El legado de Álvarez-Dardet: "Un camino diferente y difícil, pero como Antonio hubiera querido"
La familia Álvarez-Dardet González-Serna afronta su primer Rocío sin Antonio, pero cumpliendo los "recados" que dejó para sus hijos
Salida de las hermandades del Rocío de Sevilla 2025: fechas, horarios y recorridos
La aldea del Rocío ya está lista para acoger miles de reuniones familiares durante estos días, entre las que destaca la de la familia Álvarez-Dardet González-Serna, marcada este año por una ausencia notable.
Por primera vez, acuden sin Antonio, fallecido el pasado 31 de diciembre de 2024 tras una larga batalla contra el cáncer diagnosticado en marzo de 2021, una enfermedad que, a pesar de todo, no le arrebató ni su alegría ni su fe.
"El camino es otro"
Cristina, viuda de Antonio, encabeza ahora el camino hermandad del Rocío de Sevilla que durante décadas recorrieron juntos. "Solo he conocido un camino en toda mi vida. Siempre hemos hecho lo mismo, en familia en nuestra carriola. Pero este año no hay fuerzas suficientes para organizarlo todo. El camino es otro", explica con serenidad.
Entre los deseos que Antonio dejó por escrito figuran varias peticiones para sus hijos: "Mi marido dejó escrita su lista de recaditos. Quería que los niños siguieran yendo al Rocío, que aprendan a tocar la guitarra... Pero todo es difícil de hacer sin él".
Este año marca un antes y un después para la familia desde la ausencia de Antonio. "Vamos y venimos. Estaremos en la casa del Rocío todos juntos. Intentamos hacer un camino diferente, y es complicado", confiesa Cristina.
La casa familiar, tradicionalmente punto de encuentro y celebración cada domingo rociero, evidenciará este año el vacío dejado por Antonio: "Ese día va a ser muy difícil. Para disfrutar… y él no va a estar. Entonces bueno… se hace lo que se puede".
Pepe y Antonio
"Cuando pasa esto... te sientes desubicada. Para mí lo más complicado y la tristeza es el día a día, levantarme y cerrar la puerta sola y sin él. Me cuesta trabajo dejar de pensar en lo que él hubiera disfrutado", añade Cristina.
Antonio (13 años) y Pepe (11 años), hijos del matrimonio, procesan el duelo a su manera. "Pepe tiene una inteligencia emocional que me deja alucinada. Era más pequeño cuando empezó todo... El otro día hizo una llamá en la cruz de mayo que nunca imaginé. Dijo que su padre fue un hombre bueno que murió siendo feliz, y me dejó sin palabras", comenta Cristina.
El mayor, Antonio, ha tenido que madurar prematuramente: "Desde los 9 años ha estado viendo a su padre enfermo. Tenían un amor absoluto. Y ahora está aprendiendo a vivir de una forma nueva, sin él".
Los niños participarán en la vuelta del camino, manteniendo viva así la tradición que su padre defendía con pasión, porque Antonio no era un rociero cualquiera, sino uno entregado por completo: "Me enfadaba con él porque se metía en todo: las colonias, el coro… y no más porque la vida no le permitió más. Llevaba once años trayendo a los niños a la Cruz de Mayo que hoy continúa".
La huella de Antonio permanece en la hermandad. Este año, el pregonero Ricardo Laguillo incluso le dedicó emocionado el texto.
Del mismo modo, su padre, Antonio Álvarez-Dardet González, quien fuera hermano mayor del Rocío de Sevilla de 2003 a 2006, siente especialmente su ausencia: "Para él va a ser muy difícil. Antonio era su apoyo más íntimo, con quien compartía todo. Antonio va a ser el hermano mayor que la hermandad nunca tuvo".
A pesar de la enfermedad, la pareja aprovechó cada momento juntos: "Fuimos a Nueva York los cuatro; a la Toscana, en noviembre, los dos solos. Pudimos encontrar la fuerza para hacer cosas que, en una mente normal, serían impensables".
"Dar las gracias, porque estamos aquí"
Hoy, el día que la hermandad del Rocío de Sevilla, que celebra los 75 de camino con una misa de romeros en la Plaza del Salvador por primera vez, Cristina comienza el camino más distinto, y pide fuerza para continuar y lanza un mensaje a quienes enfrentan situaciones similares: "Que la gente vaya al camino con la maleta llena de fe. Para dar gracias porque estamos aquí. Para vivir el camino en paz. Para aprender a vivir".
Hoy echa a andar hacia la aldea del Rocío la hermandad de Sevilla, y Antonio acompaña a todos los peregrinos en cada paso y en las guitarras que suenan. Pero muy especial en la mirada de Pepe, en la responsabilidad de Antonio hijo, y en la serenidad de Cristina.
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