Más allá de los planes de pensiones

Pablo Lora y Carmen Romero. Family Bankers de Banco Mediolanum

Banco Mediolanum
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11 de octubre 2025 - 05:00

Pablo Lora y Carmen Romero. Family Bankers de Banco Mediolanum
Pablo Lora y Carmen Romero. Family Bankers de Banco Mediolanum

Con la llegada del otoño, vuelven los anuncios de planes de pensiones y los reclamos para que nos aprovechemos de los beneficios fiscales que tienen. Y es que parece que, en estas fechas, hay que poner en orden nuestras finanzas de los últimos 365 días, cuando, en realidad, en lo que se refiere al ahorro de cara a nuestro futuro hay que ser constante todo el año.

Es cierto que esta solución de ahorro para la jubilación resulta rentable fiscalmente, pues mientras se realizan las aportaciones, estas reducen la base imponible y se pueden pagar menos impuestos. Pero ese ahorro es solo aparente. Porque la desgravación tiene un límite anual de 1.500 euros por aportaciones a planes de pensiones individuales y de 8.500 euros por aportaciones a planes de pensiones de empleo. Los autónomos pueden deducirse hasta 4.250 euros.

En la práctica, si un contribuyente con ingresos anuales de 35.500 euros aporta de forma individual el máximo a su plan, tributaría a Hacienda 34.000 euros. Esto le permitiría pagar menos impuestos en el IRPF al situarse en un tramo inferior (hasta 35.200 euros se tributa al 30 %; por encima de ese importe, hasta el 37 %).

Pero volvamos a lo del ahorro aparente. Lo que no siempre se explica es que esta ventaja fiscal es temporal, ya que, en el momento del rescate del plan de pensiones, se tendrá que tributar por todo el importe que se retire, en el que se suma lo aportado y lo ganado. Y se deberá hacer como una renta más del trabajo, cuyos tipos impositivos estatales van del 19 % al 47 %.

Si no se planifica bien el rescate, la factura puede ser muy elevada. Por ejemplo, una persona con una pensión anual de 20.000 euros que rescata 6.000 de su plan tendrá que declarar 26.000. Eso implica saltar de un tramo del 24 % a uno del 30 %. Es decir, casi un tercio de lo rescatado se irá hacia Hacienda.

Con un plan de pensiones, el beneficio fiscal no es más que un diferimiento de impuestos: ahorras ahora, pero pagas después. De ahí que convenga no dejarse llevar por las campañas promocionales que, cada fin de año, insisten en las supuestas ventajas fiscales de aportar a planes de pensiones.

Esta herramienta de inversión no es ni buena ni mala en sí misma. Puede tener sentido en algunos casos, y conviene saber en cuáles. Como también es importante, si se opta por uno de ellos, saber cómo rescatarlo para que la factura fiscal no sea excesiva. Y, sobre todo, conocer qué otras opciones existen en el mercado de ahorro a largo plazo. Porque las hay.

Así que, antes de decidirte, infórmate, compara y pide asesoramiento, ya que lo que está en juego no es solo el ahorro para tu jubilación, sino también cuánto de ese ahorro podrás disfrutar realmente cuando llegue el momento.

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