El Fiscal

El reencuentro

Torrijas

Torrijas / M. G. (Sevilla)

LA he visto por primera vez esta cuaresma. Este reencuentro anual no hay pandemia que me lo quite. Podrán privarme de la prueba del esparto, la revisión del capirote y el proceso de búsqueda de las sandalias, pero esta primera vez que nos hemos topado la una con el otro siempre tiene el encanto de una liturgia solemne. De año en año. Allí estaba ella,como corresponde al paso de dos, tres o quizás cuatro días, semiahogada en los restos de su propio jugo, tal vez dulce o quizás insípida, que de todo hay. Unas veces más tierna de la cuenta, otras en exceso sólida. Pero nunca falta a la cita. La cuaresma empieza de verdad cuando ves la primera y te llevas esa sensación hermosa por el año superado, pero chocante por la estética presenciada. Sí, es la torrija acartonada de esa cafetería, abandonada en la bandeja. Y que empieza a combarse.