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Economía

Prendas estampadas con billetes

  • Llevar el euro a cuestas, incluso en la ropa interior, se ha convertido en un éxito entre griegos y turistas.

Cuando el sentido del humor y el ingenio prevalecen sobre la adversidad, se transforman en eso tan intangible que en Andalucía es conocido como arte. Y cuando esta acepción del arte se combina con la supervivencia, suele dar como fruto un fugaz negocio.

Mientras los griegos votaban ayer en referéndum y decidían su futuro más inmediato y determinante de los últimos años, no eran pocos los comerciantes callejeros que empezaron a ofertar ropa interior, pantalones y toallas para la playa confeccionados todos ellos como enormes billetes de 500 y de 200 euros. Exitazo inmenso de ventas, a tenor de la demanda incesante que tenían Yiorgos, un vendedor callejero de 51 años, y de sus colegas de puestos aledaños con similar mercancía.

"Lo que más se está vendiendo son las bragas de señora y las toallas de playa con los 500 euros, aunque también los que son de 200", nos comenta. Unos turistas alemanes y otros chinos (mayoritarios estos últimos en Atenas) daban fe de ello comprando, en efecto, tres bragas de señora y dos toallas con forma de sendos billetes de 500 euros y 200 euros. Es posible que sorprenda, pero, aunque pueda pensarse por razones ya conocidas que los alemanes no son demasiado bien vistos estos días en Grecia, la presencia de turistas germanos continúa siendo abundante.

"Quién sabe si a partir de mañana tener algo así puede resultar una reliquia del pasado", afirma entre risas, en referencia a las amenazas directas de las autoridades comunitarias advirtiendo que el triunfo de ayer del no podría implicar una salida de Grecia de la zona euro y el consiguiente final de la moneda única en el país. "Las toallas cuestan 15 euros cada una, pero si te llevas una de cada, hago precio especial de dos por 20 euros. Los calzoncillos para caballero valen a tres euros y si compras tres los rebajo a dos la unidad, y las bragas cuestan un poco más, cuatro euros cada una".

A mediodía acudimos a la playa Glyfada, situada en el barrio de las afueras de Atenas que bordea el Cabo Sounido, a no más de 10 minutos de la emblemática Plaza Sytagma y de la zona monumental y uno de los lugares habituales de residencia de las clases más adineradas en la capital. Es hora de la comida y el sol hace las delicias de los miles de turistas que disfrutan tostando su incipiente bronceado.No resulta en absoluto complicado encontrar tendidos en la arena billetes enormes de 500 euros, que en realidad son las mismas toallas que antes hemos visto vendiéndose en la ciudad. Preguntamos a unas jóvenes belgas y nos comentan divertidas que "son muy chulas". "Además, he comprado también una braguitas para mi madre y estos gallumbos para mi hermano. Son bastante feos y kitsch, lo sé, pero justo por eso me parecen tan divertidos", añade una de ellas.

Le pregunto si conoce la situación de Grecia y del peligro de que sea expulsada del euro. "Sí, eso dicen", y sigue a lo suyo entre risas con sus compañeras de viaje.

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