Skinwine descubre la fuente de la juventud en los restos del jerez

La empresa gaditana convierte los desechos de uva blanca palomino en productos de belleza e higiene · Acaba de lanzar una línea de enocosméticos domésticos

Masaje con hollejos y semillas de uvas trituradas y tamizadas en el Spa Club de Jerez.
Masaje con hollejos y semillas de uvas trituradas y tamizadas en el Spa Club de Jerez.
Sergio Paredes / Sevilla

29 de julio 2010 - 05:02

La empresa jerezana Skinwine está dispuesta a derrumbar el todopoderoso imperio de la mascarilla de pepino. ¿Cómo? A golpe de innovación y del reciclaje de los desperdicios resultantes de la fermentación del vino. Y es que esta firma crea geles, cremas, champús y demás tratamientos de belleza con algo que antes incordiaba, los desechos de la uva blanca palomino, cuya gestión suponía gastos y problemas para la industria del jerez.

El proyecto de la empresa nació en una bodega hace seis años de la mano del profesional de la cosmética y actual consejero delegado de la firma, Juan Manuel Carbajo, el cirujano plástico, Cristóbal Corchado y el catedrático de Química Analítica de la Universidad de Cádiz (UCA), Carmelo García, que desde tres ángulos diferentes coincidieron en el potencial del producto. Cuatro años y 160.000 euros más tarde Skinwine era una spin off de la UCA con un catálogo de enocosmética más que amplio y que orientaba sus productos a spas, gabinetes y clínicas cosméticas.

Hace un par de meses, tras el desarrollo de diferentes gamas, sus tratamientos también se venden al consumidor de a pie. El objetivo de la empresa es facturar al cierre de este año medio millón de euros, una cifra factible a tenor "de la buena acogida que están teniendo los tratamientos en el mercado nacional e internacional", donde Skinwine ya mantiene negocios con clínicas de Ecuador y Arabia Saudita, afirma Carbajo.

Entre sus productos se encuentran las mascarillas a base de turbios del sherry, ya que estos contienen ácido tartárico o alfa-hidroxiácido, uno de los ingredientes esenciales en la cosmética regenerativa que "confiere un aspecto más juvenil al rostro y con efectos visibles tras tres semanas de aplicación", según Carbajo.

No faltan los exfoliantes, en este caso provenientes de la trituración y tamización de los hollejos o pieles de la uva, que contienen oligosacarinas, pigmentos antioxidantes, ácido tartárico y ácidos grasos insaturados que la convierten en "un activo antienvejecimiento perfecto".

Si lo que se quiere es cuidar su aspecto a la vez que su higiene, no hay problema. Skinwine ofrece un gel y un champú de vinagre para pelo graso que, además de "proporcionar brillo y suavidad, retrasa la aparición de suciedad", en palabras del consejero delegado de la firma.

La I+D+I de esta empresa se divide en tres líneas con diferentes colaboradores. En la Universidad de Sevilla, junto con la profesora Mercedes Sánchez Arévalo, responsable del Departamento de Farmacia y Tecnología Farmacéutica, se utiliza nanotecnología en los activos extraídos del jerez para incorporar nanopartículas lipídicas en las moléculas de estos desechos y obtener así unas con mayor capacidad de absorción.

Otro de los desarrollos se realiza de manera conjunta con la Universidad de Cádiz y se orienta a someter los restos de uva a procesos de extracción de la materia activa, para poder disponer de moléculas aisladas que permitan mejorar el producto haciéndolo más puro y concentrado.

Por otro lado, Skinwine también colabora con la Universidad Complutense de Madrid. Concretamente, mediante su participación en la cátedra de Hidrología Médica del profesor Francisco Maraver, con el objetivo de comprobar la utilidad de los turbios del vinagre como fangos termales. Estos fangos son utilizados tradicionalmente como paliativos del dolor producido por la artrosis, artritis, o reuma, entre otras enfermedades.

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