En las tiendas de recuerdos que se distribuyen alrededor del Santuario del Rocío hay de todo. Medallas, rosarios, pulseras, calendarios o discos de sevillanas. Pero sobre todo, hay velas. Velas que se convierten en promesas en el corto camino que hay entre estas tiendas y la Capilla Votiva que se encuentra junto a la ermita almonteña.

Cientos de estampas comparten sitio con los souvenirs

Las dependientas de estos comercios cuentan con los ojos brillantes historias y vivencias que los fieles le revelan cuando compran estas velas. Algunos no piden un número exacto, sino el dinero que acompaña a la promesa en velas. Sean cinco o cientos, puesto que estas finas candelas cuestan cincuenta céntimos.

La relación, algunas ya de años, entre las vendedoras y los clientes ha hecho que una pared del local no tenga productos ni esté dedicada a la venta. Es un enorme mural compuesto de estampas que los devotos allí dejan. Muchas imágenes de Sevilla como el Gran Poder o la Macarena. Pero también de lugares lejanos. Suramérica o Australia tienen su representación en esa amalgama de advocaciones que hacen pequeña esa pared y enorgullecen a sus propietarias que aceptan sonrientes estos valiosos detalles.