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Yolanda Guerrero. Periodista

"El amor no soluciona todos los problemas de las adopciones"

"El amor no soluciona todos los problemas de las adopciones"

"El amor no soluciona todos los problemas de las adopciones"

-Dicen que su novela, El huracán y la mariposa, ha roto el tabú de las adopciones fracasadas.

-Es un tema del que no ha hablado nadie hasta ahora. Las familias adoptivas no hablan porque tienen miedo al rechazo social, a la crítica que se produce cuando reconocen que hay problemas. Es la pescadilla que se muerde la cola, porque si una familia no reconoce que tiene un problema y no pide ayuda, el problema se enquista y se convierte en insostenible.

-El juez Calatayud puso este tema sobre la mesa recientemente.

-Hay mucha opacidad. Algunas estadísticas, que no son muy fiables, señalan que alrededor del 1,5% ó el 2% de los niños tienen que ser devueltos a los servicios sociales. En algunas ocasiones puede ascender al 6% cuando los niños son mayores de 6 años, pero tampoco es fiable. De hecho, algunos psicólogos apuntan que esta cifra puede ser superior, porque muchos recurren a organismos privados.

-¿Tenemos una visión edulcorada de la adopción?

-Totalmente. Creemos, y es verdad, que la adopción es algo maravilloso, una aventura preciosa en la que el amor todo lo soluciona y esa es la parte que no es verdad. El amor no lo soluciona todo. El amor es la piedra fundamental, es la base. Pero con el amor no se solucionan todos los problemas. Debe haber información, herramientas y hay que perder el miedo y recurrir a los especialistas. Además, no todas las adopciones producen problemas.

-Ni mucho menos...

-Pero hay que reconocer que un niño adoptado tiene muchas posibilidades de venir con un equipaje en la espalda, con una historia de dolor. A medida que el niño es mayor, la historia aumenta y crecen las opciones de que la adopción sea mala.

-El problema no se supera con amor ni tampoco con castigos o internados.

-No, efectivamente. En mi novela hay un psicólogo que aconseja a Sofía [la madre adoptante] que lleve a su hija a un internado, por una regla muy primitiva y básica que no tiene ya mucho sentido en la psicología moderna: para que la niña la echara de menos. Pero Sofía se da cuenta de que eso es incluso peor.

-¿Qué es el trastorno reactivo del apego?

-Todos tenemos apego, un vínculo con las personas que nos cuidan. Si ese vínculo se rompe, siempre por causa del adulto, porque el padre o la madre muere, porque hay abusos o malos tratos, se produce una disfunción y el niño no lo puede superar. Piensa que los demás adultos son como esas personas que lo traicionaron.

-¿Ha escrito la novela para liberarse de su experiencia personal?

-No. Lo he hecho para ayudar otras personas. Cuando una familia se ve obligada devolver a un hijo a los servicios sociales no lo supera nunca. Pero esas heridas hacen crecer a los seres humanos. Mi intención es visibilizar un problema que está oculto, subterráneo.

-Ha podido comprobar en primera persona la hipocresía de la sociedad.

-Sí. Los seres humanos tenemos el defecto de quedarnos en el titular. Esto se ve aumentado ahora con internet y las redes sociales.

-Sabemos de todo, ¿no?

-Todos sabemos hacer las cosas mejor que los demás. "Ha devuelto a su hijo a su país, qué barbaridad", suelen decir. Pero eso no es verdad. La gente ni siquiera sabe de lo que está hablando, pero sí censura inmediatamente. Y por eso las familias tiene miedo incluso a contarlo en su entorno más íntimo. Es muy duro.

-¿Por qué se presupone que un padre adoptivo tiene que aguantar más?

-Porque un padre adoptivo hace un acto aún más voluntario que quedarse embarazado. Sin embargo, la primera reacción que tiene la sociedad ante un padre adoptivo que está fracasando, o cree que está fracasando, es: "No haberlo hecho, quién te mandó meterte en esto". Y no se dan cuenta de que las adopciones son muy necesarias, imprescindibles.

-El abandono en familias adoptivas es inferior al de la biológicas.

-Sí. Pero también hay que tener en cuenta que hay muchas familias biológicas que están teniendo problemas con sus hijos. Esto se da en los casos de los hijos de maltratadores. Han visto a su padre pegar a su madre palizas.

-Hábleme del sentimiento de culpa de las familias.

-Es inevitable. La culpa es del adulto, no del niño. Pero la tienen los adultos que lo maltrataron. Echamos la culpa a los adultos equivocados. Los padres adoptivos han puesto todo el cariño y no han podido gestionar la adopción porque no han tenido ayuda.

-¿Hay apoyo de las administraciones?

-Pues no. Desde los años 90 no se ha mejorado todo lo que se debería. Sí hay organismos privados que están colaborando con instituciones públicas desinteresadamente y están realizando una labor magnífica. Hay un atisbo de esperanza.

-¿Recomienda adoptar?

-Sí, sin duda. Recomiendo la adopción con amor, pero con herramientas.

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