-¿Es un ingeniero que escribe o un escritor que hace puentes y canales?

-Un ingeniero muy preocupado por su país atento a sus inquietudes.

-Ingeniero de caminos y escritor, como Juan Benet.

-Con la diferencia de que Benet era un gran escritor dificilísimo de leer y yo soy un malísimo escritor facilísimo de leer. Yo no quiero hacer literatura, no estoy capacitado ni tengo tiempo para ello, sino comunicar ideas y sentimientos.

-Volverás a Región la acabó Benet en el pantano del Porma...

-Fue un gran ingeniero hidráulico. Participé en un homenaje a Benet. Los ingenieros de caminos somos como novelistas. Trazamos carreteras que tienen un principio, un desarrollo y un final. A Benet no le interesaba el principio ni el final, sino el camino.

-Primero el país que se creía rico, ahora el que no quería ser pobre. ¿Habrá trilogía?

-Espero que sea el último. Cuando surge la crisis, me preocupaba que la gente no estaba preparada para abordarla porque estaba engañada respecto a lo que significa la vida. No se podía afrontar con muchísimos derechos, pocas obligaciones y esperando que el Estado la solucionara. No hay más que salir fuera para ver que la gente pelea con el cuchillo en la boca. España se dio cuenta de que la realidad es áspera y hermosa al mismo tiempo. Ganarás el pan con el sudor de tu frente. Hemos cambiado el paso. Muchas personas, muchas empresas, otras murieron en el camino. Pero lo único que no cambió fue la política.

-¿La burbuja política?

-Está la política en todos lados. La política es una parte muy noble de la sociedad, pero en su sitio. Politizar todo es prostituirlo todo. Una empresa politizada es una empresa que va a la ruina. Un Ayuntamiento pequeño no puede dedicar tres semanas a discutir sobre la homofobia.

-Habla de casta política. ¿Como Pablo Iglesias?

-Él le pone nombre y apellidos. Yo entiendo por casta un meme, una entidad inmaterial ideológica que toma cuerpo y se convierte en un ser. Vale en política y en religión. Un meme puede ser el fenómeno yihadista, que crea desorden en el mundo, o el papa Francisco, que viene a ordenarlo.

-¿Clase media es la media entre ricos y pobres?

-Cuando yo era pequeño no había clase media. Sólo abía ricos y pobres y no existía trasvase social.

-Ex ministros como García Añoveros y Eduardo Serra le firmaron prólogos. Pimentel le editó libros. ¿De qué le hubiera gustado ser ex ministro?

-Cuando uno era joven, le gustaría ser ministro.

-¿Cómo ven los pobres que hasta los ricos se empobrecen?

-Al pobre se le hizo mucho daño con la idea de que su pobreza se iba a terminar con subvenciones y donaciones. Con clase media, el pobre es pobre porque quiere serlo. Recuerdo de mi infancia personas pobres o con pocos recursos que se hicieron ricos sin especular ni hacer trampas.

-¿El Capital o el Sermón de la Montaña que consagra pobres de espíritu?

-Ninguno de los dos. Ni el Estado ni la resignación.

-Al final del libro, propone un cambio del modelo de Estado. ¿Es antisistema?

-No me refiero a la política. Es más sencillo. El mundo es muy distinto a como era en el año 2000. Entonces había mil millones de seres que vivían muy bien a costa de cinco mil que vivían muy mal. Ahora, por una cosa que se llama internet, los explotados pueden saber tanto como los que los explotan, producir y vender más barato que ellos. ¿Qué significa? Que Europa significa cada vez menos, que Estados Unidos ya no es lo que era. Que hay zonas que adquieren peso, como China, el Sudeste Asiático o Sudamérica. La Copa del Mundo la ha ganado Alemania, pero la pudo ganar Costa Rica.

-¿Y quién pierde?

-O Europa es capaz de competir o sufrirá la caída del Imperio Romano.

-¿España quedará como en el Mundial?

-De todos los países europeos, al que mejor veo para competir y triunfar es a España. Lo ha dicho Rajoy, aunque se lo ha copiado a Eduardo Serra: en los últimos cincuenta años es uno de los cinco países que más ha crecido. Hay muy buena gente, muy preparada, muy buenas empresas. No se nos caen los anillos por ponernos a trabajar. El hándicap es hacerlo con el Estado a las espaldas, que nos cuesta el 57% del PIB. Cuando hablo de cambiar el modelo me refiero a eso, a aligerar el Estado, no a reformar la Constitución, la forma de Estado o el reparto de poderes. A que dejemos de ser el país del mundo con más coches oficiales y directores generales.

-Llegó a la Presidencia andaluza alguien de Triana, su barrio...

-Un político debe tener tres cosas: sentido de Estado, carisma y capacidad de gestión. Susana Díaz ha demostrado que tiene las dos primeras. El tiempo dirá si es una buena gestora.

-¿Más libros o puentes?

-Más libros. Doce publicados. Es más complicado hacer un puente que un libro.

-¿Obra en Cataluña?

-Trabajo mucho allí. Tenemos proyectos de Metro en Panamá, Lima y Jaipur, en la India. Una refinería en Perú y una planta de levaduras en Zambia. Y pendientes del concurso de un puente en Sevilla.

-Convierte al país en un personaje. ¿Una sola voz?

-Si de verdad le preguntas a la gente, hay más unanimidad de la que parece. Como dice la canción de Jarcha, la gente sólo desea su pan, su hembra y la fiesta en paz. Los de derechas y los de izquierdas.

-Pero muchos tertulianos viven de la alarma...

-Hay tertulianos sin preparación que pontifican de todo. Hay televisiones con capital extranjero destruyendo la moral del país.

-Un personaje de Cortázar se levantaba de la mesa cada vez que oía la palabra hipoteca...

-España está entrampada en 250 millones de euros diarios, que se dice pronto.

-¿Obra de autoayuda?

-Cuando digo que hay que recortar el Estado, piensan que voy contra la gente. No hablo de las pensiones, la educación o la atención sanitaria, sino de los gastos superfluos del Estado. No se trata de perjudicar a nadie, sino de aliviarlos.