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Antonio Garrigues Walker | Presidente de honor del bufete Garrigues

"El pesimismo es un delito moral"

Antonio Garrigues Walker.

Antonio Garrigues Walker. / M. G.

Presidente de honor del bufete más importante de España –después de dirigirlo desde 1961 a 2014–, Antonio Garrigues Walker (Madrid, 1934) no sólo ha vivido de la abogacía. Políglota e intelectual, es mucho más que un jurista de reconocido prestigio internacional. Ha participado en muchas citas relevantes a escala mundial e incluso pasó por la política. Lector compulsivo, este hombre liberal ha escrito ensayos, poemas y obras de teatro. Mens sana in corpore sano podría ser su lema vital.

–¿Cómo puede un señor de 86 años tener más vitalidad que un adolescente?

–No tengo tanta, me cuido física e intelectualmente. Mantener la curiosidad intelectual es tan importante como el ejercicio físico.

–Su optimismo es a prueba de bombas. ¿No quiere hacerse youtuber para insuflar ánimos a la juventud?

–Si supiera, lo haría. Cómo convertirse en youtuber no forma parte de mi generación. El optimismo es una obligación moral y el pesimismo es un delito moral.

–Ilustrado, liberal, con formación e idiomas. ¿Se veía como el patito guapo en aquella España mísera de los 50, los 60 y los 70?

–Nunca me he visto como el patito guapo, pero he tenido mucha suerte, entre ellas una madre maravillosa, guapísima y americana, que aunque murió cuando yo era muy joven, nos dejó un legado magnífico, entre otros el idioma; en aquella época no era muy frecuente. Eso nos abrió puertas.

–¿Los políticos de antaño mentían menos?

–La mentira ha formado parte de la política desde hace siglos. Quizás hemos aumentado el grado de exageración. Pero estamos más o menos al mismo nivel.

–Gran defensor del diálogo, ¿se sentaría en una mesa con Abascal, Iglesias, Otegi y Puigdemont?

–Sin dudarlo. Me encantaría poder establecer unas bases de diálogo un poco más civilizadas. Es necesario más diálogo político, pero no lo aceptan fácilmente.

–Lo mismo lo llaman por esta entrevista.

–Pues aquí estoy y le echaré la culpa a usted...

–Fundó un partido liberal e impulsó la operación Roca para acabar con el bipartidismo. No fue bien. ¿Semejanzas y diferencias con Rosa Díez y Albert Rivera?

–Bastantes. La idea de colocar una formación entre los dos grandes partidos casi nunca ha funcionado en ninguna parte. Fui muy amigo del alemán Hans Dietrich Genscher, líder de un partido liberal que cumplió un papel muy importante en Europa al ser una especie de equilibrio entre los dos grandes partidos. No llegaba nunca al 10% pero le daba el poder a uno u otro. Eso intentamos pero no lo logramos. La culpa fue nuestra, ni Miquel Roca ni yo supimos hacerlo bien.

–Consuéleme y diga que el liberalismo no ha muerto.

–El liberalismo nunca podrá morir, es parte de la esencia humana. Todos aceptamos de algún modo que el otro siempre tiene algo de razón. Un liberal renuncia para siempre a la posesión total de la verdad. Me producen risa los que se creen poseedores de toda la verdad.

–"Creo en la duda". ¿Por qué queremos imponer el pensamiento único?

–Es tremendo. En Manual para sobrevivir en la era de la incertidumbre escribí que convivir con la incertidumbre no es nada desagradable, sino muy humano.

–Hay quien aún sostiene que su hermano Joaquín, fallecido prematuramente en 1980, estaba llamado a ser el gran gobernante de la España tras Felipe González. ¿Está de acuerdo?

–Aportó a la política española una frescura y una novedad admirables. Y su muerte fue una pena. Es curioso que hay mucha gente que lo recuerda. Joaquín aportó algo distinto, tenía un atractivo humano fenomenal.

–Con el actual panorama, ¿le arrienda las ganancias a Felipe VI?

–Felipe VI lo está haciendo bien, siguiendo el ejemplo de las 10 monarquías parlamentarias que hay en Europa y todas funcionan estupendamente; de modo que no nos creamos que estamos solos. Podemos estar contentos, es un gran rey.

"El liberalismo nunca podrá morir; todos aceptamos de algún modo que el otro siempre tiene algo de razón"

–¿Teme la orfandad de la UE cuando se vaya Merkel?

–Sí, ha sido la gran política de esta época. He leído las biografías de los dos políticos que aspiran a sustituirla y no recuerdo ni sus nombres. Reproducir la autoridad moral y política de Merkel va a ser imposible. Será una pérdida muy significativa porque hizo una política generosa, de apertura y respeto a Europa. Es una pena su marcha y me encantaría organizarle un homenaje en España. Se lo merece.

–Superó el Covid y ha visto la caída de Trump. ¿Es lo más positivo de su 2020?

–Haber superado a Trump es estupendo. Escribí un artículo titulado Hemos ganado. Antes en las elecciones americanas había dos candidatos sin mucha diferencia ideológica entre ellos. Ahora había un dilema entre uno razonable y otro que no lo era. Por tanto, tenemos que alegrarnos incluso más que de que haya superado yo el coronavirus.

–Ha conocido a muchos personajes históricos. ¿Quién lo deslumbró más y quién fue el más siniestro?

–David Rockefeller fue el más deslumbrante. Era un hombre bueno, se dio cuenta de que uno no es justo si no devuelve a la sociedad lo que ha recibido. Ese mensaje está más o menos adaptado en el mundo anglosajón, pero en el europeo y en el latino es muy débil. ¿Los peores? Hay tantos que no se me ocurre el más malo.

–Prohibió en su bufete que trabajaran los hijos de socios. ¿Nepotismo y negocio casan mal?

–Es que destruye el sistema. No es mérito mío, imité el modelo americano: nunca permitir que los hijos de los socios entren en la firma, porque si cada uno se cree con el derecho de incorporar a un hijo, al cabo de poco tiempo esa firma desaparece. Todos creemos que nuestros hijos son los mejores y a veces es verdad, pero yo diría que la mayoría no lo es.

–Poeta y dramaturgo. ¿No es el arte literario lo opuesto al árido Código Civil?

–El Código Civil tiene también su belleza... En el cerebro existe lo racional y lo emocional, y como olvidemos lo segundo, el cerebro se desequilibra.

–Es muy bailongo. ¿Con qué mujer se marcó un tango o unas sevillanas que lo dejó impresionado?

–No me acuerdo. La verdad es que bailo muy mal, en serio, soy muy rígido.

–Estuvo a las puertas de ser futbolista del Atlético. Una lástima porque luce apellidos de pelotero caro del Liverpool.

–¿Usted cree?

–Aunque Garrigues Walker no entraría en la camiseta.

–El fútbol me encantaba. Posiblemente es lo único que he hecho muy bien. Pero no hubo manera de convencer a mi padre para ser futbolista profesional.

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