No leemos ya el mejor pregón del tiempo del gozo: “Se alquilan sillas para toda la Semana Santa”. Pero hay sitios donde se sigue leyendo un hermoso recordatorio: “Hoy es vigilia”. Ocurre los Miércoles de Ceniza y los viernes de cuaresma, esos días en los que la agenda de actos y cultos está a rebosar, faltan horas para acudir a tantos actos como se desean, en los cañaverales de los altares se quema la cera en honor de sagrados titulares que reciben el calor de cultos interminables, y en los peroles se fríe pescado en diversas modalidades. Hoy es vigilia. Y hay quienes no entienden el significado del aviso, quienes recuerdan atracones de empanadillas de atún, cazuelas de pisto y raciones de pescao frito. ¿Qué clase de vigilia es esa en que nos privamos de carne, pero nos hartamos de otras viandas? Y ya está servido, nunca mejor dicho, el debate en las cálidas tertulias de mesa y en las frías de los chats. Hoy es vigilia, se lee en la sede del Labradores, en Ochoa y en muchas casas de hermandad. Y es bonito el cartel. No falta quien recuerda que en la Archidiócesis de Sevilla sigue vigente aquello de dar limosna y comer carne. Y vuelve a surgir la segunda parte del debate, que en Sevilla se llama tertulia.