se encontraban en posiciones muy avanzadas.

Ataque

El Sevilla se atascó desde el inicio. Sólo encontraba aire en las salidas de Jesús Navas y Rakitic apenas intervenía desde su posición adelantada. La creación pasaba por sus medios, pero ni Maduro ni Kondogbia son especialistas en la salida de balón. El primero titubea y tiembla. El segundo no calcula los riesgos. Con ello, el perjudicado es Rakitic, que recibe menos protagonismo del necesario para los suyos.

Con la presencia de Medel, Rakitic asume el mando con las líneas más rotas. Jesús Navas y Reyes tienden al flanco izquierdo al tiempo que Cicinho se atreve con escasas pinceladas en el diestro. La intención de abrir más el campo tiene el efecto contrario y facilita que el cuadro de Juan Ignacio Martínez se sienta dueño del escenario táctico.

El descontrol llegó con las necesidades y fue ahí cuando el Sevilla encontró puertas, las que dejó el cansancio de un Levante que ya no respiraba en contragolpes y que debía frenar a demasiados atacantes visitantes.

Virtudes

El Sevilla varió posiciones buscando sorprender y lo logró con algunas internadas por el carril central que no encontraron frutos debido a la escasez de pegada y de daño creativo.

Talón de aquiles

Las variantes para cambiar el ritmo del encuentro no encontraron nunca su misión. El equipo tiene carencias creativas que no resuelve a domicilio.