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Accidente aéreo

El A400M se estrelló tras fallar tres de los cuatro motores

  • Los propulsores se bloquearon tras despegar y no reaccionaron a las órdenes de los pilotos, que intentaron controlar sin éxito la potencia, la velocidad y la altitud del avión militar.

Tres de los cuatro motores no reaccionaron a las órdenes de los pilotos. La comisión que investiga el accidente del avión militar A400M ocurrido el pasado 9 de mayo en Sevilla confirma que los motores 1, 2 y 3 de la aeronave se quedaron bloqueados nada más despegar, con lo que no respondieron a los múltiples intentos de la tripulación de controlar su potencia con el objetivo de gestionar la velocidad y la altitud de la aeronave. Sólo el 4 cumplió con las demandas de los pilotos, algo que fue claramente insuficiente para mantener el aparato en el aire. Los análisis preliminares indican, asimismo, que los restantes sistemas del avión se comportaron con normalidad, ya que no se han identificado más anomalías durante el vuelo.

Airbus informó ayer a los países compradores del avión de las conclusiones extraídas por la Comisión de Investigación Técnica de Accidentes de Aeronaves Militares (CITAAM), dependiente del Ministerio de Defensa, tras la lectura de las dos cajas negras del aparato siniestrado. El análisis del registrador de datos (DFDR) y el de voces (CVR) ha puesto de manifiesto que fallaron tres de los cuatro motores al sufrir "una congelación de la potencia", o lo que es lo mismo, al permanecer invariables ante los intentos de la tripulación de manipular su velocidad.

Según fuentes del fabricante aeronáutico europeo Airbus, la secuencia de los hechos, que se saldaron con la muerte de cuatro de los seis tripulantes del avión, fue la siguiente: a) el A400M despegó a máxima potencia; b) una vez en vuelo, los pilotos trataron de reducir esa potencia, pero tres de los cuatro motores no respondieron; c) tras varios intentos sin éxito de imprimir una velocidad intermedia, la tripulación decidió activar la posición de marcha lenta de vuelo (flight idle), orden a la que sí reaccionaron los cuatro motores; d) el fatal desenlace se desencadenó cuando de nuevo trataron de aumentar la velocidad, pero los tres motores que habían dado problemas anteriormente volvieron a bloquearse, por lo que la menor potencia con la que volaba el avión fue insuficiente para mantenerlo en el aire y se precipitó contra el suelo.

Las conclusiones de la CITAAM, encabezada por el Ministerio de Defensa con la colaboración de Airbus y los proveedores principales del programa, son el punto de partida para averiguar qué estuvo detrás del accidente del A400M. "Hoy hemos dado a conocer los hechos y el próximo paso será descubrir qué provocó ese fallo en los motores", concretaron fuentes del grupo aeroespacial. A partir de ahora lo importante será saber si el error estuvo en los propios motores, el software que conectaba a los pilotos con ellos, los procesos de fabricación, el montaje de los sistemas... "La investigación continúa y se darán nuevas actualizaciones en el caso de que se disponga de nueva información relevante", avisó la compañía.

Lo que sí quiso dejar claro el fabricante del avión militar es que estos "análisis preliminares" han mostrado que el resto de sistemas del avión "se comportaron con normalidad" durante el vuelo de prueba del A400M que iba a ser entregado a Turquía y que se estrelló a los pocos minutos de despegar desde el aeropuerto sevillano de San Pablo. Airbus hizo hincapié en que no se ha encontrado "ninguna otra anomalía", con lo que no tiene "ninguna recomendación adicional" que hacer a los cinco países que ya operan el avión militar -Francia, Reino Unido, Alemania, Turquía y Malasia-.

Asimismo, la empresa subrayó que las conclusiones extraídas de las cajas negras están en línea con la alerta que lanzó el pasado 19 de mayo a los operadores de la aeronave. En ella les instaba a chequear sus aviones tras haber detectado fallos electrónicos en los motores. En concreto, les pedía que comprobaran el funcionamiento de las Unidades de Control Electrónicas (ECU), una especie de ordenadores que gestionan las acciones de la tripulación sobre el motor. Según las investigaciones internas realizadas por la compañía, fallos en ese software podrían haber provocado que las órdenes de los pilotos no llegasen a los propulsores, con la consiguiente falta de control sobre la potencia, algo que queda confirmado en el informe de la CITAAM.

Airbus insiste en que, tras realizar esos chequeos, puede garantizar que tanto los aviones ya activos -12 en total en manos de los cinco países citados- como los que están pendientes de entrega -hay 20 aparatos en distintas fases de montaje en la planta de ensamblaje de Sevilla, tres de ellos terminados- "están 100% protegidos contra el fallo detectado en el software gracias a las instrucciones dadas por la compañía".

Los motores del A400M han sido desde el principio origen de muchos quebraderos de cabeza para Airbus. Ideados por un consorcio empresarial integrado por el británico Rolls Royce, el francés Snecma, el alemán MTU y español ITP, estos elementos se montan en la factoría de Airbus en Múnich, donde se realizan las modificaciones de software y programación informática de los mismos. Desde allí viajan a Sevilla para su integración en el conjunto del avión.

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