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ACABAS de visitar la gran exposición de esta cuaresma, incluso durante una visita privilegiada porque todo está a tu disposición sin más público que tú, y se te queda una cara cariacontecida que genera la inquietud de tu único acompañante. “¿No te ha gustado? ¿No has disfrutado al ver de cerca el cirineo de las Tres Caídas de San Isidoro que te encanta, o tu Pilatos de San Benito?”. Todo eso está acaso bien para los niños, pero a otros nos produce hasta tristeza. ¡Cosas del ser humano!.
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