Análisis
Rafael Salgueiro
Oxfam y su cruzada contra los ricos
Contenido patrocinado por Telefónica
“Una mujer debe ser dos cosas: quien ella quiera y lo que ella quiera”. Existe una realidad imperante que queda reflejada a la perfección en esta afirmación. Pero se trata aún de un desafío social que exige un cambio profundo en todos los estamentos: de la casa a las aulas, de la formación a la cultura del mercado laboral. Y con una perspectiva constructiva desde la experiencia de pioneras y referentes que demuestren que se puede emprender, que se puede conciliar y que se puede torpedear el techo de cristal. Estas son algunas de las ideas que han marcado el Desayuno de Redacción celebrado ayer sobre Mujer y emprendimiento: talento e innovación.
Organizado por Grupo Joly –editor de este diario– en colaboración con Telefónica, el desayuno fue moderado por Magdalena Trillo, asesora de Transformación Digital de Grupo Joly. En la mesa le acompañaban Rocío Díaz Mariscal, directora General de Economía Digital e Innovación de la Junta de Andalucía; María del Mar Fuentes, directora de Emprendimiento de la Universidad de Granada (UGR); Lidia Romero, CEO de OWApp, start-up de entrenamiento para embarazadas; Carlota García-Jarana, responsable de WOW.UP, programa de Emprendimiento Mujeres de CESUR; y Diana Melero, directora de El Cable de Almería, uno de los cuatro grandes hubs de Andalucía Open Future en nuestra comunidad.
Durante el acto, las integrantes debatieron y dieron su opinión sobre temas relacionados con la situación de la mujer en el ámbito laboral, la desigualdad en el mismo y una visión global relacionada con el emprendimiento y sus oportunidades.
La primera en tomar la palabra fue Rocío Díaz Mariscal afirmando que el talento y la innovación, en este caso femenino, “va más allá del campo personal y profesional”. En este sentido, la Junta de Andalucía lleva años impulsando y fomentando la participación de la mujer en sectores como el tecnológico en el que la brecha se está mitigando. Es necesario “visibilizar la presencia de la mujer”. Para ello, se debe apostar por “implementar medidas” que acaben con esta situación.
Por su parte, María del Mar Fuentes puso en valor el protagonismo de la Universidad de cara al emprendimiento y, en concreto, destacó que la de Granada trabaja “en una iniciativa transversal para impulsar la actividad empresarial que se quiera desarrollar”, una iniciativa que se sustenta en el conocimiento y que se está abordando con la ayuda de la Junta de Andalucía. En esta línea de desarrollo, la mujer tiene un papel fundamental y debe tener apoyos suficientes para ser parte primordial “en iniciativas empresariales de alto impacto”.
Diana Melero incidió en la idea de que las mujeres pueden y deben “hacer de todo” y para lograr este pensamiento y llevarlo a término es necesario “buscar modelos, que los hay, que sean referentes para proyectarlos a la sociedad”. Para Melero, este tipo de actuaciones nos llevarán a la diversidad por la que tanto se está luchando y que enriquece a todos.
A la vista está que la transferencia de conocimientos y nutrirse de otros puntos de vista es muy importante de cara a la meta que marca la igualdad. Lidia Romero, CEO de OWApp, empresa que centra su actividad en el embarazo y postparto, aseguró que “hay que cubrir necesidades específicas” y valoró el papel de la tecnología como un puente perfecto para “instalar y hacer rentables” las ideas que vayan surgiendo. Además, opinó que las mujeres deben ver “oportunidades en la conciliación, un campo lleno de posibilidades”.
Como portavoz de CESUR, Asociación de empresarios del Sur de España, Carlota García-Jarana reforzó con sus palabras “la necesidad de que existan más mujeres empresarias”. El reto de emprender es igual de exigente para hombres y mujeres, es necesario tener cualidades determinadas como la flexibilidad o el dinamismo, pero la realidad es que “la mujer aporta cosas diferentes al tejido empresarial”. Por ello, debido a diferentes características sociales implantadas, “la mujer no debe desmotivarse al detectar desajustes, no debe desistir en sus ganas de emprender”. Es decir, “la mujer necesita apoyo suficiente para que no decaigan sus ideas y pueda desarrollarlas”. Esto se consigue adaptándose y haciendo hincapié en cuestiones como la formación, ya que a día de hoy “menos del 30% de las mujeres estudian carreras científico-técnicas”, algo que les impide adentrase en sectores tecnológicos.
Por ejemplo, ¿hay diferencias a la hora de emprender entre hombres y mujeres? La respuesta a esta cuestión fue unánime entre las presentes negando la existencia de diferencias. Ahora bien, cada una de ellas quiso aportar matices que sí se deben tener en cuenta. María del Mar Fuentes corroboró que las mujeres acuden a carreras más humanísticas, pero sí es cierto que la diversidad se está imponiendo y un eje de innovación está siendo “el trabajo en equipos multidisciplinares que aportan diferentes puntos de vista”. En su opinión, esta manera de actuar puede ser la llave hacia eliminar la brecha de la desigualdad.
Diana Melero no es que crea que no hay diferencias sino que además cree que pueden existir ventajas: “las mujeres tenemos más capacidades y una visión más abierta”.
Por su parte, Lidia Romero recordó que en sus comienzos emprendió la aventura sola y tuvo que presentar su proyecto ante un jurado casi en su totalidad compuesto por hombres. Apostó por “estudiar a las mujeres, cubrir sus necesidades e impulsar sus ideas”. Es por ello que destacó cómo la diversidad siempre debe estar unida a la educación.
