Javier Castejón | Investigador biomédico y novelista

“Las nuevas técnicas biomédicas nos harán soñar con la inmortalidad”

Javier Castejón.

Javier Castejón. / DS

Javier Castejón, doctor en Medicina cuya vida profesional se ha caracterizado por una curiosidad científica sin límites, ha escrito una nueva novela en la que ha tenido mucho que ver el haber sido investigador en programas de investigación biomédica. Desde hace varios años, ha sentido crecer en su interior una oculta y vieja pasión literaria, que es la que le impulsa a escribir novelas. En 2022 publicó ‘Coronavirus, el instrumento del miedo’. Esta última se llama ‘El hombre sin Dios’ y lleva como subtítulo ‘Proyecto Nephilim’. Será presentada en el Parque de las Ciencias de Granada el próximo jueves.

-¿Con qué adjetivos podría usted definir ‘El hombre sin Dios’?

–Mi novela es una historia de intriga, suspense, ciencia y guerras. Con esto quiero decir que son varios los adjetivos con los que se podría etiquetar. Es de intriga y suspense porque en la historia que en ella se relata tienen lugar terribles asesinatos que ocurren en escenarios misteriosos. Hay un protagonista con rasgos malignos convertido por efecto de la ciencia en una persona poderosa y sin escrúpulos. Todo ello bajo un paraguas de secretos militares. Básicamente, el argumento no es sino la descripción del proyecto Nephilim, un proyecto secreto del ejército estadounidense que se desarrolla en la misteriosa Área 51 del desierto de Nevada, bien conocida por el carácter opaco y confidencial de todo que allí se cuece.

–Perdone mi ignorancia… ¿Qué es el proyecto Nephilim?

–Para hablar de él tendría que anticipar el concepto de transhumanismo, que no es más que el uso de tecnologías biomédicas para mejorar al ser humano dotándole de poderes sobrehumanos. Por ejemplo, si cualquiera de nosotros pudiera correr a gran velocidad sin cansarse, ver en la oscuridad de la noche o incluso oler el miedo del enemigo, casi podríamos hablar de un ser sobrehumano. Imaginemos a un soldado dotado de estas capacidades. ¿Acaso no lo volvería ello casi imbatible en el campo de batalla?

–Eso le vendrían muy bien a los que quieren controlar el mundo.

–Claro. Precisamente el proyecto Nephilim, sin entrar en mayores datos, es un proyecto científico orientado a la consecución del guerrero invencible. Proyecto que en la novela se inicia en la ya mencionada Área 51, pero que tiene más desarrollo en zonas de guerra como Ucrania, Bielorrusia y países bálticos.

–Pero entonces… ¿se trata de una novela de ciencia ficción?

–¡No!. ¡No es ficción, es anticipación! Y lo explico. No es ficción porque en la novela hablo de ciencias y tecnologías actualmente en uso o, como mucho, en periodo experimental y próximas a desarrollarse. No me invento nada que no sea ciencia actual o muy incipiente. Digo lo de anticipación porque todo lo que menciono no es sino el futuro científico y tecnológico inmediato de la humanidad, el futuro que prácticamente es presente.

–¿Una anticipación a estilo Julio Verne?

–Efectivamente. Cuando este autor escribió Veinte mil leguas de viaje submarino, aún no se había inventado nave alguna que pudiera navegar bajo el agua. O cuando escribió De la tierra a la luna, no se soñaba con viajes interplanetarios. Ambas tecnologías, submarinos y naves espaciales, se hicieron realidad años después de la muerte de Julio Verne. En el caso de la ciencia y tecnología descrita en mi novela, yo creo que incluso pasará menos tiempo hasta la realidad del hombre transhumano, porque al respecto hay ya numerosos programas de investigación que lo están desarrollando.

–¿Hasta dónde nos puede llevar el transhumanismo?

–Bueno, es un movimiento cultural y una doctrina científica, pero también filosófica, que pretende la superación del ser humano aplicándole técnicas biomédicas orientadas a aumentar las capacidades humanas, e incluso soñar con la inmortalidad. Y, además, se trata de técnicas científicas que podrían escapar al control humano y llevarnos al desastre como individuos o como especie.

–La ciencia es primordial para la vida, pero cuando se utiliza mal también es primordial para la muerte.

–Efectivamente. En la historia hay numerosos ejemplos del mal uso de la ciencia, entre los que podría nombrar la bomba atómica de Oppenheimer o las armas tóxicas y bacteriológicas usadas en diversas guerras. Por eso, hay que estar pendientes ante doctrinas como la del transhumanismo. La falta de control ético y racional es lo que lleva a crear el monstruo maligno, que es el protagonista principal de la novela.

–Presenta usted la novela el en Parque de las Ciencias de Granada. Un lugar parece que adecuado si tenemos en cuenta el argumento de su novela.

–Sí. Así es. El Parque de las Ciencias de Granada cuenta con un club de lectores que cuando se enteró de la edición de mi trabajo se puso en contacto conmigo. Les interesa el tema, como creo que le puede interesar a cualquier persona que quiera saber algo de lo que nos puede pasar en el futuro.

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