El tiovivo de Unai Emery
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El entrenador vasco continuará hoy su plan de rotar para meter en la dinámica a jugadores que piden protagonismo Ganar a la Real armaría aún más al grupo para la visita al Calderón
En el inicio de la Liga ante el Valencia, el Sevilla arrancó "al paso" según la terminología ecuestre. El desplazamiento posterior, a Barcelona para rendir visita al Espanyol, sirvió para que el equipo de Emery empezara a trotar gracias a su primer triunfo de la temporada. Y tras el primer parón obligado por los compromisos de la selección, las sucesivas victorias ante Getafe, Feyenoord y Córdoba hacen que los de Nervión avancen ya hoy en la campaña con un poderoso galope.
Tercero en la tabla, con los mismos puntos que el segundo, precisamente ese Valencia al que se considera acaso el enemigo más directo para esa ansiada cuarta plaza final. Con sólo el rutilante Barcelona de Messi enseñándole la matrícula. Consumado el mejor arranque liguero del club en 30 años, ahí es nada. Ni aquel Sevilla de Juande, tan recurrente en los debates de los sevillistas, echó a andar con el mismo brío aquella temporada en que llegó hasta la última jornada con posibilidades de conquistar la Liga, hace ocho años ya. Por entonces, el campeón de aquella primera UEFA ganó tres partidos (Levante y Betis en casa, Real Sociedad fuera), pero perdió en su segunda salida, al Vicente Calderón. Un punto menos que el actual lucía en la tabla.
Pero todo es orientativo a estas alturas. Cuatro partidos dan para lo que dan. Dan para tomar vuelo, para evitar esas perniciosas dudas iniciales y afianzar los conceptos. Porque las victorias graban los consejos en las mentes de los jugadores con mucha más celeridad que el mensaje más convincente que se le pueda ocurrir a un técnico. Cuatro partidos satisfactorios dan también para que la serenidad y la moral se instalen entre las cuatro paredes del vestuario y el trabajo sea más fluido. Eso lo ha conseguido Emery de salida. No era fácil por dos motivos: primero, porque el nivel de exigencia, tras el título de la Liga Europa y la quinta plaza en la pasada Liga, ha subido con respecto a la pasada temporada; y segundo, porque esa nueva revolución en la plantilla, con 11 novedades, hacía que la mitad de futbolistas partiera de cero en la asimilación del manual que propugna el entrenador de Fuenterrabía.
Esos 10 puntos de 12 reflejan que el trabajo, por ahora, está fraguando. Bajo los parámetros de un fútbol más físico, más rocoso sin la pelota y más veloz y directo con ella. Esa reinvención ha hecho que los sevillistas hayan encajado sólo tres goles en algo más de 360 minutos de Liga: ese barullo ante el Valencia que cazó Orbán con el pecho (1-1 definitivo), el cabezazo bombeado del espanyolista Stuani que sorprendió a Barbosa cuando los de rojo ganaban 0-2, y el reciente gol del cordobesista Borja García, cuando los sevillistas también dominaban ya por 0-2.
La premisa de todo es la seguridad atrás. Garantizar el cero en tu portería. Que llegar hasta tu guardameta sea toda una aventura para el rival. Y por ahora, lo está consiguiendo. Eso requiere un enorme desgaste físico. De todos, no sólo de los defensas. Con concentración plena y solidaridad. Y para ello, Unai sabe que será fundamental que los veintitantos del vestuario se suban al carro. Y el aluvión de partidos hasta el próximo parón, tras el choque con el Deportivo (5 de octubre, séptima jornada) servirá al entrenador vasco para intentar eso, ganar adeptos a la causa. Que los jugadores que necesitan minutos para sus piernas, que piden protagonismo para su autoestima, entren en la rueda. Que se suban al tiovivo y ayuden.
Krychowiak o Aleix Vidal ya se han subido y acoplado perfectamente a ese tiovivo. Esta noche, ante una Real dubitativa pero que cuenta con mucho potencial en ataque -hoy da la lista Emery-, será otra ocasión, como la noche del Feyenoord, para que los Banega, Deulofeu, Kolodziejczak, M'Bia o Aspas también se vayan sumando a la causa. Con el descanso de guerreros habituales y el mayor compromiso de otros, los sevillistas afrontarán con más garantías la batalla que se anuncia para el Calderón. Si hoy vuelve a ganar, el Sevilla se plantará en la ribera del Manzanares a galope tendido...
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