El hospital Virgen del Rocío reestrena su capilla con sones romeros y en memoria de los sanitarios fallecidos en el Covid
El recinto sagrado cuenta desde este viernes con una réplica de la Blanca Paloma
El arzobispo recuerda a los profesionales que murieron en la pandemia: "Fue un acto de amor que no se olvida"
Agenda cofradiera del segundo fin de semana de noviembre en Sevilla
Una capilla sanitaria llena de Rocío. Un lugar de oración en el lugar donde se trabaja por la vida. La Blanca Paloma preside desde este viernes el rincón donde sanitarios, pacientes y familiares acuden a rezar y a pedirle lo que el canónigo Muñoz y Pabón dejó escrito hace más de un siglo en las célebres sevillanas: Rocío, salud de los enfermos. La devoción rociera en Sevilla ha escrito un nuevo capítulo en su historia. Y lo hizo de una manera muy especial, con la bendición de la renovada capilla del Hospital Universitario Virgen del Rocío, proyecto tutelado por la Hermandad Matriz de Almonte y costeado por el Colegio de Médicos de Sevilla. Iniciativa con la que se salda una deuda con la devoción que da nombre al centro hospitalario y se rinde homenaje a los sanitarios que fallecieron en la pandemia del Covid.
La Patrona de Almonte está presente desde este 7 de noviembre en el hospital sevillano que lleva su nombre. Una réplica de la veneradísima imagen, realizada por el escultor onubense Manuel Caliani, preside la capilla de este centro sanitario. Está situada sobre un acebuchal (en alusión a la aparición de la Reina de las Marismas al cazador Goro Medina), realizado por los Hermanos Caballero, el cual cobija un sagrario en plata, labrado por el joyero cordobés Miguel Ángel Cerezo. La capilla ha sido decorada con pinturas de Díaz Arnido. Trabajos coordinados por Antonio Lebrero.
La bendición ha venido precedida de una misa en la parroquia del Corpus Christi, en la Avenida de la Palmera y a escasos metros del hospital general. El oficio religioso lo ha presidido el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz. En el presbiterio se encontraba, a un lado, el simpecado de Almonte que preside los rosarios en la romería de Pentecostés y el Rocío Chico. A otro lado, los estandartes de las cinco hermandades filiales de Sevilla (Triana, Sevilla, Cerro, Sevilla-Sur y Macarena)y la Castrense, que han actuado como madrinas de la bendición de la renovada capilla. El oficio religioso ha contado con el acompañamiento musical de la coral de la Hermandad de Jesús Despojado y de la cantante Pastora Soler, que interpretó una de las composiciones más célebres de Los Romeros de la Puebla, la Salve de Medianoche.
En la homilía, el prelado hispalense ha tenido palabras de recuerdo a los profesionales sanitarios que dieron su vida durante la pandemia. “Fueron un reflejo de Cristo compasivo, que no huye del dolor. Cargaron sobre sus hombros el sufrimiento de muchos, un acto de amor que no se olvida”, ha destacado monseñor Saiz.
“La pandemia nos enseñó que la vida es frágil, que no hay nada seguro. Sólo el amor vivido como servicio tiene valor eterno”, ha referido el arzobispo, que ha definido la ceremonia de este viernes como “un acto de esperanza cristiana: quienes murieron en la pandemia, viven en la presencia del Señor”. Todo ello sin olvidar la figura de María, la Virgen del Rocío, “una madre que nunca abandona a sus hijos”.
Acabada la misa, ha comenzado la procesión desde el Corpus Christi hasta la capilla hospitalaria. Ha abierto el cortejo la escuela de tamborileros de Almonte y lo ha cerrado el simpecado de la Matriz, escoltado por los dos faroles de Hermandad de la Virgen de la Alegría y acompañado de la banda municipal de música de Carrión de los Céspedes.
Una vez en el recinto hospitalario, se ha procedido a la bendición de la reestrenada capilla, donde la Virgen del Rocío seguirá recogiendo las oraciones de quienes piden y luchan por la vida. La luz de Pentecostés en momentos de sombra.
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