"Los artistas deben darles caña a sus propias compañías"

Carlos Jean. Productor, músico y DJ

Comenzó hace tres años la experiencia más increíble de su trayectoria profesional, recuperar el espíritu de colaboración entre músicos poniendo en marcha su Plan B.

"Los artistas deben darles caña a sus propias compañías"
"Los artistas deben darles caña a sus propias compañías"
Tamara García

17 de agosto 2012 - 10:18

Carlos Jean (Ferrol, La Coruña, 1973) comenzó hace tres años la experiencia "más increíble" de su trayectoria profesional. Productor, músico y DJ, el polifacético artista de ascendencia haitiana se desvinculó de su antigua compañía para recuperar el espíritu de colaboración entre músicos poniendo en marcha, con Ballantines, su particular Plan B, un proyecto desarrollado por Novaemusik, empresa de la que es socio fundador. Su idea se ha vuelto más ambiciosa con la iniciativa Coca-Cola Music Experience, de participación multidisciplinar y espíritu social.

-"Intentando cambiar las formas para vivir haciendo música", dice en su Twitter. ¿Pero esto es posible?

-Creo que lo estamos demostrando. Llevamos tres años trabajando en un proyecto abierto a la participación de la gente durante todo el proceso de creación musical. Ahí hemos demostrado que la música es absolutamente sostenible y que hemos encontrado la fórmula perfecta descubriendo a nuevos artistas, ayudando a gente haciéndoles partícipe de una gira... Lo que hay que hacer es quitarse un poco el velo que teníamos antes con la música, no pensar sólo en vender discos. Creo que los artistas están bastante acomodados y deben darles caña a sus propias compañías para que cambien el formato.

-¿Cuál es el principal obstáculo que se ha encontrado en este proyecto?

-Sobre todo escepticismo por parte de la industria. Me decían, eso que estás haciendo tú es porque eres tú pero no se puede hacer a otro nivel... Y yo creo que esto se puede hacer en música, en pintura, en arquitectura, en todo... Hay que poner la mente a trabajar.

-¿Hay cierto conservadurismo en la industria musical de este país?

-Ahora está levantando un poco la cabeza, pero sí. Y sobre todo en la música y en la industria del entretenimiento, que es donde estamos nosotros. A mí me fastidia mucho que se utilice la palabra Cultura tan grande cuando se debe utilizar la palabra entretenimiento. Luego, dentro de todos los entretenimientos, hay una parte pequeña que forma parte de la cultura. Pero no se debe utilizar ese término con tanta facilidad.

-¿Es Coca-Cola Music Experience un hijo de aquel Plan B que empezó con Ballantines (por cierto, buena mezcla)?

-Coca-Cola Music Experience es algo más grande que Plan B. El Plan B trataba de la cooperación en una canción de varias personas y Coca-Cola Music Experience va mucho más allá. Ya no es sólo crear la canción sino también los vídeos, las portadas, los diseños... Y, algo muy importante, toda la parte de Razones para Creer en un Mundo Mejor. Así en la gira vamos acompañados por un montón de chavales, con problemas de integración, por ejemplo, y van trabajando en los puestos que cubrimos en la gira.

-¿Se puede mantener la independencia creativa aliándose con grandes marcas?

-Lo sorprendente es que el periodo más grande que yo he vivido de independencia en la música es ahora. Es impresionante porque el director musical de Music Experience soy yo. Yo decido cómo se hace la canción, de qué manera, qué artistas forman parte de esa canción... Cuando yo estaba en mi compañía discográfica yo no era el director artístico, decidía cosas, claro, pero sobre todo alrededor tenía muchísimas críticas y comentarios. De verdad, te digo de corazón, en el tiempo que llevo con ellos no ha habido nadie de la marca que me haya dicho, ni impuesto nada.

-¿Entonces, hay mucha leyenda y mucho tópico con respecto a las grandes compañías?

-O eso o yo soy una persona con mucha energía y con ganas de hacer lo que quiero hacer (ríe). Pero a mí nunca me han dicho cómo tengo que hacer una canción o si tal estilo va a pegar o no. Es que es diferente asociarse con una marca a hacerle una campaña publicitaria.

-¿Qué papel juega en todo esto el desarrollo de las nuevas tecnologías y de las redes sociales?

-Para mí en este proyecto las nuevas tecnologías juegan el mismo papel que cuando yo empecé a hacer música. Entonces, toda la parte de creación musical con un ordenador te planteaba una pregunta, ¿realmente dónde está la idea en el ordenador o en mi cabeza?

-Ya, hay quiénes piensan que esto va de apretar botones y... ¡Tachán!

-Exacto. Y realmente lo que yo hago, por ejemplo, es hacer uso de toda la caja de herramientas pero no cojo una puerta para usar la llave inglesa sino, primero, tendré que saber que necesito apretar una tuerca para luego coger la llave inglesa que le venga bien a esa puerta. Es muy importante saber a dónde vas. Tú tienes que controlar el ordenador, las herramientas, no ellas a ti. Y en las redes sociales, igual, tienes que estar preparadísimo.

-¿Abunda más la creatividad o el talento?

-Creatividad hay muchísima, talento, poco. Voy más allá, creo que todavía hay mucha gente que queda por subir cosas y que podrían aportar al proyecto.

-¿Es exigente?

-Más que exigente creo que hay que trabajar con el corazón y ser espontáneo. Me llaman más la atención la música a la que le veo alma. De hecho, creo que los grandes discos que he hecho en mi vida, lo que he hecho con Bebe, los primeros de OBK, estaban llenos de espontaneidad, era joven y no tenían otra cosa que eso. Tenía tanto desparpajo que era como un jugador de fútbol joven que sale a un partido y, de repente, la lía.

-¿Fue duro al principio?

-El primer disco lo hice apenas con 20 añitos. Hacer un disco con esa edad es como estar de copas. No sientes preocupación, lo pasas bien. No estaba tan presionado. Recuerdo aquel día que les dije a mis amigos: ¡Me ha llamado Miguel Bosé!

-Si es que tiene tiempo libre, ¿a qué lo dedica? No me diga que a la música también

-No, no. De hecho, alguna gente sé que se enfadó, porque dije que mi música preferida para cuando estoy descansando es el silencio. Necesito tiempo para estar con mi mujer y con mi hijo. Escuchar la risa de mi hijo, eso es lo mejor que he escuchado nunca.

-¿En Haití ya no pasa nada...?

-En Haití queda todo por hacer, sigue destrozado. Hace poco estuve hablando con la embajadora y sí que están canalizando ayuda externa pero me dio un mensaje negativo de la situación. No hay que olvidar lo que ocurrió allí pero entiendo también que ahora aquí se está pasando por un momento malo.

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