Ligaeuropa SEVILLA | B. DORTMUND · EL OTRO PARTIDO

La veteranía sí es un grado

  • El Sevilla resucitó con el empuje de los suyos y se recordó como grande europeo para hacer llorar al inexperto Dortmund · Altercados en la grada de los alemanes

Con garra, con casta y coraje, con el empuje de los suyos, con ese otro fútbol del que abominan los antibilardistas y con el plus de la veteranía. Tirando de todo lo que tiene todavía este equipo, este club, el Sevilla eliminó al temible enfant terrible del fútbol europeo. El Dortmund podrá seguir presumiendo de que sólo dos equipos lo han vencido en los 26 partidos de competición que lleva disputados desde agosto, pero el que seguirá disfrutando de su ya larga experiencia europea será este equipo por el que muy pocos daban un duro en las vísperas del encuentro de anoche, un partido en el que el Sevilla se reencontró con su afición. La reconciliación tuvo el premio deseado y los jóvenes pupilos de Klopp lloraron su eliminación, en gran medida determinada por su impericia para dominar los nervios en un pleito de muchísima tensión.

Hacía mucho tiempo que no se vivía una noche como la de ayer, una gran cita a la que se había convocado desde el club al sevillismo para contrarrestar la formidable fuerza de este joven, aguerrido y técnico equipo que manda en la Bundesliga. Y la afición, pese a que el estadio no se llenó, respondió recordando los viejos tiempos en los que el Sevilla era temible en Europa. El Sánchez-Pizjuán, entre el colorido propio y el ajeno, vivió un ambiente espectacular, sólo empañado por el grupo más radical de los aficionados del Dortmund, quienes antes del partido protagonizaron una fea escena arrancando las sillas de la zona de Gol Sur, sobre todo las de la tribuna baja. La Policía Nacional hubo de intervenir para calmar los ánimos, aunque a la salida de los equipos hubo otro gesto que incluso le puede costar dinero al Sevilla, dado que los hinchas alemanes encendieron y lanzaron bengalas, aunque según la legislación UEFA, los clubes son responsables de los daños que produzcan sus aficionados fuera de sus estadios. Por ejemplo, al Sevilla le costó una cantidad importante los destrozos que algunos hinchas hicieron en el estadio del Braga.

Fue un feo borrón a un ambiente que ya se vivió durante todo el día. En Nervión, la rivalidad de cánticos en la grada se correspondió con el vaivén del juego y de los goles en un partido de ida y vuelta. Fueron casi 96 minutos de un encuentro precioso, en el que la veteranía del local, empujado por la grada, desmoronó el fútbol aguerrido, técnico y vertical de un grupo al que hasta dio cierta lástima ver cómo se fue rabioso de Europa, sin saber manejarse en los instantes en los que dependió de sí mismo para seguir vivo.

En escena había dos equipos con trayectorias totalmente contrapuestas. El Sevilla trataba de asirse a la categoría de su reciente pasado glorioso en Europa, con un equipo mucho más veterano que este grupo de jovencísimos jugadores del Dortmund de Jürgen Klopp. Su edad media es envidiable: 22,9 años en el equipo titular de ayer, el mismo que el sábado venció 2-0 al Werder Bremen. El Sevilla era mucho mayor de media: 28,8. El ingreso en el once de Escudé y Luis Fabiano subía este registro.

Pero al final esa diferencia de edad, y de experiencia, fue crucial para que el Sevilla lograra arrancar el puntito que lo mete en el bombo de Nyon. El Dortmund, presionado por su necesidad y por una grada que empujó como aquellas noches ante el Schalke 04 u Osasuna en la UEFA, o como ante el Barça en la Copa, se fue desesperando, como un niño al que le quitan el juguete. La fiesta volvió a Nervión. ¿Será verdad que ha vuelto el Sevilla?

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