Transporte Marítimo
Tepsa mejora sus números mientras prepara su desembarco en Andalucía
El impacto económico de la guerra de Ucrania
Con los precios de la energía eléctrica en máximos históricos y con tramos horarios en 700 euros el megavatio hora (MWh), fruto de una escalda de precios que se ha visto exponencialmente impulsada por la invasión de Ucrania, los responsables de industrias electrointensivas de Andalucía se enfrentan ya a un escenario que el que producir deje de ser rentable y se vean obligados a paralizar sus fábricas, una decisión que intentan evitar a toda costa.
De hecho es la situación de las principales industrias andaluzas consultadas por este periódico en las últimas horas, ninguna se plantea parar por el coste energético, pero sí barajan ya regulaciones de empleo por los precios de las materias primas o los componentes.
Es el caso de uno de los dos polos industriales más importantes de la comunidad, el de Huelva.
El presidente de la Asociación de Industrias Químicas, Básicas y Energéticas (Aiqbe) José Luis Menéndez, aseguró que hasta el día de hoy no tienen constancia de que ninguna de las veinte plantas de 19 empresas que forman parte de la misma, tienen intención de parar su producción cono consecuencia del incremento exponencial del coste de la energía como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania, ni de los embargos decretados por Unión Europea y Estados Unidos en el día de ayer.
Menéndez quiso matizar, no obstante, que la competitividad de las industrias pasa de manera inexorable por “la reducción de los costes de producción, en los que tienen una enorme influencia tanto los de la electricidad, como los del gas natural”, por lo que “siempre pedimos un mayor apoyo institucional en este sentido”. El responsable de las industrias onubenses, quiso añadir que “estos costes suponen un porcentaje muy alto de los costes operativos de la planta, por lo que influyen en los costes unitarios, así que debemos actuar costes energéticos”.
Una de las maneras puede pasar por el “apoyo a los proyectos de innovación e investigación que suponen un ahorro efectivo de energía, o de aquellos que se han fundamentado en el impulso a las energías renovables, por lo que suponen ambos de abaratamiento de los costes”.
Las iniciativas presentadas hasta ahora que pasan desde redes cerradas, a un estatuto específico para las empresas electrointensivas, una reivindicación que se reivindica desde hace años, deben, a juicio de Menéndez de “concretarse por parte de los gobiernos, así que habrá que ver qué mecanismos ponen en marcha y conocer entonces su influencia real sobre los costes de producción”.
En el Campo de Gibraltar, el otro gran polo industrial andaluz, sólo Acerinox se plantea regular el empleo, pero no sólo por el coste energético, sino también por el de las materias primas. (Ver información detallada en esta misma página).
La otra gran industria del Campo de Gibraltar, Cepsa, no ha entrado a valorar la afección concreta sobre la refinería y la planta química que opera en la zona. Cepsa se limita a remarcar que su actividad en Rusia es limitada.
En Cosentino es perceptible el incremento del precio de la electricidad y ya está tomando medidas para intentar paliar de alguna manera su impacto, si bien, por el momento, no tiene previsto paralizar ninguna de sus líneas de producción y tampoco reducir el horario en las mismas, manteniendo todos los turnos, también nocturnos. Según explica Santiago Alfonso, vicepresidente de Comunicación y Reputación Corporativa del grupo, en sus instalaciones en Almería, desde donde parte el 98% de su producción a más de 120 países, se está llevando a cabo un proceso de revisión de todos los equipos y procesos para que sean eficientes al máximo.
Al tiempo, la compañía acelera hasta donde se puede la instalación de la que será la mayor planta de autoconsumo fotovoltaico puesta en marcha en España, con una potencia de más de 20 MW pico, generando aproximadamente 34.000 MWh anuales, lo que supone cerca del 25% del consumo anual de Cosentino. De acuerdo a las palabras de Santiago Alfonso, la empresa espera poder tenerla conectada a la red en dos meses y, además, expone que no será la única instalación de este tipo, puesto que contemplan varias plantas más en otras ubicaciones del parque industrial que está en proceso de ampliación.
Pero no solo la factura eléctrica afecta a esta industria, también el aumento del precio del gas. En esta línea, la compañía tiene conexión directa con el gasoducto de Medgaz, principalmente para alimentar los hornos que se emplea para la fabricación de una de sus marcas estrella: Dekton. “Hay preocupación por la volatilidad de los precios de la energía, que va a ser la tónica de los próximos meses”.
En Sevilla, el principal fabricante de detergentes de Europa, Persán, también se está viendo afectado por la escalada del coste eléctrico en su planta de la capital andaluza, aunque, como subraya su CEO, Antonio Somé, es un problema que afecta también a las fábricas de Francia y Polonia, “porque no es un problema local, sino europeo”.
En cualquier caso, Somé señaló que en este momento no está previsto para ninguna de las tres fábricas parar la producción.
También te puede interesar
Lo último