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Toni Nadal | Entrenador de tenis

"Me gusta llevar la contraria"

Toni Nadal.

Toni Nadal. / Javier Albiñana

Toni Nadal Homar (Manacor, 1961) no necesita presentación porque sus enseñanzas, entrenamientos y perseverancia lograron modelar a un superhéroe del deporte español: su sobrino Rafael Nadal. Fue el preparador desde mocoso del tenista balear y en 2017 dejó la tutela en manos de Carlos Moyà y Francis Roig para dedicarse a la academia que da nombre el ilustre tenista balear y a dar charlas sobre motivación. "Me dedico al tenis, que es mi forma de vivir", afirma el hombre que formó a "Rafael" para llegar a ser un gran campeón con 20 Grand Slam, de ellos 13 Roland Garros.

–¿Cómo le va la vida desde que colgó la gorra de Iberostar?

–Me va bien. Acostumbro a no quejarme nunca, pero me va más o menos bien.

–Admítalo: usted no es tan serio en la intimidad como aparenta en público.

–Es que yo no soy especialmente serio. Me ponían tenso y serio Djokovic o Federer cuando jugábamos contra ellos; si no, no lo soy.

–Por Sevilla no olvidan su celebración del título de la Copa Davis de 2011 en una discoteca bailando como un profesional...

–Como un profesional no creo porque no soy de bailar. Aparte de que Sevilla ayuda porque estás rodeado de gente animada, ahí había motivos suficientes para echar algunos bailes.

–Ahora que no nos escucha nadie. ¿Su hermano Miguel Ángel es tan madridista como el resto de su familia?

–No, mi hermano Miguel Ángel es del Barcelona y la familia está dividida. Hay unos cuantos que son del Madrid y otros cuantos somos del Barcelona. Los que sabemos de fútbol somos del Barça, los que no conocen demasiado son del Madrid.

–¿Pero son menos culés en el clan Nadal?

–No, somos más. Tres hermanos del Barça y dos del Madrid, lo que pasa es que los del Madrid hacen más ruido, y más después de la victoria en la Liga en el Camp Nou.

–Ha dicho que los jóvenes que llegan al circuito no tienen la capacidad de sacrificio y trabajo de la generación anterior. ¿Sería hoy más difícil forjar a un Rafa Nadal?

–Evidentemente. El mundo va por unos derroteros en los que cada vez cuesta más que la gente se quiera esforzar, pero por una cuestión muy simple: estamos en un mundo en donde tiene que ir todo muy rápido y la perseverancia necesita que las cosas no vayan tan rápido.

–Mucho cuidadito con contestar mal esta pregunta. ¿Dónde sumó su sobrino su primer punto ATP?

–En Sevilla, en el Club Tenis Betis en 2001.

–Exacto.

–Me acuerdo bien de aquel partido, para todos fue un momento especial. Veníamos de perder muchos match-balls porque Rafael tuvo la oportunidad de lograr su primer punto ATP en Madrid en el torneo previo; iba 6-2, 5-2 y 13 match-balls y no lo consiguió. Fue el día de las Torres Gemelas. Después, tuvimos la suerte de ganarlo en Sevilla y por eso para nosotros siempre tiene un color especial.

–¿Lo llama Rafael y no Rafa para llevarle la contraria a España y al mundo?

–A mí me gusta llevar la contraria a todo el mundo. Así que mire... No, la realidad es que Rafael para nosotros, no Rafa.

"En este mundo cada vez cuesta más que la gente se esfuerce; hoy sería más difícil forjar a un Rafael Nadal"

–El chuleta Tony Manero, el mafioso Tony Soprano o el cantante Tony Bennett. ¿No le hubiera ido más al pelo por sus dotes pedagógicas un castizo don Antonio?

–Hombre, no sé, mis dotes pedagógicas no sé si son muchas. Me ha ido bien de esta manera y a seguir así.

–De la Santísima Trinidad del deporte español, Seve-Induráin-Nadal, ¿se atreve a hacer una clasificación?

–Seve fue un gran golfista, pero ganó cinco majors –equivalentes a los Grand Slam de tenis–; aunque sienta mucha admiración por él no sería posible catalogarlo al mismo nivel que Rafael y que Induráin. Rafael es uno de los mejores de la historia y Seve, también por sus problemas de espalda, quizás no llega a ese nivel.

–Siempre dijo que su sobrino es de carne y hueso y todos lo vemos como un superhéroe. ¿Le da más mérito a su tenis o a sus valores?

–Claramente a su tenis, por una razón muy simple. El tenis de mi sobrino es uno de los mejores de la historia y de valores no creo que sea de los mejores de la historia, así de simple, aunque sea muy buena gente, que lo es.

–Elija: ¿entrenaría antes a Federer, a Djokovic o a Kyrgios?

–No creo que nadie de éstos quisiera que lo entrenara. Preferirán a alguien mucho mejor que yo. Les iría mejor con otros que conmigo.

–Patrick Mouratoglou, preparador de Serena Williams, aboga por decir las verdades del barquero a sus tenistas aunque le cueste el despido. A usted nunca lo largó su sobrino, ¿no?

–No, a mí no me costó el despido, pero la verdad es que la teoría nos la sabemos muy bien todos y el problema es la aplicación de la teoría. No he visto nunca una teoría que quede mal. Lo normal sería decirle las verdades del barquero no al jugador, sino a cualquiera, pero al final cuesta porque el que paga lo hace para escuchar lo que quiere oír.

–Aunque no sea pitoniso, ¿las aptitudes de Nadal le habrían servido para ser un deportista de élite en fútbol o en golf?

–Creo que sí, porque Rafael tiene unas cuantas cosas que son necesarias para ser un buen deportista. Lo primero, un alto sentido de la competición, le gusta mucho competir. Y eso es esencial para ser un destacado jugador. Esto de antemano mi sobrino lo tiene. Y después destaca su buena capacidad de lucha, muy buena coordinación… Ahora bien, estoy convencido de que no habría sido tan bueno en otros deportes como en éste, claro.

–Mi sobrino Juanito, 12 años, juega al tenis pero su afán competitivo es nulo y tan contento. ¿Un ganador nace o se hace?

–Uno nace, como en todo, con ciertas aptitudes, pero al final si no las trabajas se quedan por el camino. En esta vida uno tiene que esforzarse hasta el final y así tiene opciones de poder llegar a ser un campeón. Sin aptitudes, es prácticamente imposible serlo.

–¿Conoce otro país en el que un partido político cuestione permanentemente a un destacado deportista?

–No tengo ni idea. Hace mucho que procuro fijarme en lo que me importa y no en lo que no me importa. No presto mucha atención a estas cosas, a ese ruido.

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