En nuestro contexto sociocultural y económico actual, según Rocío Díaz, “la mujer tiende a ponerse limitaciones a la hora de estudiar carreras masculinizadas, esta cuestión se une a una exigencia desmedida en nosotras por querer estar profundamente preparadas”. Todo ello, impide romper los techos de cristal hacia el desarrollo. Díaz entiende que el ámbito social supone una presión en la que afecta también las cargas familiares. De ahí que considere que "el cambio debe partir desde la educación y la necesidad de que existan referentes”, pasos que llevarán, sin lugar a dudas, al camino de la diversidad. En definitiva, apuntó que “no es difícil emprender, pero no debemos autolimitarnos para poder así estar presentes en cual- quier vertiente de desarrollo, evitando el desconocimiento”.
Carlota García-Jarana recordó que los tiempos han cambiado para mejor, que antes era más difícil emprender, y subrayó que “es necesario que haya más conocimiento sobre programas y ayudas y que se den más referentes”. Además, ve indispensable que las mujeres sepan “qué quieren y para qué hacen las cosas”. Según la responsable de WOW.UP, “las aspiraciones marcan las metas”, metas que se consiguen con ayuda, “dejando atrás la idea de emprender solas y haciéndolo de manera conjunta”.
El miedo al fracaso también está presente en la mujer, entre otras cosas, por desigualdades que aún están presentes en el marco social. Aun así, Lidia Romero anima a “no ponerse límites en la toma de decisiones”. Las mujeres deben evitar sentirse culpables por poner límites, ya que “la conciliación es complicada y el emprendimineto supone la renuncia a muchas cosas”. En este punto, valoró lo importante que es que los hombres lo entiendan y acaben siendo aliados, que apoyen las carreras de las mujeres cuando deciden dar el paso del emprendimiento.
Como recordó, llega un momento en el que hay que establecer unas prioridades y el mundo de la conciliación es complicado. Carlota García-Jarana ve fundamental que el sistema “se adapte a las mujeres y no nosotras a él”. Es más, tiene plena confianza en que las mujeres pueden emprender siendo madres, siempre y cuando tengan ayudas y un sistema de capacitación personal acorde a los tiempos que vivimos. “Nosotras tenemos que adaptarnos a ese cambio para poder ocupar puestos directivos altos siendo también madre”, sentenció la portavoz de CESUR.
Ante una una sociedad moderna y crítica como la nuestra, Lidia Romero apostó por un cambio en todos los estamentos. “Debemos entender que hay que crear sistemas que faciliten todo y la tecnología puede ayudar, además de la presencia de líderes femeninas”.
Sea como fuere, el apoyo debe estar presente en las diferentes políticas y legislaciones. Además, María del Mar Fuentes apuntó que “de la sociedad depende todo, y la mujer debe ser partícipe”. Además, incidió en la idea de que el cambio también debe ramificarse a la cultura que transmitimos y la educación que impartimos.
Otro de los temas que se puso sobre la mesa fue el de las diferentes oportunidades en zonas rurales y urbanas. Para Romero, hay diversos factores que afectan y lamentó que haya “mujeres emprendedoras en zonas a las que se le da poca visibilidad”. Por ello, y para mostrar la cara real de los diferentes sectores, “aunque las capitales son claves, debemos descentralizar el emprendimiento de cara a otras zonas”, una actividad que están llevando a cabo gracias a Open Future para que todas las personas tengan las mismas oportunidades.
Por su parte, Carlota García-Jarana ofreció una serie de datos de interés como que “el 20% del emprendimiento femenino es mayor en agro que en urbano y más del 45% de emprendedoras está en el ámbito rural”. Estos índices se deben a costes más bajos, necesidades no resueltas y porque “la tecnología está llegando y la conectividad se hace cada vez más evidente”.
En esta misma línea se pronunció Rocío Díaz al subrayar que cree que la brecha se está reduciendo gracias a Internet. “Hay un antes y un después en la transformación digital gracias a nuevas herramientas que no hacen más que crear oportunidades”. Este desarrollo, según Díaz, “favorece y ayuda a la conciliación, incentiva la motivación e ilusión y te hace ser más productivo”.
Un claro ejemplo de este nuevo marco laboral está en OWApp. Lidia Romero y su equipo teletrabaja y no tienen oficina física. Ahora bien, Romero avisó que para llevar a cabo este proceso “hay que formarse y ser eficientes”. Un cambio radical y necesario que ayudará al sector femenino a “no olvidar la “m” de madre y la “m” de mujer” y así poder desarrollarse personalmente y de manera plena.
A modo de cierre y síntesis del debate, María del Mar Fuentes incidió en la importancia de desactivar el miedo al fracaso, un miedo infundado si hay “un plan formativo de garantías para complementar las ideas y nos apoyamos en mentores”. Fuentes cree que estas dos características son esenciales para “avanzar y llegar al éxito”.
Por su parte, Diana Melero enfatizó que estamos ante “una gran oportunidad de dar visibilidad a la mujer y cambiar el modelo”.
A su vez, Rocío Díaz afirmó que “hay mucho talento en Andalucía que debe atraerse creando oportunidades para el emprendimiento”, un emprendimiento que, según María del Mar Fuentes, “hay que aumentar en número ofreciendo más posibilidades, oportunidades y orientando a las mujeres”.
Para cerrar su intervención, Lidia Romero advirtió que “el emprendimiento y la mujer deben estar unidos, eliminando el sentimiento de culpa. Hay que cubrir las necesidades y utilizar la tecnología para llegar a la conciliación”.
Un mensaje positivo que también fue compartido por Carlota García-Jarana cuando recalcó al emprendimiento se llega “colaborando entre todos. De esta manera habrá más mujeres en el mundo empresarial”. Que nadie lo dude, “es posible emprender siendo mujer”.
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