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Fahmi Alqhai | Músico

"Hay gente a la última del trap más carcas que yo"

Fahmi Alqhai.

Fahmi Alqhai. / Javier Díaz de Luna

Fahmi Alqhai (Sevilla, 1976) es un violagambista de talla mundial. Johanna Rose, su mujer, y Rami, su hermano, también tocan la viola da gamba –"da mejor que de", matiza–. Da conciertos por toda España, pero la mitad de su agenda es en el extranjero, sobre todo Alemania, Austria y Suiza. Dirige la Accademia del Piacere y el Festival de Música Antigua de Sevilla. Ofrece en el Espacio Turina de la capital hispalense el 8 de diciembre el estreno de Colombina. Músicas para el duque de Medina Sidonia.

–Hemos aprendido por una serie qué es el gambito de dama. Su turno: ¿la viola da gamba es otra apertura de ajedrez?

–No he visto la serie. Es un instrumento como cualquier otro. Lo que se toca entre las piernas, básicamente, gamba en italiano es pierna.

–Música antigua, barroca, renacentista, clásica... Abrónqueme por no distinguirlas.

–Nosotros las llamamos músicas históricas. Interpretamos música antigua con una visión historicista, respetando las normas que tenían aquellas personas.

–Empezó con la guitarra eléctrica y pegó un volantazo a la viola da gamba. ¿Pasó de la cerveza con ensaladilla a la alta cocina?

–En la alta cocina están la guitarra eléctrica y la viola da gamba. Después hay que gente que puede hacer tapas de mierda con las dos.

–Recupera piezas antiguas del patrimonio español. ¿Se siente una especie de Indiana Jones?

–En algún aspecto sí, pero no focalizo mi carrera en el descubrimiento de patrimonio. Hoy está casi todo descubierto, al menos lo bueno; muchas veces dicen que por qué no se ha rescatado tal partitura y en el 80% de los casos alguien las ha olvidado queriendo. Ésa es una faceta, pero me atrae más la creación sobre la música pretérita.

–¿Tan bueno es Bach?

–Es el padre de la música. En eso estamos de acuerdo casi todos los músicos que conocemos a Bach.

–¿No es paradójico ser a la vez especialista en música antigua y radicalmente moderno?

–Una cosa no quita la otra. Que te dediques a la música antigua no significa que seas un viejuno, un triste o un carca. Es más cómo te planteas las cosas. Conozco a gente a la última del trap y son más carcas que yo.

–Hay muchos músicos de barroca y antigua con una estética muy heavilona, pelos largos y con ropa negra. ¿Pretenden diferenciarse de los pijines de la clásica?

–La verdad es que sí. El movimiento de la música antigua se creó en contraste con la gente de clásica, por eso se quitaron los trajes en los conciertos, aunque últimamente ves a músicos de antigua vestidos de Armani. Pero fue un movimiento de reacción contra la clásica, que era una cosa muy refinada y de alto standing. En los primeros conciertos de antigua en los 60, cuando empezó la ola, los tíos iban con pantalones de pana de campana, con unas barbonas tremendas y unos pelos muy locos.

–Una vez vi en un bar hasta la bola a Jordi Savall, el Messi de su instrumento, y sólo lo reconoció una persona. ¿Disfruta del anonimato o le da pelusilla que no le pidan fotos y autógrafos?

–No, no, nuestra situación es bastante buena, no es la de un popero famoso. Tenemos un buen posicionamiento pero sin agobios. Yo puedo salir y pegarme una borrachera muy gorda en la Alameda y los que lo comentarán serán mis amigos.

–En la pandemia le ponía Iron Maiden y Helloween a sus hijas para contrarrestar a su mujer, la violagambista Johanna Rose, que les enchufaba a Mendelssohn y a Bach. ¿No teme que salgan tarumbas?

–Es bueno que escuchen de todo. La madre viene de un núcleo familiar muy de clásica y tira más por ahí. En Alemania todos tocan. En mi caso, intento gamberrear más para que las niñas vayan cultivándose...

–Dirige la Accademia del Piacere, que tiene nombre de tienda de chocolates o de prostíbulo...

–Exacto, podría ser un antro de perdición. El nombre se pensó con esas dos vertientes: la sobriedad y seriedad de la academia, pero placentera. Es dejar muy claro que nuestra vocación es que la gente disfrute.

"La música antigua fue una reacción a la clásica, que era una cosa muy refinada y de alto standing"

–Es el segundo músico sevillano con más proyección internacional después de Los del Río. Confiese que baila Macarena cada vez que sale fiesta.

–Hombre, depende de las cervezas que me haya tomado. En realidad, no soy muy bailongo. Y creo que no soy el segundo músico sevillano con más proyección internacional...

–Licenciado en Odontología, ¿ha ejercido? Es una carrera un poco rara para cursarla por gusto.

–Afortunadamente, no. Hice las prácticas con pacientes reales en la universidad. Quería ser músico pero no veía claro si podría vivir de eso. Mis padres, médicos, achucharon y me tiré por odontología porque me daba la nota y vi que era efectivo a nivel económico por si se iba al carajo la música. La acabé de milagro porque con 19 años hacía bolos; los dos últimos fueron un martirio, viajando a conciertos, estudiando la viola y con exámenes de ortodoncia.

–Director del Festival de Música Antigua de Sevilla, ¿cómo llevan los políticos tratar con un melenudo?

–Creo que muy bien. Soy una persona muy fácil, aunque lleve estos pelos.

–De padre sirio, pasó su infancia en Homs. ¿Ve alguna luz al final del túnel?

–No hay luz por ningún lado, porque son países que están entre dos grandes potencias y uno tira para un lado y el otro para el otro. Allí no habrá ninguna luz hasta que no se acabe el petróleo.

–¿Cómo era Homs hace 40 años?

–Una ciudad muy afable, se vivía muy bien y tengo grandes recuerdos de la infancia. Fue un impacto tremendo ver fotos de mi calle con todo derruido y reventado.

–Por su amor por lo antiguo, ¿no era más lógico que fuera sevillista en lugar de bético?

–Soy bético por mi familia, mi padre, hermano... pero el fútbol lo tengo olvidado desde hace muchísimo tiempo. Aunque es curioso porque me sigo sintiendo bético de algún modo.

–Me da que vemos antes a Pellegrini que a Joaquín en uno de sus conciertos.

–Puede ser, se le ve más estirado, y a Joaquín le irá más la chirigota.

–Si no hago la gracia, reviento: ¿es más de gambas o de langostinos?

–Me gusta todo: gambas, langostinos, bogavantes... con arroz, fantástico. Tengo buen saque, sí.

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